Un final feliz

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Naruto había leído incontables veces historias de amor; en las novelas, cuentos, historias, y hasta en teatros y pinturas.

Las novelas picantes de Jiraiya, un viejo maestro adicto a las mujeres, fueron una puerta a un mundo lleno de posibilidades para descubrir el imaginario humano.

Eran mucho más entretenidas que un libro con instrucciones y cosas sobre matemáticas o ciencias.

Ahora puede admitir que es un fanático de las historias de romance (muy aparte de las historias sobre aventuras) y que no se avergüenza de mencionarlo.

Las historias con final feliz hacían feliz a Naruto, saber que al final de adversidades y baches había algo muy bueno después.

Quizás es por esa razón que había tomado la decisión de tener algo así para sí.

Es similar a desear una bonita historia de cuento de hadas.

Algo parecido a cuando dos seres de mundos diferentes se enamoran y obtienen al terminar su felices por siempre. 

Aunque dudaba que en su mundo, el real, durará tanto. Sin embargo, tenía la vaga esperanza de que continuará de ese modo.


Mirándose al espejo continuamente, deseaba que el mundo fuera menos cruel.

La brocha hizo una suave caricia contra la piel de sus mejillas y lo tiñe de rosa pastel.

Con cada delicado tono que cobra vida sus pestañas rubias aletean y sus ojos azules brillan.

Naruto se siente hermoso, cual obra de arte hecho en el periodo rocóco.

Sus brochas baratas se convierten en suaves y finos pinceles de diferentes tamaños con los que pintar de distintos colores y tonos cada parte de él.

Su única arma en este lugar son los polvos, tintas y bálsamos. También los volantes, las camisas, los vestidos, los pantalones y las telas de varios materiales; todos enorme y largos para ocultarse.

Naruto continúa empolvando su rostro con suaves colores, esperando tapar su inseguridad e imperfecciones.

Sigue siendo un miedo racional, a pesar de que los demás se burlen.

Aun así, nadie, absolutamente nadie, sabe de este gran secreto.

Especialmente él.

—Ya está... —susurra.

Por un breve momento se ocupa de mirar desde todos los ángulos su rostro reflejado en el espejo.

Para su alivio no hay nada extraño a la vista. Todo está perfecto.

Es normal; un chico normal.

Aun así... tiene miedo.

Es un horrible horror que hace que en momentos así, antes de salir al exterior, un sentimiento amargo deje un sabor nauseabundo en su paladar.

—Tal vez no debería ir... —se dice a si mismo—. Creo que... él me odiara, —Naruto no puede permitir que sepa la verdad, porque eso lo lastimaría—, pero si no se lo digo...

Naruto se siente nervioso de nuevo: él lo hace felíz y por supuesto que lo ama, pero si ve su verdadero yo él lo abandonará.

Tal y como todos los demás lo han hecho.

En el fondo, quizás sea cierto, las cosas que dicen los demas; quizás si que desea la aprobación de esa persona.

Toc. Toc. Toc.

El sonido lo sobresalta y hace que suelte la brocha y esta caiga en su mesita de noche.

—¿Naruto, estas listo? Sasuke ya esta aquí.

Feels and DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora