Prólogo.

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A Franco le gusta mirar. Y a veces es demasiado bueno en eso, se mete de lleno en su papel y logra con una gracia no tan desapercibida poner nerviosos a todos los que conoce. Pero hay solo una sola cosa, una que puede parecer pequeña a simple vista, pero que ahora se ha vuelto grande para el en parte desde que entró al gran circo.

Le encantaría tener toda la atención de Lewis Hamilton sobre el.

Le gusta reconocerse a si mismo como una estrella en ascenso sin duda, no le importan en absoluto todas las críticas de sus compañeros de su anterior categoría y de hecho ve muchos comentarios negativos cada día en redes sociales, pero algo dentro suyo le dice que está bien creerse su propio cuento. Creerlo hasta hacerlo realidad, hacer esa realidad y entonces superarse.

Por eso no niega la mano de Lewis poniéndose sobre sus hombros para saludarle, asi como tampoco puede disminuir esos nervios y las ganas de vomitar cada vez que está cerca suyo. Un pequeño recordatorio de que ahora está cerca del hombre que más ha admirado desde que era un adolescente puberto.

ㅡ Yyy... Fran estás un poquito serio hoy.

ㅡ Y quién no boludo, hoy corro en Baku. ㅡ Esa sonrisita, pensó Bizarrap, casi se olvida que todo el equipo Williams lo tiene como chivo expiatorio y ahora debe cumplir con expectativas imposibles. ㅡ

ㅡ No me la bajes. ㅡ Respondió con burla el productor. ㅡ Dale, no te pongas asi.

ㅡ Es que no sé, mira si algo me sale para el reverendo orto.

ㅡ Y vos qué sabes. ㅡ Respondió enseguida el contrario. ㅡ Camina un par de vueltas por el Paddock, yo me tengo que ir a hacer unas llamadas.

ㅡ Estás re ocupado vos. ㅡ Exclamó entre risas Franco.

ㅡ Soy ejecutivo pero vos qué sabrás si manejas autitos.

Ambos pasaron unos cuantos segundos mirándose totalmente en silencio antes de explotar en carcajadas. A Franco no le faltaba ese contacto con la gente de su país, y en parte lo agradecía muchísimo ya que a veces era difícil convivir con una cultura totalmente diferente. Por más que desde pequeño hubiera emigrado a otros país para cumplir sus sueños, nunca dejó de anhelar volver con su gente y compartir con ellos.

Bizarrap le tocó el hombro antes de retirarse de la sala de descansos, un corto apretón de cariño le siguió y le repitió que saliera un rato a dar un paseo. Franco lo observó, asintiendo con lentitud y considerando seriamente la oferta de su amigo.

(...)

A pesar de que entró hace unas semanas, el contacto con otros compañeros rookies no era el que esperaba desde un principio. Llegó a pensar que el problema era el, que quizás debía de acentuar su inglés un poco mejor o quizás debería mostrar un poco menos de confianza para ganarse la suya. Pero el primer encontronazo sucedió en esa caminata, cuando extrañamente Ollie Bearman se cruzó en su camino como si nada.

A pesar de tener una sombrilla en mano tapando parte de su campo de visión, el jóven se le puso adelante. En un inicio Franco se detuvo, pero casi se cae al suelo cuando la presencia del británico invadió su espacio personal arrebatándole la sombrilla de sus manos.

ㅡ ¿Eh?. ㅡ Exclamó con confusión el argentino.

ㅡ Hola, Franco. ㅡ Casi pareció quedarse estoico, pero rápidamente se recompuso.

ㅡ Me asustaste. ㅡ Mencionó con una risita confundida. ㅡ ¿Cómo estás?, por cierto esa sombrilla no es mía.

ㅡ Lo sé, no te preocupes. ㅡ Al Argentino le hacía ruido la manera tan tranquila de referirse su acción. Pero no iba a pelear con él.

ㅡ Caminemos.

ㅡ Ollie...

ㅡ Oliver.

ㅡ Ah, bueno. ㅡ Sin querer artículo en su idioma natal. ㅡ Oh, Está bien, quiero decir lo siento, se que no somos tan cercanos. ㅡ Rectificó en inglés.

ㅡ Y así quedará. ㅡ Le pareció observar una pequeña sonrisa del otro al decir aquello. ㅡ Tienes mucha confianza para acercarte a la gente. ㅡ Franco frunció el seño, demostrando inconformidad.

ㅡ Se que no es muy normal, pero es como soy. ㅡ Se sincero. ㅡ Si no te caigo bien podemos olvidar esto y hacer como que nunca nos hemos conocido.

Los pasos del británico pararon abruptamente unos segundos después de mencionar aquello, dándole nuevamente otra razón a Franco para alejarse de allí lo más rápido posible. Le costaba procesar lo que estaba sucediendo.

ㅡ Quiero que me digas si estás interesado en algún piloto y si esa es la razón por la que actúas asi. ㅡ Se sobresalto ante tales palabras. El Argentino lo miró con toda extrañeza del mundo, sin saber cómo reaccionar o que decir.

ㅡ ¿Románticamente?... quiero decir, no... ㅡ Aclaró su garganta por los nervios. ㅡ Dime. ¿Estás buscando venganza o algo?. ㅡ Franco levantó ambas cejas al unisoso, indicando que su expresión era burlesca pero sin dejar atrás ese desconcierto con lo interior dicho por Oliver. ㅡ Como si no te hubieras tirado a mi novia, hijo de puta. ㅡ Remarcó aquello último en español.

Oliver procedió a mirarlo de igual forma sin brindar respuesta, solo una expresión fría sin mucho más. A Franco casi se le detenían las pulsaciones por el coraje y el miedo que sentía a su vez, había jurado no pelear con aquel jóven hace unos cuantos minutos pero le parecía correcto recriminar esa acción por ponerle los nervios de punta.

El británico nunca se había pronunciado al respecto al tema de cualquier, paseando a la chica en frente suyo como si de un trofeo se tratase.

ㅡ Eres insoportable. ㅡ Soltó con una ligereza que casi hace desplomar a Franco. ㅡ No te odio, pero no me gusta verte por aqui.

ㅡ ¿Eso significa que es necesario hacerme la vida imposible?.

ㅡ No especialmente a ti, sino a las cosas que te rodeen.

(...)

Candy | (Lewis Hamilton & Franco Colapinto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora