Capítulo 4

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La universidad era un laberinto de rostros desconocidos para Mo Guan Shan. Aunque había conseguido una beca deportiva, la experiencia no era tan brillante como había imaginado. Cada día, cruzaba las puertas del campus con la esperanza de que la situación mejorara, pero siempre terminaba decepcionándose.

La gente lo miraba de reojo, susurrando al pasar. Para muchos, la apariencia de Guan Shan hablaba más que sus palabras. Con su cabello pelirrojo desordenado, piercing en la oreja y su ceño fruncido habitual, proyectaba una imagen dura.

Aquellos comentarios, aunque infundados, lo seguían como sombras en el pasillo. Sabía que su actitud, en ocasiones sarcástica y defensiva, solo alimentaba la percepción de los demás.

Se sentaba solo en el comedor, rodeado de grupos que reían y se contaban anécdotas de sus días de escuela. Mientras todos parecían tener amigos, él se aferraba a su bandeja, fingiendo estar entretenido en su teléfono. Las risas ajenas le recordaban la falta de conexión, y su corazón se encogía un poco más cada vez.

Aquella tarde, después de una larga jornada de clases, decidió que no podía dejar que los rumores lo afectaran. Regresó a la casa de He Tian, cansado pero decidido a mantener la actitud desafiante que había cultivado.

Al entrar, sintió que la atmósfera era diferente. He Tian ya estaba allí, sentado en el sofá con el control remoto en mano, aparentemente inmerso en la televisión.

—Hola, niñero. —He Tian levantó la mirada, una sonrisa burlona en su rostro—. ¿Listo para un día emocionante?

—No tengo tiempo para tus tonterías. —Guan Shan se quitó la mochila y dejó caer los libros en la mesa. La incomodidad de estar en esa casa de nuevo le provocaba un leve escalofrío.

—Vaya, alguien se levantó del pie izquierdo —dijo He Tian, sin perder su tono sarcástico—. ¿Qué te pasa, pelirrojo? ¿Te mordió una hormiga o simplemente estás de mal humor?

Mo frunció el ceño. No era el momento para jugar. Necesitaba centrarse en la comida antes de que He Tian decidiera hacer algo estúpido.

—¿Vas a salir con tus amigos o algo así? —preguntó, tratando de desviar la conversación hacia algo que no involucrara su estado de ánimo.

—En realidad, estaba pensando en salir, pero ya sabes... —He Tian se encogió de hombros—. Pero creo que tengo que quedarme aquí contigo. Mi padre sería un tirano si supiera que no estoy en casa como prometí.

La respuesta de He Tian hizo que el mal humor de Mo se intensificara. ¿Por qué tenía que estar ahí, arruinando su tranquilidad?

—Mira, no puedes salir. Tu padre me dejó a cargo, y no me interesa que estés de fiesta mientras yo estoy aquí —dijo, cruzándose de brazos, firme en su decisión.

He Tian arqueó una ceja, sorprendido. —¿Desde cuándo te importa lo que yo haga?

—Desde que acepté este trabajo. No me pagaron para que tú te divirtieras. Tu padre se preocupa por ti y por eso me eligió —respondió Mo, intentando sonar autoritario, aunque en el fondo sabía que su enojo era más un reflejo de su propio descontento.

He Tian sonrió, como si disfrutara de la batalla de voluntades. —Vamos, niñero. Soy un alfa, y los alfas no necesitan que nadie los cuide.

—Quizás no, pero tus padres creen que sí. Así que quédate aquí y deja de intentar escaparte —Mo sintió que su voz se endurecía, y aunque sabía que era irracional, le molestaba que He Tian lo desafiara.

El chico se levantó del sofá, caminando hacia Mo con una expresión divertida en su rostro. —No puedo creer que me estés diciendo esto. Eres más divertido de lo que pensaba.

—Divertido no es lo que estoy buscando ser. Solo quiero cumplir con mi trabajo —replicó Mo, evitando el contacto visual. La cercanía de He Tian lo incomodaba.

He Tian lo miró con un aire de diversión, casi como si estuviera probando sus límites. —Entonces, ¿qué sugieres que hagamos?

—No lo sé, ¿quizás hacer los deberes? —respondió Mo, tratando de mantener su seriedad.

—¡Bah! Eso suena aburrido. —He Tian hizo un gesto de desdén—. ¿No tienes otra cosa mejor en mente?

Mo sintió un leve impulso de irritación. Sabía que He Tian solo estaba tratando de sacar de quicio, pero había algo en esa actitud desafiante que lo hacía querer resistir. —¿No puedes simplemente quedarte callado por un segundo?

La risa de He Tian resonó por toda la sala, y aunque Mo intentaba mantener su mal humor, no pudo evitar sentir que su ira se desvanecía un poco ante la diversión genuina del chico.

—De acuerdo, de acuerdo. Quedémonos aquí. Pero solo si prometes que después me dejarás salir.

—No tengo la autoridad para hacer eso. Solo haz lo que se supone que debes hacer, y estaré bien con ello —dijo Mo, sintiéndose un poco más ligero al finalizar la conversación. Tal vez no era tan malo tener a He Tian allí, aunque su sarcasmo lo volviera loco.

Mientras los dos continuaban su día, Mo no pudo evitar preguntarse si, tal vez, su relación con el chico podría ser más que solo un simple juego de palabras. Quizás había más en He Tian de lo que inicialmente había creído.



PREJUICIOS

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Por si le parezca raro, estoy intentando mostrar lo que son.

Mo un universitario que tiene responsabilidades y ya no es el típico adolescente con problemas hormonales.

Tían siendo un adolescente problematico que olvidó que lo era desde que llegó Mo.

Prejuicios [TianShan] ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora