Una vez que el concilio se formó se fijo en un plazo de dos meses la fecha en la cual partirían. Cada representante debía llevar noticias a sus respectivos dirigentes manteniendo en total secreto el destino del anillo de poder, de eso ya casi se cumplía la fecha límite.
El primer mes en Rivendel Amethyst aprovecho de relacionarse un poco más con los hobbits, los pequeños eran dulces y atentos, aunque un poco traviesos, al menos Merry y Pippin, lo que le recordaba constantemente a Vasili. Frodo y Sam eran harina de otro costal, el primero era muy parecido a su tío, pasar tiempo en su compañía no hizo más que reafirmar su decisión de protegerlo con su vida. Se dio cuenta que tendría mucha ayuda si consideraba a Sam. No había conocido a nadie más leal que él y la llenaba de esperanza ver su futuro, a veces lo hacía para no deprimirse por el incierto de la compañía, saber que al menos él encontraría la felicidad le daba aliento para esforzarse mucho más.
Con Bilbo todo fue más difícil, le tomo casi una semana conseguir hablar con él, era increíble lo cascarrabias que lo había puesto la edad, pero se alegraba que al menos todo se hubiera arreglado y el tiempo restante no fuera uno perdido.
Cuando los participantes del concilio dejaron la cuidad era mucho más común ver a Bilbo frecuentar los jardines. Ese día en especial se lo encontró frente a la cascada, junto a los otros hobbits y Gandalf que dormía apoyado en un árbol.
-Por favor escúchame-le suplico.
El hobbit desistió de levantarse en esa ocasión, quizás porque estaba muy cansado de evitarla, o porque las fuerzas de la edad no lo acompañaban aun así esa fue la oportunidad que Amethyst aprovecho para arrodillarse a su lado.
-Si me dejas explicarte quizás puedas entenderme.
-Te escuchare, dependiendo de tu respuesta a mi pregunta.
-Responderé lo que quieras.
El pequeño se quito sus gafas y la miro directamente a los ojos.
-Desde que te fuiste, ¿pensaste en Thorin alguna vez?
Los ojos se le llenaron de lágrimas ante el nombre del rey, que se lo mencionara con tal brusquedad le dolió en el alma, ¿Cómo podía hablar de él con tal soltura? Inspiro fuerte y se decidió a responderle, no podía juzgarlo cuando él se quedó y ella huyó como una cobarde, por mucho que se dijera que era por obligación de su visión. La respuesta a esa pregunta era una sola.
-Si-dijo con firmeza-No hay día que no piense en mi descuido, ni un solo día desde entonces he dejado de pensar en Thorin y su muerte.
El silencio reino y la tensión casi fue capaz de romperse con un soplido, Bilbo separo los labios con los ojos bien abiertos.
Los hobbits miraban alrededor sin saber qué pasaba, excepto Frodo que tenía la misma expresión que su tío. Amethyst miro a unos y otros con sospecha intentando obtener una respuesta.
- ¿Que sucede?
El silencio siguió unos minutos hasta que la voz de Gandalf que estaba apoyado en un árbol y fingía dormir con el gorro tapando sus ojos le respondió.
-El rey bajo la montaña aún vive y goza de muy buena salud según lo último que escuche de Radagast.
Tal noticia fue un shook para ella, se quedó mirando al hobbit por varios minutos sin más reacción que lagrimas cayendo de sus ojos.
-Thorin... ¿está vivo?-susurro esperando una confirmación.
-Si-respondió Bilbo viéndola con tristeza.
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Amethyst: El señor de los anillos.
RomansaLuego de su fracaso en Erebor en su intento de salvar al Rey Thorin, Amethyst decide seguir su vida como su padre hubiera querido, trabajando y superando el miedo a su don. Para lograrlo toma una drástica decisión. Seguir por su cuenta, sola. Sin e...