- Debes repetir el nombre las veces que quieras, si tienes suerte podrás ver algún fragmento, si no, no será tu culpa-el elfo acaricio sus cabellos con cariño.
Miro el retrato en sus manos con concentración.
-Mungo Bolsón-dijo en voz alta, infantil a su edad.
Estaba sobre las piernas de su padre, una de las tantas prácticas que le daba desde que había descubierto que tenían el mismo don. Lo supo cuando le conto como cualquier cosa que la dama Galadriel vendría a visitarla cuando el gorrión se posara en la ventana, no sabía cómo, pero lo sabía. Su padre se rio diciéndole que la Dama de Lothlórien estaba muy ocupada, pero cuando pudieran irían ellos a visitarla.
No les dio importancia a tales palabras, era una niña de todas formas.
Nunca lo asimilaron como un hecho futuro, pues su padre desarrollo el don en una edad avanzada, pero fue claro cuando pasado 3 días lo que dijo ocurrió, estaban leyendo tranquilamente en el estudio cuando un gorrión se posó en la ventana y les anunciaron el arribo de la dama a la ciudad, con solo mirar por la ventana pudieron comprobarlo. Su padre la miro con asombro, y su madre se alejó a llorar. Por su parte estaba orgullosa, compartía algo con el ser que más quería, siendo una niña, ver hechos futuros podía parecer una bendición. Las prácticas fueron una forma de estar cerca de su padre.
Recordó como forzó su mente en ese entonces, como rogó para obtener la aprobación de su padre, la niña apretaba el cuadro entre sus dedos con cuidado, era extraño verse de esa forma, cuando aún era la luz de su padre, de un momento a otro los ojos infantiles enfocaron un punto en la pared, justo al mirar a su izquierda lo vio sentado, un hombre de cabello cano como el de la pintura, un pequeño niño con cabello rizado de un gracioso tono cobrizo, sonrió a la imagen cuando una mujer de cabello negro le acarició sus rizos. Luego se deshizo. Volvió su vista a su padre que la miro sonriendo, la emoción en sus ojos por haberlo conseguido.
-Cuéntame, ¿que viste? - la animo.
-Este hombre-lo señaló en la foto, luego a la mujer a su lado-y ella. Tendrán un varón, cabello cobrizo y rizado como el de su padre-sonrió volviendo la vista al elfo-será muy feliz.
El elfo la estrechó en sus brazos besando su frente.
-Me alegra oír eso...-la bajo al suelo y tomo su mano-es todo por hoy, iremos a comer algo.
La imagen desapareció, remplazada por otra, el mismo cuarto, distintos tiempos, su padre mantenía una apariencia joven, pero ella sufrió el trascurso de los años, ahora permanecía recta en una silla frente al escritorio del elfo.
-Inténtalo otra vez-la voz del hombre la asusto, era severa, muy diferente al tono dulce utilizado cuando era una niña.
Cerró los ojos frustrándose por no ver nada, recordaba cada sensación en ese tiempo, casi sintió lastima por si misma otra vez.
-No puedo-negó con pesar.
-No quieres-concluyo el platinado, la decepción en el rostro del elfo lo dijo todo.
-Padre yo...-mordió su labio antes de continuar, las cejas juntas en expresión de angustia-enserio quiero hacerlo, pero no puedo. Quiero descansar-se levantó de la mesa dejando a la vista un cuerpo joven, varios años mayor a la niña que se sentaba en las rodillas de su progenitor.
-Hace semanas haces lo mismo, pierdes el tiempo, debes educar tu mente y dejar de reprimirlo.
-No lo hago, enserio quiero un receso-pidió nuevamente, saltando en su lugar cuando el hombre golpeó la mesa.
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Amethyst: El señor de los anillos.
RomanceLuego de su fracaso en Erebor en su intento de salvar al Rey Thorin, Amethyst decide seguir su vida como su padre hubiera querido, trabajando y superando el miedo a su don. Para lograrlo toma una drástica decisión. Seguir por su cuenta, sola. Sin e...