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Hoy era un día muy especial para un par de chicas, era cumpleaños de Nami, cada cumpleaños tenían una pequeña tradición muy significativa y un momento lindo entre ambas, Vivi se encontraba en la cocina mezclando unos ingredientes esenciales para unos cupcakes perfectos.

Su pequeña tradición era simple, una que mantenían desde pequeñas, puso un cronómetro y caminó a la sala donde ya estaba la pelirroja sentada en el sofá con unas mantas esperando a su novia, se acurrucaron juntas respirando ese olor a mandarinas que tanto le encantaba, sumergiéndose en la nostalgia y en el momento.

Recordaba el momento en que se conocieron, un internado muy estricto en el que eran capaces de romperte la muñeca solo por no escribir de manera correcta, siempre pensó que era una exageración pero muy común ver esos lugares.

Temblaba al posar un pie en ese lugar por primera vez, le indicaron una habitación que compartiría los próximos 3 años, caminar por esos pasillos era pesado y con cada paso inseguro llegó a la recámara.

No mentiría que, cuando entró, esperaba a la compañera más desagradable que se podía esperar de ese lugar y grande fue su sorpresa cuando no fue así y en cambio era una chica de su misma edad de cabellos anaranjados y bastante amable.

Ese día ni siquiera durmieron por pasarse tantas horas hablando y pasando el rato, desde ese momento ya no se separaban ni en clases.

Habían pasado varios meses y se encontraba limpiando a fondo la habitación, no tenía actividades extras y se tomó el tiempo de hacer esa tarea que se sentía un poco invasiva al también tomar algunas cosas de Nami aunque solo fuera para arreglarlo en un mejor lugar, un pequeño calendario terminó en sus manos y había un círculo en rojo justo en la fecha de ese día. ¿Sería el cumpleaños de Nami y no le había dicho nada?

No podía quedarse así y solo dejar pasar ese día como si nada, decidida a regalarle algo, buscó entre sus cosas sin éxito, antes de rendirse recordó que ese día habían hecho cupcakes, pero no lograron alcanzar algunos, la cara de tristeza de Nami al momento de darle la noticia de que se habían acabado aquellos dulces que solo les daban una vez al mes la motivó a conseguirles unos cupcakes para hacerla feliz.

Salió sigilosamente a los pasillos pasando fuera de la vista de algunos maestros que vigilaban que ningún estudiante estuviera fuera de clases o de sus habitaciones.

Infiltrarse en la cocina fue tarea relativamente fácil, hacer unos cupcakes a última hora sería lo mejor, buscó ingredientes y un libro de recetas, mezclaba todo intentando ser lo más silenciosa posible, no pudo evitar hacer un poco de ruido al intentar encender el horno, casi la descubren pero no se rendiría.

Al fin había terminado, no tenían la mejor presentación pero los había hecho con tanto esfuerzo, tenía harina en la ropa que llevaba, antes de irse de la cocina encontró 2 pequeñas velas y las llevó consigo a la habitación.

Y ahora estaba ahí repitiendo aquella tradición, sacando los cupcakes del horno y con entusiasmo decoró todos, pero solo uno de ellos tenía una pequeña vela color rosa la cual encendió y se acercó a su novia cantando desafinada la canción de cumpleaños, ambas riendo y dándose un tierno beso en los labios.

— Feliz cumpleaños.

Soy consciente de que esto parece hecho con las patas, no preocupar, posiblemente después les haga un drabble o one shot mejor.

Espero les haya gustado.

A mí en lo personal no me gustó.

Pastelitos de mandarina | NaVivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora