Eran cerca de las ocho de la noche cuando Sergio llego a su hogar, apenas entro la vista de la sala le dio la bienvenida, en el sofá estaba Max bastante tranquilo mientras veía televisión, apenas escucho la puerta cerrarse volteo hacia la misma con un hermoso brillo en los ojos que demostraban la felicidad al ver a su esposo llegar. Sonrió encantado y se levantó de un salto saludándolo con amor.
- Pensé que llegarías más tarde -Beso amoroso los labios de su marido
- También lo pensé, pero me rindió -Rio tierno quitándose los zapatos, como ya era costumbre
- ¿Qué tienes ahí? -Pregunto señalando una bolsa de medio tamaño
- Trabajo mi vida -Suspiro algo cansado -Unos casos que aún tengo que revisar -Añadió caminando hacia el sofá
Max lo siguió hacia el mismo lugar y juntos se sentaron frente al televisor, paso su brazo tras el cuello del mayor haciendo que se acercara más, Checo se acurruco a su lado sintiendo su olor y su calor. Ambos mantenían en silencio, con tantas cosas que decir, pero sin palabras para hablar.
Checo aunque veía la película realmente no la entendía, su mente tenía tantas cosas que parecía que ya nada le cavia; apenas dieron propagandas le dio un besito en la mejilla a su marido y se levantó yendo directamente a su habitación. Por el camino se fue quitando la corbata y desabotonando su camisa, suspiraba cansado y despeinaba sus rizos rebeldes cerrando la puerta tras de sí. Boto las prendas a la cama y se encerró en el baño para ir directamente a la ducha, el agua tibia caía mientras se terminaba de desvestir, apenas se metió en la bañera el calor lo abrazo y su cuerpo se destenso. Y no pudo evitar llorar.
(...)
Pasaban las diez y el matrimonio estaba terminando de cenar, no hablaban de nada siendo el único ruido el televisor que a su parecer era ruido blanco, el choque de los cubiertos apenas se lograba escuchar en la mesa gracias a lo silencioso que podía llegar a ser Verstappen.
- Mañana tengo que salir a una reunión -Hablo suave el menor sin verlo a los ojos
- ¿De verdad? ¿A dónde tienes que ir? -Tomo un sorbo de jugo
- La Rousse -Dijo suave
Sergio quedo en silencio, sin retirar el vaso de sus labios esperando que el neerlandés añadiera alguna otra cosa, simplemente no lo quería aceptar y cualquier cosa le iba a creer, mas sin embargo al final no dijo nada más. -Pensé que sería aquí en Montecarlo -Casi suspiro, pero lo oculto -¿Tienes hotel? O allá decides -Pregunto con el interés bien escondido
- Cuando llegue buscaremos un hotel, seremos varios así que... uno cómodo para todos -Hablo bajo la mirada atenta de su esposo
- Lo importante es que estés bien -Sonrió sin olvidar el brillo de sus ojos -¿A qué hora saldrás mañana? -Se levantó recogiendo los plantos para llevarlos a la cocina
- Nos vamos a las cinco -Respondió siguiéndolo hasta la cocina
- Está bien... creo que no te alcanzare a despedir -Hizo un puchero como era costumbre
Max sonrió ante su reacción, no sabía que tenía su esposo para que cada vez que hiciera eso el corazón se le calentara tanto para hacerle querer cumplir todos sus caprichos, desde lo más básico hasta lo más extravagante, algo barato o algo inexplicablemente costoso. Con una simple carita sentía la mayor necesidad de darle el mundo entero, y no solo con un puchero, con sus palabras bonitas, sus acciones despistadas, sus mañitas, todo, simplemente todo en él le removía el corazón. Y aún con eso en mente no entendía porque lo engañaba.
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Dependencia a Ti
FanfictionEl plan de una venganza hacia su marido junto al marido del mozo y el desespero de aun tenerlo a su lado. Aunque sabe que se equivocó.