【 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎 】
— Es hermoso. — La femina le sonríe al pequeño bebé entre sus brazos, un hombre se acerca a ella y observa con amor al pequeño envuelto en finas mantas.
— Es igual a tí, querida. — El hombre abraza a su esposa y le besa la mejilla con delicadeza.
Varias pisadas se escuchan a las afueras de la habitación, la puerta es abierta de golpe dejando ver a varias personas peleando por entrar. Una gota de sudor resbala por la frente de la pareja, mirando como las personas luchaban por entrar.
-—¡Quítate, Agares. Quiero verlo primero! — Grita una chica pelirubia y de ojos verdes, tratando de apartar a un chico pelinegro y de ojos azules.
— ¡Navier, has visto a todos nuestros hermanos primero, déjame ver a mi primero por está vez! — El chico logra zafarse del agarré de la femina, corriendo hacia la pareja para mirar al pequeño bebé en los brazos de la mayor. — Es tan tierno. — Expresa con ternura el chico, queriendo agarrar la mejilla rosada del bebé pero es derribado por su hermana.
— ¡Te mataré, Agares! — La pelirubia empieza a golpear con fuerza al pelinegro quien se trataba de cubrir de sus golpes.
— ¡Navier, Agares, detenga se ya, asustarán al pequeño! — Regaña una chica pelirubia y de ojos azules, queriendo separar a sus dos hermanos mayores.
— No pierdas el tiempo con ellos, Jazmín. — Dice un rubio, recargando su barbilla en el hombro de su gemelo.
— Son un completo desastre sin remedio. — Apoya el otro rubio.
— Jazmín. Will y Willy tienen razón, son un completo desastre, será mejor que te apartes antes de que salgas lastimada. — Una chica de cabello castaño y ojos rosados, aparta con delicadeza a la menor antes de que está sea alcanzada por la pelea.
— ¿Estás segura, Berenice? — Le pregunta a la castaña.
— Porsupuesto, Jazmín. — Responde.
— Nuestros hermosos mayores si que son aterradores. — Un rubio de ojos rojos se acerca al pequeño bebé, tratando de evitar por completo la pelea.
— ¿Quieres cargarlo, Aarón? — Ofrece la mayor, Aarón asiente y felizmente acepta al pequeño en los brazos, lo acurruca tratando de que esté no llore por el cambio repentino.
— Mira, Brianna. Es igualito a la Emperatriz Ross. — Una pelinegra de ojos oscuros se acerca con curiosidad al pelirubio y mira al bebé en los brazos de su hermano mayor.
— Es muy lindo, Aarón.
— Tienes toda la razón, Brianna. — Una chica de cabello rubio cenizo y ojos morados se acerca a la femina y mira a su pequeño hermanito que dormía tranquilamente en los brazos de su otro hermano.
— Tú madre es muy bella, Serena. Y por lo que veo, tu hermano sacó toda su belleza. — Expresa con felicidad, Brianna.
— Nuestro hermano, querrás decir. — Serena le sonríe a su hermana menor, aunque sean de diferente madre, siguen compartiendo la misma sangre de su padre.
— ¿Que está pasando aquí? — Preguntan una rubia de ojos azules, entrando al cuarto donde se encontraba un total desastre.
— No es nada, Selene. Solo otra pelea de nuestros hermanos mayores. — Expresan con aburrimiento los gemelos.
— Buenas tardes, Emperador Victor y Emperatriz Ross. — La menor hace una reverencia hacia los dos Emperadores, los cuales sonríen ante la educación de la menor.
— Buenas tardes, Selene. — Dicen ambos Emperadores.
— Su majestad, ¿Me permitiría ver a mi hermano menor? — Pregunta.
— Porsupuesto que si, Selene. — Responde la mayor.
— Niños, ¿Y sus madres? — Pregunta el Emperador.
— Comprando regalos para mi hermanito, no tardan en llegar. — Responde Aarón, observando como sus hermanos mayores seguían peleando.
— Hay esas tres. — Dice con pesadez el mayor, sobándose el puente de la nariz.
— Tranquilízate cariño, no creo que vuelven a comprar cosas tan extravagantes.
— Amor mío, no conoces a esas tres. Se vuelven locas cuando hay un nuevo miembro en la familia. — La Emperatriz iba a hablar, cuando de repente muchos sirvientes entraron al cuarto sosteniendo varias cajas de regalos. — ¡Ves! — Grita Victor, señalando los regalos que los sirvientes tenían en las manos.
La Emperatriz solo ríe con nerviosismo. Tres hermosas doncellas entran a la habitación de los Emperadores, asiendo una reverencia en forma de saludo.
— Saludos al gran Emperador Victor y a la bella Emperatriz Ross. — Dicen al unisono.
Dos de la mujeres alzan la cabeza la escuchar las voces de su hijos, aprietan los dientes con enojo.
— ¡Navier/Agares, detenga se ya! — Regañan las dos mujeres, los menores detienen su pelea y miran con miedo a sus madres.
— ¿Que les hemos dicho sobre pelearse? — Pregunta una de ellas.
— Que no lo hagamos. — Responden los menores.
— Exacto, y menos que lo hagan frente a los Emperadores. — Dice la otra.
La tercera mujer solo ríe por la escena frente a sus ojos.
— Emperador Victor, hemos traído unos regalos para su esposa y para su hijo, espero los acepté.
El Emperador suelta un largo suspiro. — Dejen los regalos, no tenían porque hacerlo. Con uno era más que suficiente.
— ¿Cómo se atreve? Obvio que con uno no iba a ser suficiente, el pequeño principe necesita esto y mucho más. — Expresa con enfado la pelinegra mayor, mirando con enojo a su esposo.
—Así es, muy bien dicho Naomí. — Apoya la doncella de cabello rubio.
— Miranda, ¿Porque compraste más regalos que nosotras? — Pregunta con confusión la otra pelirubia mayor.
— Porque soy mejor que ustedes, querida Margaret. — Expresa con burla la mayor.
Eso desata una pelea entré las tres concubinas.
— Queridas, no peleen. — Trata de tranquilizar a sus esposas el Emperador, pero ninguna le hace caso hasta que Aarón exclama con alegría algo.
— ¡Está despertando, está despertando! — Anuncia a todas las personas en la habitación, todos se acercan con curiosidad al menor quien miraba como el más pequeño abría sus ojos poco a poco mostrando unos bellos ojos amarillos.
El bebé suelta una pequeña risita. — Auuw. — Expresan todos con ternura.
— ¿Como se llamará? — Pregunta una de las concubinas.
— Elliott, Elliott de Zevek. Principe heredero de Nahali. — Dice la Emperatriz.
【 𝐅𝐈𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎 】
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❝ 𝙄𝙈𝙋𝙀𝙍𝙄𝘼𝙇 ❞ 》𝖫𝖺𝗌 𝖩𝗈𝗒𝖺𝗌 𝖣𝖾 𝖫𝖺 𝖯𝗋𝗂𝗇𝖼𝖾𝗌𝖺.
Fanfic❝ 𝙀𝙡 𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙥𝙚, 𝙣𝙤 𝙪𝙣𝙖 𝙟𝙤𝙮𝙖 ❞ ℒ𝒶𝓈 𝒿ℴ𝓎𝒶𝓈 𝒹ℯ 𝓁𝒶 𝓅𝓇𝒾𝓃𝒸ℯ𝓈𝒶 》𝕱𝖆𝖓𝖋𝖎𝖈