Capítulo 1

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En las afueras de la vasta y bulliciosa ciudad de Seúl, había una pequeña cafetería que, aunque discreta, lograba atraer a un buen número de clientes fieles. Esta cafetería, propiedad de Park Jimin, no destacaba precisamente por la calidad de sus bebidas, sino más bien por algo más peculiar: el chico que atendía detrás de la barra, que preparaba los cafés con dedicación, pero cuyos resultados eran, sin duda, los peores de la ciudad.

Jimin, el carismático y siempre sonriente barista, tenía el don de atraer a las personas con su amabilidad y su contagiosa energía. Sin embargo, aunque ponía su mayor esfuerzo, los cafés que servía nunca parecían alcanzar el nivel esperado. Aun así, había algo en su calidez y encanto que mantenía a sus clientes volviendo, especialmente a uno en particular.

Jungkook, un universitario de cabello oscuro, había hecho de ese pequeño café su refugio diario. Después de clases, siempre terminaba allí, con su mochila al hombro y una expresión de aparente concentración en sus estudios. Pero la verdad era otra. Su verdadera motivación para regresar una y otra vez no era la tarea ni los libros, sino la sonrisa de Jimin, sus grandes ojos verdes y su presencia magnética.

Cada tarde, Jungkook pedía lo mismo: un café negro y una porción de pastel de fresa. Y cada tarde, Jimin se acercaba a su mesa, con su característica libreta rosa en mano, y preguntaba: "¿Qué tal lo hice hoy?" mientras lo miraba con anticipación, esperando que, esta vez, su café hubiera mejorado. Jungkook, siempre amable, bebía el café con esfuerzo, a pesar de que su sabor lo obligaba a apresurarse al baño poco después. Sin embargo, lo soportaba solo para poder responder: "Es el mejor café que he probado en mi vida". La sonrisa que obtenía de Jimin a cambio valía cualquier malestar.

Aquella pequeña cafetería, con sus paredes de colores vivos y mesas cubiertas con manteles de cuadros rojos, se había convertido en el lugar favorito de Jungkook. No por el café, desde luego, sino por el chico detrás de la barra.

"Hola, ¡bienvenido de nuevo!" saludó Jimin con su sonrisa de siempre cuando vio a Jungkook entrar, cargando su habitual mochila negra.

"¿Lo de siempre?" preguntó Jimin mientras preparaba su libreta.

"Sí," respondió Jungkook, casi en un susurro.

Con una rapidez ensayada, Jimin se dirigió a la barra y tomó un sobre amarillo con letras rojas que decía simplemente "Café". Sonrió con satisfacción mientras llenaba un jarrón de aluminio con agua a la mitad y lo calentaba en la estufa. Cuando el agua comenzó a hervir, vertió el contenido del sobre en el jarrón, viendo cómo el polvo marrón se mezclaba lentamente. El aroma amargo del café llenó el pequeño local, indicando que estaba listo.

Con manos cuidadosas, Jimin sirvió el café en una taza rosa pálido con rayas blancas, llenándola casi hasta el borde. Satisfecho con su obra, la llevó a la mesa 5, donde Jungkook esperaba, como siempre.

"Aquí tienes," dijo Jimin, colocando la taza con cuidado.

"Gracias," respondió Jungkook antes de tomar un sorbo, ignorando los pequeños granos de café que raspaban su garganta. "Delicioso. El mejor café de todo Seúl," añadió, sonriendo a Jimin.

La sonrisa que iluminó el rostro de Jimin en ese momento fue más brillante que nunca, lo que hizo que el corazón de Jungkook se acelerara de manera insoportable. Era un sentimiento que lo confundía y lo atormentaba.

Estaba mal, muy mal. ¿Cómo podía ser posible que él, un hombre, se sintiera así por otro hombre? Era una idea que le resultaba inconcebible. Se suponía que eso no debía pasar, ¿verdad?

"Tengo que irme," dijo de repente, su voz, que antes era amable, se tornó fría y distante. Cerró su computadora con brusquedad y la guardó en su mochila, dejando a un confundido Jimin mirando cómo se preparaba para salir apresuradamente.

"¡Ha-hasta luego!" alcanzó a decir Jimin, agitando su mano en el aire mientras observaba cómo Jungkook salía sin mirar atrás.

Jungkook se marchó sintiendo una mezcla de vergüenza y rechazo hacia sí mismo.

Se odiaba por lo que sentía.

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Nueva historia. Espero la disfruten.

Café, pero no el de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora