Imposiciones

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Fui a la estación de enfermeras y sin hablar mucho, alegando cansancio si preguntaban, casi no me despedí de nadie y salí en forma mecánica al exterior, mis pies me llevaban pero no supe exactamente a donde, hasta que termine sentada en una de las bancas del parque al que siempre me gusta ir.

Lloré, lloré, como diría mi tía a moco tendido, me había echo tantas ilusiones en poco tiempo, pensé que era sincero conmigo, pero ve es un mentiroso, nunca me dijo que era un empresario y nada más y nada menos que cabeza de los Ardlay, una de las familias más renombradas del país, encima supongo que no signifique nada para él ya que justo se olvidó de la época que estuve en su vida, hay Candice; que ganas de atraer personas que no te convienen en nada, otro equivoco; que más da, ya aprenderé, luego de secarme los ojos, camino a paso lento a mi casa, espero que mis dulces madres ya no estén, no quiero que me vean así, no había llorado desde lo de Terry, con esos pensamientos tan negativos llegué a mi casa, parece que no tengo suerte en nada ya que escucho voces.

- Buenos días hija, como te fue en el trabajo.

- siéntate a desayunar y nos cuentas, antes que salgamos a hacer unas diligencias.

- Lo lamento madrina, de verás muero de sueño tuve una noche muy agitada y no pude dormir ni un poco, cuando me levante lo hago, lo prometo.

- Hay hija te ves cansada y con los ojos tan rojos, seguro que estas bien?.

- Si, todo está bien, sólo es cansancio, las veo luego.

- Pero Candy...

- Déjala Ponny, que descanse.

A penas cruce mi puerta me recosté en ella y di un gran suspiro, pude librar un interrogatorio, apenas me saque mis zapatos y me eche en mi cama, mi cuerpo y mente estaban tan agotados que me dormí casi enseguida, apenas me parece haber escuchado decir a mi tía que me dejaban mi almuerzo en la cocina, que lo caliente antes de irme a trabajar, seguí durmiendo hasta que desperté echa un resorte, sin saber que hora era o día, estaba tan asustada, hasta que vi el reloj y el sol mortesino de tarde por mi ventana que me di cuenta que aún tendría un par de horas antes de ir al hospital, espero llegar algo temprano; me di un baño relajante, me puse un uniforme limpio, mis tiernas madrecitas, siempre los tienen tan albos y bien planchados, aunque les he dicho que no lo hagan, nunca me hacen caso, baje a almorzar, aunque más parece una cena temprana, luego de comer de forma ávida, limpie el pequeño desorden de manera rápida, subí por mis cosas de paso de hacer mis ablusiones para salir corriendo al trabajo tengo que solucionar muchas cosas, entre esas dejar de cuidar de Albert y alejarme de esa familia, pero ya!; no quiero arriesgar más mi estabilidad emocional, con esos pensamientos cruce las puertas del hospital, realmente contenta de haber llegado temprano.

- La verdad es un milagro verte llegar temprano Candice, para alguien tan irresponsable como tú, espero que esta no sea la primera y única vez que lo hagas, pero en fin ese es tu problema, por cierto el doctor Lennar, pidió que te apersones a su oficina apenas llegues, que habrás echo?, pero que haces aún ahí parada, apúrate y ve enseguida!.

La oí irse refunfuñando sobre el como soy un caso perdido y no se que más; así que me apresure a ir a la oficina donde era requerida, estaba a punto de tocar la puerta, cuando esta se abrió de golpe y vi salir a la tía de Albert, junto a mi jefe.

- Buenas noches señora, doctor Lennar.

- Espereme un momento enfermera White, regreso enseguida y hablamos.

- Si doctor.- vi irse a la señora no sin antes de darme una mirada despectiva.

- Candy! Donde te metiste todo el día, te estuve esperando.

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