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Después de un largo trayecto, pequeños obstáculos del bosque y bastantes charlas graciosas de cuentos de días pasados, los padres de Spreen, este mismo y Carre llegaron a un bonito pueblo, dónde habitaban los sobrevivientes al suceso apocalíptico ...

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Después de un largo trayecto, pequeños obstáculos del bosque y bastantes charlas graciosas de cuentos de días pasados, los padres de Spreen, este mismo y Carre llegaron a un bonito pueblo, dónde habitaban los sobrevivientes al suceso apocalíptico que estaba pasando, Rubius y Vegetta los guiaron a dónde era la sala de reuniones para que Juan los viera, y los dos chicos que tanto fueron buscados miraban alrededor, explorando el lugar con la mirada, Carre veia las casas tan lindas que fueron hechas para cada persona que vivía en aquel lugar, mientras que Spreen miraba con él ceño fruncido a algunos habitantes que susurraban entre sí mientras los miraban, ante esto pasó un brazo por los hombros de Carre, haciendo intimidar a esas personas, que eran los que trataban mal a Carre antes en Tortillaland, y al parecer querian seguir con lo mismo.

Pasaron a la sala donde Juan hablaba con Drako, Rubius pasó junto a Vegetta y Juan se levantó buscando una respuesta positiva, no quería admitir que casi le da un paro cardíaco cuando se enteró que los dos chicos no estaban en el pueblo.

— ¿Tienen noticias...? — Preguntó el hechicero acercándose un poco con Drako a su lado, mirando con intriga al híbrido de oso pelicafe.

— Mira tu mismo. — Respondió Vegetta apuntando al pelinegro y al castaño que entraban a la sala, ante esto una gran sonrisa se presentó en los labios de Juan.

— ¡Carre, Spreen! ¡Estábamos muy preocupados por ustedes! — Fue directo a abrazar al felino castaño quien correspondió el abrazo feliz de aquel reencuentro.

— ¡Juan! También estamos muy felices de verte a ti y a más personas por aquí.

— No se imaginarán lo mucho que me preocupé por ustedes, ¡Spree-

Estaba a punto de acercarse al híbrido de oso pelinegro más alto, quien al verlo acercarse con intenciones de abrazarlo gruñó en advertencia, haciendo a Juan quedarse helado.

Ni se te ocurra. — Dijo Spreen con esa mirada que hacía que Juan se asustara.

En eso Carre puso una mano en el pecho de Spreen para evitar una trajedia entre los dos, sabía que obviamente no había ni un lazo amistoso entre ellos y que si Juan se acercaba el pelinegro sin piedad sería capaz de hacerle algo.

— Spreen también te extrañó, solo que le da algo de pena de ser amistoso contigo, ¿Verdad que si osito? — Carre le dirigió una sonrisa adorable al contrario, Spreen ante esto sintió su corazón acelerarse por aquel gesto que tanta amaba, suspiró y volvió a hacer esa expresión seria de siempre.

— Seh, Carre tiene mucha razón, extrañé muchísimo acuchillar con una navaja a este mago. — Sonrió burlón y Juan rodó los ojos, Carre puso una mano en su cara, Rubius rió y Vegetta estaba sorprendido, solo un poco.

Bueno, cambiando el tema de querer asesinarme, hay una casa para que los dos duerman, pero digamos que... Se nos acabó el material para otras casas y cuando lo conseguimos la suya ya tenía el nombre de ambos, por lo tanto tienen que compartir la casa, vivir juntos, y dormir juntos.

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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