Katz's

1. Niño lindo

By Tom

—¿Berlín? ¿Te irás a Berlín? Entonces, ¿cuándo podré verte? De por sí ya es poco tiempo el que tenemos para compartir juntos. He tenido que meterme a este trabajo de medio tiempo y el hecho de estudiar para los exámenes finales. También nos hemos tenido que ajustar por tus tiempos libres, porque ya no vas todos los días al instituto y por las tardes pocas veces puedes salir...—Tom empezó a divagar cuando entró pánico una vez que Heidi le comentó que se mudaría.

—Así es, Berlín. Es una ciudad más grande en dónde hay más oportunidades laborales...—Heidi veía con ternura y algo de compasión al muchacho a un lado en el asiento de copiloto con el gesto al borde del llanto—. Quiero que sepas, que has sido alguien muy especial y lo que tuvimos fue bueno, me sentí muy cómoda y segura estando contigo, pero es tiempo que ésto termine y dejarlo como un bello recuerdo para los dos.

Tom comenzó a hacer un análisis de lo que estaba viviendo, no era estúpido, estaba consciente que la preciosa y despampanante profesora no lo tomaría en serio. De inicio por la diferencia en la edad, ella le llevaba 16 años, tenía diversos compromisos, gustos, metas... Tenía una vida totalmente diferente a la suya. Ya tenía una "vida" hecha, ¿qué esperaba?, ¿Qué dejara todo de lado por él?, ¿Qué ella se enamorara como él de ella?, ¿Qué pudieran sacar a relucir una "relación" con los demás?. No, Tom sabía que eso no pasaría, aunque en el fondo, tenía una pequeña esperanza de que el tiempo que pasaron juntos hubiera significado algo y que quizás, tal vez, pudieran tener una oportunidad.

Por fin tuvo el valor de voltear y mirar una expresión compasiva y comprobar las palabras que acababa de escuchar, luego miró el resplandeciente anillo de bodas en el dedo de la mujer y fue cuando supo que esa oportunidad por supuesto jamás existió, él solo fué una experiencia para su profesora y un primer corazón roto para él. —¿Quieres que te lleve a la calle que está cerca de tu casa?

—No... Gracias.

—Entonces, cuídate, Tom, sigue siendo un niño lindo y portate bien, ¿quieres?

—Adiós Srita. Klum.

Esa noche Tom experimentó la ruptura de su primer amor, arrastró los pies desde la salida del hotel, al que ya no volvería jamás, hacia su casa. Quería llorar, el pecho le dolía como si respirar fuera pesado, la mente le volaba entre recuerdos y una guerra de sentimientos. Maldijo hacia sus adentros reconsiderando la oferta de llevarlo cerca a su hogar ya que el frío parecía hacerle burla con el viento picando sus brazos como agujas.

"Niño lindo", se repetía, sí, era un niño comparado con ella, un muchacho sin experiencia en un noviazgo. Demasiado ingenuo que imaginó que se quedaría con la princesa del castillo. Un niño, un mocoso que estaba terminando la preparatoria y que no tenía ingresos suficientes para invitar a su "novia" a un buen restaurante, regalarle chocolates finos y dulces, ni siquiera para pagar la habitación del hotel en el que se encontraban por lo menos dos veces a la semana y donde ella le enseñaba cómo tocar un cuerpo, brindar y recibir placer al mismo tiempo.

Cómo olvidar su primera vez y lo nervioso que estaba, la vergüenza y miedo que sintió cuando vio el cuerpo de la maestra desnudo, acostada en la cama y lo precoz que se mostró cuando se vino con solo unos besos y toques a su cuerpo de "niño lindo".

Llegó a casa, lo primero que percibió, fue el olor de la cena que su madre preparaba, su padre leyendo el libro de su hermana menor para ayudarla a terminar la tarea y un: "¿cómo te fue, enano?", de su hermana mayor, que estaba poniendo la mesa.

—Iré a acostarme y a dormir, no cenaré, puedes avisarle a mamá, por favor. Gracias, Shelly. —Su hermana lo vio subir las escaleras arrastrando la sudadera enorme que solía usar casi siempre, su madre salió de la cocina, mirando a Shelly interrogativamente ella solo dijo: "No cenará" y siguió colocando los cubiertos.