siempre han dicho que no hay que juzgar un libro por su portada,
lo cierto es que mi alma no tiene algo como eso.
si fuese un libro seguramente estaría en esos que se llenan de polvo en un rincón esperando a que los etiqueten en una categoría.
desde que tengo uso de razón estoy en esa lucha interna por saber quien soy...
nunca me he sentido que encaje en algún lugar, y aunque hoy tengo un poco más de ventaja en ello (porque ahora me conozco un poco más), aún tengo esos conflictos donde ni mi nombre, ni mi edad, ni el lugar donde nací o lo que sea, me hace sentir completamente perteneciente.
en mi anhelo por encontrar eso, aprendí desde mi niñez ser como un camaleón, sé lo que tengo que hacer, que decir y cómo lucir para poder entrar en cualquier grupo de personas. claro, en su momento perseguía con desesperación y sin ningún tipo de mapa ese lugar que se sentiría como un hogar.
poco a poco fui construyendo una máscara que retenía mi verdadera esencia, pues si quería encontrar un espacio para mí, no podía ser «yo». nunca tuve pensamientos propios a los de mi edad, siempre estaba más adelante, con preocupaciones no comunes en un infante.
descubrí que no era natural lo que pasaba por mi cabeza al escuchar las conversaciones de otros niños. nunca fuí capaz de compartirlos, aun si no era nada malo, aunque tampoco pude externarlos con nadie, ni con los adultos.
siendo sincera, no tengo muchos recuerdos de mi infancia, salvo momentos muy específicos donde hice varios descubrimientos acerca de la vida y otros, donde me sucedió algo que dejó cicatriz.
solo estoy segura que durante casi todos los años de mi vida, aprendí bastante acompañarme de la soledad. tengo fresca en mi memoria en el periodo donde disfrutaba de esta, pero también, cuando esta misma comenzó a estrangularme.
encontré un lugar donde podía sentirme segura, aunque curiosamente, (no era totalmente yo pero mi esencia estaba allí) mediante personalidades ficticias podía coincidir con otras personas que comprendían mucho como me sentía, lo que pensaba... y el apoyo que hallabas era único, aunque al final, eso no era la vida real, por más que lo deseara.
muchas veces iba y venía, porque fui adicta a la calidez que me brindaba cada alma que encontré en esos medios, y no negaré que todavía me persiguen sus recuerdos, pero necesito aprender a soltar incluso lo que una vez fue mi refugio, porque desde el principio uno sabe que esas cosas son temporales.
⋆·˚ ༘ *
a veces me pregunto porque me cuesta tanto vivir la realidad...
he decir que otro lugar donde encuentro una peculiar paz es en mis sueños. lo que me gusta de dormir es soñar y ser consciente cuando lo hago. y no, no estoy diciendo que me pongo a controlar lo que sucede allí. solo hay menos ruido en ellos, aunque en su mayoría siempre estoy huyendo.
es gracioso, parece que lo único que sé es huir...
he aprendido tanto sobre mí desde que fui consciente de mi salud emocional y comencé a tratarme con un psicólogo, de eso hace dos años; este año cumplí uno desde que visité al psiquiatra y me diagnosticaron depresión y ansiedad.
ya no le temo a mi sombra, y aunque me encanta recordar cuando me ocultaba tras una máscara, me siento libre de ser yo. dejé de despreciarme y los pensamientos negativos que se estaban llevando mis ganas de todo han cesado.
he tenido recaídas, claro, y aun me siento nerviosa sobre mi próxima visita con el doctor, deseo que ya no sea necesario estar tomando medicamentos.
⋆·˚ ༘ *
apesar de que últimamente me he sentido bien, incluso mejor que los primeros meses de tratamiento, todavía me doy cuenta que siento que me cuesta encontrar mi lugar.
he llegado a la conclusión de que siempre tendré que luchar con esta inquietud de ser diferente y de vez en cuando resguardarme para recargar baterías. creo que ese es el precio de ser una persona que habita mucho en su cabeza y en sus emociones.
no me quejo, aunque suene como tal, digo, estoy aprendiendo a disfrutar de mi vida y de aceptar que habrá personas que no te entenderán por completo y te juzgarán erróneamente, pero no me voy a morir por ello.
aun cuando el círculo es escaso, tengo muy buenas personas a mi alrededor que también están luchando con lo mismo o circunstancias parecidas; y el apoyo nunca ha faltado, solo es cuestión de que uno se abra y tome una mano cuando se canse.
vaya divagación...