Capítulo 1.

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La noche había caído pronto al ser invierno. La luna, casi oculta del todo, lograba iluminar una parte del cuarto de Lyris. Sus ojos azules observaban el paisaje con recelo. Observaba las estrellas en el cielo, brillando en la oscuridad y en el fondo deseaba ser así, pero la oscuridad la había apagado hacía ya mucho tiempo. Lo podían demostrar las marcas que portaba en sus muñecas.

Por más vueltas que diese, los pensamientos inundaban su mente dejándola sin dormir. Había demasiado que pensar. Recuerdos cada cual más horrendo la atormentaban diariamente, pero parecía que en la noche se unían y la atacaban todos a la vez. Y las lágrimas no tardaban en aparecer. Pero no las lágrimas a las que estamos acostumbrados, las cristalinas y húmedas lágrimas, no. La etapa del llanto ya había pasado. Ahora su rostro era inexpresivo, igual que sus ojos. Su actitud fría y cortante. Lo único que lloraba en las noches era su alma. Lágrimas invisibles que solo ella era capaz de ver.

Cuando ya no pudo contener el dolor de su ya rota alma, fue al baño para descargar el día lleno de respuestas falsas a preguntas cotidianas.

"–¿Estas bien? –le preguntaban constantemente.

Si –respondía ella siempre–. Estoy bien."

De la maquinilla de afeitar, descolocó una de las tres cuchillas y cogió un royo de papel y volvió a su pequeño refugio lleno de libros, musica y historias no contadas en el que las cuatro paredes que la rodeaban eran las únicas que la conocían verdaderamente. El reloj digital de la mesita de noche marcaba la 1:27 a.m.
Se sentó en el borde de la cama y observó la cuchilla en su mano, vacilando por un momento, pero luego los pedazos de su alma le recordaron que no podrían soportarlo solos y la cuchilla empezó a acaricial sus muñecas, lentamente, haciendo que con el dolor se le olvidaran todos sus problemas y dolores, exactamente como una potente y efectiva droga.

Al terminar, limpió todo con el papel y lo recolocó todo en su sitio para que sus ingenuos padres no se diesen cuenta de nada y, al haberse descargado ya de todo su tormento por un tiempo, sus ojos se cerraron con unas cicatrices más en la colección...

–Parte escrita por ZyinWhite

Los rayos de sol por fin aparecieron lentamente por el horizonte acariciando el rostro con ojeras de Lyris, quien se queda quieta un segundo y piensa si hoy va a volver a faltar a clase y a esconderse en el oscuro bosque cerca de su casa, ya tiene demasiadas faltas, tal vez debería ir pero no le apetecía enfrentarse a sus compañeros y compañeras. Tal vez deba apuntarse a un gimnasio para, por lo menos, aprender a dar unos golpes. No quiere que le vuelvan a romper una costilla "accidentalmente" aún que ya no es el dolor físico lo que le duele. Los golpes ya no le hacen tanto daño como antes, ahora lo que más le duele son las burlas continuas, que la excluyan de todo y que siempre sea la última para todos. Incluso han logrado que los nuevos no se le acerquen, pero aun así, ¿quien va a querer estar con una gorda suicida? Nadie, eso seguro...Lyris se pone unos leggins negros,una camiseta negra de manga larga,como siempre,con manchitas blancas y sus Vanss negras.Ni se molesta en maquillarse,solo se peina.Coge su mochila y su móvil y baja al primer piso
-Hola-dice Lyris cojiendo una manzana y lavandola
-Hola-dicen sus padres secos,como siempre.
Lyris seca la manzana y cuando esta apunto de cerrar la puerta su madre le habla.
-No te olvides de que hoy no podemos ir a buscarte despues del colegio.
Cuando acaba dee pronunciar esas palabras Lyris cierra con fuerza la puerta y de recuerda que la última vez que no la fueron a buscar le pegaron y le rompieron un dedo.Ante el recuerdo el cuerpo le da un escalofrío,aun asi decide ir igualmente al colegio.Camina lentamente,salio de casa temprano,asi que no hay prisas.A los 15 minutos llega a la entrada del colegio,o mejor dicho...El Infierno.

–Parte escrita por ManchadaDeSangre

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⏰ Última actualización: Jul 14, 2015 ⏰

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La libertad tiene forma de cuchillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora