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La vasta extensión del espacio se extendía ante la nave de Blue Diamond mientras se acercaba a las coordenadas para su encuentro con el Gran Maestro. Las estrellas titilaban en la distancia, su luz era un marcado contraste con la negrura que los rodeaba. Blue Diamond estaba al timón, su túnica azul ondeando en cascada alrededor de su alta y majestuosa figura. Su gema brillaba en su pecho, latiendo suavemente con una luz interior.


A medida que se acercaban a su destino, una estructura comenzó a materializarse ante ellos. No se parecía a nada que Blue Diamond hubiera visto antes: una enorme ciudadela flotante que parecía desafiar las leyes de la física. Su arquitectura era una mezcla de estilos antiguos y futuristas, con relucientes agujas que se extendían hacia las estrellas y patrones intrincados grabados en su superficie.


La Perla de Blue Diamond, parada cerca, anunció con su voz suave y melodiosa: "Mi Diamante, nos estamos acercando al dominio del Gran Maestro"


Blue asintió, con los ojos fijos en la extraordinaria vista que tenía ante ella. —Gracias, Perla. Prepárate para atracar.


A medida que su nave se acercaba, un rayo tractor los envolvió, guiándolos suavemente hacia una bahía de atraque adornada. Diamante Azul sintió una mezcla de anticipación y curiosidad. Esta reunión con el Gran Maestro era crucial, no solo por razones diplomáticas, sino porque realmente deseaba comprender más sobre el universo y sus innumerables habitantes.


La nave aterrizó con apenas un susurro y las puertas de la bahía se abrieron para revelar un grupo de bienvenida. A la cabeza se encontraba una figura que solo podía ser el propio Gran Maestro. Era alto y delgado, con piel azul y cabello blanco peinado de manera excéntrica. Su atuendo era extravagante, con una túnica dorada adornada con patrones intrincados y un cuello alto que enmarcaba su rostro.


Diamante Azul salió de su nave, su presencia inmediatamente llamó la atención. Los ojos del Gran Maestro se abrieron ligeramente, claramente impresionado por su estatura y el aura de poder que la rodeaba.


—Bienvenido, Diamante Azul de la Autoridad Diamante. —dijo el Gran Maestro, su voz tenía un dejo de diversión y sabiduría infinita—. Debo decir que su reputación lo precede, pero no le hace justicia a la realidad.


Blue Diamond inclinó la cabeza con gracia. —Gran Maestro, me siento honrada por su invitación. Gracias por aceptar esta reunión.


Los labios del Gran Maestro se curvaron en una sonrisa. —Oh, el honor es todo mío. No todos los días tengo la oportunidad de entretener a un ser de su... calibre. —Hizo un gesto expansivo—. Por favor, sígame. Tenemos mucho que discutir y encuentro que la conversación fluye más libremente en un entorno cómodo.


Mientras caminaban por los pasillos sinuosos de la ciudadela, Blue Diamond no pudo evitar maravillarse ante la ecléctica colección de artefactos y seres que pasaban. Criaturas de todas las formas y tamaños se movían afanosamente, algunas observando a los recién llegados con curiosidad, otras desviando la mirada con reverencia o miedo.


El Gran Maestro los condujo a una gran cámara, con un techo tan alto que parecía desaparecer entre las sombras de arriba. Las paredes estaban cubiertas de lo que parecían ser pantallas de visualización, cada una mostrando un rincón diferente del universo. En el centro de la habitación había una gran mesa circular rodeada de sillas ornamentadas.

Marvel: La Autoridad del DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora