ᴜɴᴀ ᴄᴜʀᴀ

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Jinx había escuchado toda su vida que era débil, inútil, una maldición. Durante años, lo creyó. Lo creyó sobre Powder, la niña que alguna vez fue. Pero Jinx, la mujer que era ahora, era todo lo contrario. Era fuerte, inteligente, valiente, poderosa y sí, un poco loca. Pero era mejor que Powder, siempre lo fue.

Silco la ayudó a entender que ya no era la misma niña tonta que había matado a su familia y amigos, la que su hermana había abandonado. Para él, ella era perfecta. Y eso era suficiente. Silco era el único que la elogiaba, la cuidaba, la consentía y la amaba. Era el único que se quedó.

Él era su padre, y ella no lo dejaría morir en esa silla. Aunque había disparado con esa intención, sus balas le habían dado en el estómago, el brazo y la pierna. Si él moría, ella volvería a estar completamente sola, y sería su culpa. Sin pensarlo dos veces, corrió a su lado, suplicando perdón.

-Lo siento, lo siento, perdóname. ¿Estarás bien, verdad? Te ayudaré, padre-susurró, buscando consuelo en sus ojos. Él apenas podía mantenerlos abiertos, y las lágrimas le corrían por la cara.

-No llores... Eres perfecta- dijo con voz ronca, luchando por mantenerse despierto.

-¡Powder! ¡Él no es tu padre, te está usando! ¡Él no es tu familia, yo sí. Yo soy tu hermana!-gritó Vi, con lágrimas corriendo por su rostro.

-La familia no te abandona. La familia no te hace daño. La familia no cree que estás maldita y que traes mala suerte- escupió Jinx, con la ira subiendo.

Tomó una máscara de humo y se la puso a Silco, luego se puso la suya. Lanzó una bomba de gas y Vi y el vigilante se quedaron dormidos.

-Nos vamos... Papá."

Le dejó una nota a Vi: "No me busques más. Vive tu vida. Yo viviré la mía con Silco."

Ayudó a Silco a caminar, con su brazo alrededor de su cuello, su mano en su cintura. Escapó de ese lugar maldito y buscó ayuda. Sevika los encontró y ayudó a llevar a Silco a un médico.

-¡Doctor! ¡Doctor! -gritó Sevika, colocando a Silco en la cama de metal.

-Sevika, no grites. Es un...-pero ella ya estaba encima de él, con las manos en su pecho.

-Tienes que curarlo. Su vida estará en peligro -dijo Jinx, con una amenaza en su voz.

-Sevika, controla a la niña...

-No, ella tiene razón. Y si no salvas al jefe, te unirás a él - amenazó Sevika.

Pasaron horas, y el doctor estabilizó a Silco, pero no fue suficiente. Aunque ambas mujeres insistieron, él se negó a usar el suero. No ayudaría; su cuerpo estaba demasiado débil. Solo le quedaban unos pocos días.

-Encontraré la manera de detener eso. No dejaré que muera- dijo Jinx, con voz decidida.

-Lo único que podría salvarlo es un suero tan poderoso como el Shimmer, pero completamente diferente. Tendría que ser algo que no destruya...

‐No sé cómo podrías hacer algo así, niña-dijo el doctor.

El silencio llenó la habitación. Jinx tomó la mano de su padre con fuerza, dejando que las lágrimas cayeran libremente. Sevika le puso una mano en el hombro, ofreciéndole apoyo.

-Disculpe, pero puedo ayudarla con eso -un hombre con un bastón entró a la habitación.

-Victor, te dije que no salieras- lo reprendió el doctor.

-¿Cómo? ¿Por qué? ¿Y qué necesitas? -preguntó Sevika rápidamente.

-Porque yo también lo necesito. Me estoy muriendo. Solo necesitamos el Hextech que robaste y algunas otras cosas que el doctor tiene en su laboratorio -dijo el hombre, con voz seria.

-¿Jinx? -pregunto Sevika y la peli azul solo asentío-Está bien, pero si intentas algo, la loca te matará

-¿Jinx? -pregunto Sevika y la peli azul solo asentío-Está bien, pero si intentas algo, la loca te matará

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ʟᴀ ꜱᴏᴍʙʀᴀ ᴅᴇ ᴢᴀᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora