Capítulo 7: El Corazón Antepone El Placer.

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- No te creo.

- Si eres lista,  te alejaras por tu cuenta.

- Sé lo que he visto esta noche. Me has tratado con...

- Andrea.

Te analiza con los ojos.

- Las chicas buenas se enamoran de los chicos malos; de hombres que les convienen tan poco que acaban destrozándolas. Así que, si me permites un consejo, evitalos. Y si esos hombres son malos, se quedan cortos a mi lado. Yo soy, sencillamente, destructivo. Rompo todo lo que toco.

- No voy a enamorarme de ti, Damian.

Suelta una carcajada.

- Bien. Pero que sepas que probablemente haré lo que sea para tenerte.

- O sea, ¿Que quieres que me aleje de ti, pero al mismo tiempo me acabas de decir que quieres cazarme?

- ¿Cazarte? Me gusta ese verbo.

- Bueno, pues yo no soy tu cierva.

- Eres un serafín, un ángel personificado, Andrea. Y... yo no estoy hecho para el cielo.

Niegas con la cabeza. No eres perfecta. Damian te ve como un ángel, pero eres una mujer, una mujer con un pasado oscuro.

- Yo tampoco soy inocente, ni dulce, ni débil. También tengo un pasado. ¡No me conoces!

Le dices, al recordar la pesadilla que viviste. Es posible que estés tan rota por dentro como él.

- Tengo un pasado oscuro, Andrea, muy oscuro. No quieres conocerlo.

- ¿Qué quieres decir?

- Mi pasado es...

Suelta un suspiro.

- ... Algo que arrastro constantemente.

- Me pregunto qué le ocurrió. Tal vez ha llegado el momento de compartir esa parte de nuestro pasado que hemos estado ocultando. - Bueno, yo sé muy bien qué es eso de arrastrar un pasado difícil, créeme.

Te mira a los ojos; le has despertado el interés.

- Hice una cosa horrible y no hay dia en que el recuerdo no me persiga.

- ¿Qué pasó?

- No soy capaz de contarlo... Pero el caso es que no soy tan angelical como crees.

- Para mí, lo eres.

- Ojalá pudiera seguir viéndome así si descubriera mi secreto. - Y en tu caso, ¿cuáles son los demonios que te persiguen?

- No te voy a contar mis secretos.

- No te estoy pidiendo que me cuentes ningún secreto, sino que me digas algo.

- Esta bien.

Su mirada penetrante se encuentra con la tuya y estudia tu reacción.

- ¿Has leido El gran Gatsby, Andrea ?

- Naturalmente.

- Bueno, ¿pues qué tenemos Gatsby, Heathcliff y yo en común?

- ... Una obsesión. Los dos hombres estaban obsesionados con una mujer, con el dinero y con el poder.

- Desde luego, no voy a negar mi obsesión por el poder. Bueno, yo no me refería a eso. Verás, los dos personajes nacieron pobres. Yo soy adoptado. Me adoptó la madre de Ava cuando era adolescente. Fui un niño de la caridad

MI VECINO MULTIMILLONARIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora