Epílogo

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"Está vivo. Pero no sabemos cuando despertará. Puede ser en días, semanas..."

Eso les dijo el doctor. En su momento festejaron mucho, algunos lloraron de felicidad, otros se hicieron los fuertes (Mikey) pero en verdad estaban muy agradecidos. Pasaron 5 días, todos sus amigos lo visitaron, hablaban con él aunque no estuvieran seguros de que pudiera escucharlos; traen regalos, que poco a poco se acumulan en el pequeño sillón al lado de la camilla.

Pasó una semana. Luego otra. Otra. Un mes. Dos meses.

Hacía dos meses que Hanagaki Takemichi estaba en estado de coma. Cierto rubio era quién más lo visitaba, quedándose incluso a dormir por días a un lado de la camilla hasta que su amigo con una trenza lo buscaba para asegurarse de que se alimentara correctamente. 

"Yo estoy bien" Decía el comandante de ToMan.

Pero no estaba bien. Estaba lejos de estar bien. Siempre y cuando estuvieran solos, Manjiro pedía a Takemichi entre lágrimas que despertara, que volviera con sus amigos, que volviera para comer juntos, para pasear en sus motos, para verlo sonreír otra vez. No le interesaba comer, dormir, salir, ni nada. Cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo que pasaba y el de ojos azules no despertaba, sentía que algo en él se drenaba. Es difícil expresarlo, pero sentía que una pequeña parte de esa felicidad y calidez que le entregó este chico desaparecía. Por que sí, cuando Takemichi entró en la vida de Manjiro sentía que estaba lleno, cuando sonreía, cuando no se rendía, cuando lo miraba con esos ojos llenos de determinación. La parte de sí mismo que no le permitía distinguir entre el bien y el mal que perdió con la muerte de su hermano mayor, pareció regresar con Takemichi. No es porque le recordara a Shinichiro. No quiere a Takemichi como un hermano. Es mucho más. De eso se dio cuenta una vez que reflexionó de sus emociones y finalmente admitió su sentir. 

Pero ese chico que tanta felicidad trajo a su vida, ahora está en una camilla, herido. Decir que sentía culpa es poco, si se hubiese dado cuenta de que lo golpearon en la cabeza, de no haber dejado que lo atraparan, de ver el peso que cargaba, pero sobre todo, de no ser un monstruo...las cosas hubieran sido distintas, Takemichi no habría tenido que sufrir tanto por él.

Se sienta en la orilla de la camilla, encima de las suaves sábanas color blanco; del lado de la ventana y dando la espalda a la puerta en la habitación. Su vista se dirige hacia las hojas verdes asomadas por la abertura en la pálida y aburrida pared, mientras éstas parecen danzar delicadamente por la casi imperceptible brisa. Los rayos de sol atraviesan el cristal mientras hacen brillar las húmedas mejillas sonrojadas del rubio y, a su vez, logran que se sienta más cálido. Decide levantarse para ir a lavarse la cara, Draken le escribió diciendo que estaba en camino. Sin muchas ganas de irse, abre la puerta y luego de un débil "Ya regreso" sale para dirigirse al baño del hospital. Las enfermeras de esa sección solo lo ven con lástima, hace más de dos meses que el chico visitaba y se quedaba con su amigo. Luego de cada chequeo y cada vez que entraba al hospital preguntaba por alguna noticia, pero siempre respondían que no saben cuando despertará. Al llegar al baño, enrolla un poco las mangas de su abrigo y lava su cara. No se mira al espejo, simplemente sale y vuelve a la habitación.

D: -Hola, Mikey- Saluda el más alto

M: -Hola Ken-chin

D: -Vamos, Hina almorzará con nosotros.

M: -Hina? 

D: -Si, hay que ir

M: -En un momento voy

D: -Esta bien, te espero afuera- Antes de salir Draken mira a Takemichi, deseando que abra los ojos, pero eso no pasa, así que sólo sale del lugar. No paso mucho para que Mikey fuera a encontrar a los dos. Saludo a Hinata y ella le sonrió con algo de tristeza, seguro que ella es una de las que más sufre por todo esto. Los tres van a almorzar, Draken y Hina sacaban temas de conversación y el rubio aunque no quisiera admitir lo destrozado que se sentía, su vibra no era la misma y a pesar de asegurarles que está bien su cara no dice lo mismo, tiene la piel pálida, el cabello despeinado, su mirada perdida y las ojeras peor que otaku promedio que se queda hasta tarde viendo anime. Ni siquiera notó que en su comida no estaba la "banderita", justo ahora no le importaba. Luego de terminar de comer y salir fuera del restaurante, Hina le pide a Draken adelantarse y dejarlo hablar con Mikey.

"Copia Perfecta" (Takemichi Hanagaki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora