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──── Mamá, estás más gordito ──── La pequeña Mimiko observó al pelinegro que últimamente lucía que aumentaba más de peso, haciéndola creer que simplemente su amada madre podría estar comiendo de más.
──── ¡Mimiko! ¡No le digas eso! ──── regañó su hermana ──── puedes herir sus sentimientos.
──── Está bien, Nana ──── Una suave sonrisa se dibujó en su rostro, mientras acariciaba con mucho cariño a la gemela de cabellos claros ──── Es verdad que he engordado pero, ¿No quieres saber porque?
Ambas gemelas asintieron al mismo tiempo, prestando atención al de hebras negras.
──── Bueno, verán -
──── ¡Mamá está esperando a un hermoso y bello bebé! ──── Satoru interrumpió a su esposo, mientras se dejaba maquillar por Tsumiki junto a Megumi (obligando al pobre a ser el lienzo de su hermana mayor también).
──── Ya somos cuatro, ¿Para que quieren otro? ──── Megumi por otro lado no se mostraba muy contento, temiendo porque fuese otra niña que quizás querría usarlo como conejillo de indias para sus cosméticos baratos.
──── ¿No te gusta la noticia, Megumin? ──── Satoru jaló de la mejilla del pequeño pelinegro ──── ¿Y si te dijera que va a ser un niño?
──── ¿¡De verdad!? ──── Con eso ahora Megumi definitivamente aceptaría al bebé con mucho gusto, lo pudo ver en su radiante mirada.
──── ¡Por supuesto! Sucede que con mamá dijimos 'waa, Megumin está muy solito entre tantas niñas lindas, necesita a un niño para poder jugar cosas de niños'
'Vaya mentira' pensó Suguru, recordando como fue que terminó en aquel estado; en un momento de calor de su albino esposo mientras los niños estaban en un campamento, sabía bien que ese jodido campamento para sus hijos era una mera excusa para poder comenzar su plan de dejarlo embarazado media vez supo que era un doncel.
Pensaba que lo había ocultado bien, pero parecía que Satoru había investigado aquella marca en su cuerpo y la extraña lubricación en su zona íntima que no solía tener un varón común.
Ahora ya no podía quejarse, aquel pequeño ser que crecía en su vientre era el fruto de su amor con el albino y por supuesto que lo llenaría de mucho amor cómo lo había echo con el resto de los niños en la casa.
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