| Narrador Lucifer|
Estuve ansioso todo el día por la llegada de las 7 p.m. Me sentía realmente emocionado; un ardor en mi pecho encendía mi energía y emoción. No podía parar de dar pequeños saltitos en mi habitación.Mi traje negro, con algunos detalles dorados y rojos, me encantaba. El pequeño moño dorado atado a mi cuello y el pantalón negro hacían que me sintiera perfecto para la ocasión.
Tan pronto como dieron las 7, escuché tres toques en mi puerta. Pensé que tal vez había estado esperando justo hasta esa hora. Me miré en el espejo por última vez, arreglé mi cabello y corrí a abrir la puerta.
— Alastor —dije con voz seria, intentando disimular mi nerviosismo y alegría.
— Lucifer, ¿vamos?
Caminamos hacia el barrio caníbal, que no quedaba muy lejos del hotel. Disfruté de su compañía en el trayecto, aunque la única palabra que salió de su boca fue: "Te ves muy lindo".
Cuando llegamos, vi inmediatamente a Rosie. No la había visto en mucho tiempo.
— ¡Hey! ¡Llegaron mis enamorados favoritos! —dijo ella. Me sonrojé al escuchar eso, recordando algo que Alastor me había dicho.
Creo que ella no sabía sobre el rechazo y no planeábamos decírselo.
Mientras Alastor y Rosie se quedaron hablando, decidí ir a pedir algo de beber. La música tranquila de jazz me ponía sentimental al ver a Alastor tan feliz con Rosie. Me pregunté: ¿Yo lo haría así de feliz? ¿Le haría reír tanto como ella? ¿Yo...?
Una lágrima cayó por mi mejilla en ese momento, justo cuando Alastor llegó a donde estaba yo.
— Lucí, ¿todo bien? —preguntó Alastor.
— Sí...
Nos sentamos en la barra, uno al lado del otro. Estuvimos tomando algunos tragos simples mientras hablábamos. La música de jazz, tan relajada, hacía que todo se sintiera tan bonito.
En un momento, Alastor tomó mi mano suavemente, acariciándola con delicadeza.
— Lucí... eres tan lindo —dijo él, mientras yo intentaba desviar la conversación de las tonterías que estaba diciendo para evitar el incómodo silencio.
— Yo... Alastor.
Una lágrima rodó por mi mejilla.
— No te preocupes, Lucí, lo digo en serio.
Dicho esto, colocó una de sus manos en mi mejilla. Me sentía tan solo en ese momento que cualquier tipo de afecto era un consuelo.
Se acercó a mí y me dio un beso al que respondí poco a poco con suavidad.
Un "Te amo" salió de mis labios cuando nos separamos.
Seguimos pidiendo bebidas, y cuando ambos estábamos lo suficientemente ebrios, nos tomamos de la mano, nos despedimos de Rosie y decidimos caminar de regreso al hotel.
En algún momento, caímos al suelo bajo un farol.
— Mierda —solté al caer.
— Eres un tonto, Lucí...
Nos levantamos y, al paso de unos minutos, llegamos al hotel.
En la entrada, no pudimos soportarlo más y comenzamos a besarnos. Al principio con suavidad, pero a medida que pasaban los segundos, el beso se volvió más intenso. Lo abracé por los hombros para estar más cerca de él.
Nos separamos por un momento y nos quedamos mirándonos a los ojos.
— Mhmm...
Tomamos aire y continuamos besándonos. Con el paso de los minutos, mi cuerpo comenzó a calentarse de una manera que no había sentido en mucho tiempo.
— Tan lindo venadito...
Creo que esa excitación se debía a mi estado de ebriedad.
Subimos a mi habitación con intenciones de tener una noche de amor.
Luego de un rato nos quitamos nuestra prendas tirándolas al suelo, el empezó a besarme el cuerpo lo cual me hacía jadear desesperadamente por más contacto.
El metió uno de sus dedos en mi a lo cual me estremecí, al paso de los minutos metió otro y otro, para luego meter su miembro cuidadosamente.
Solté un gemido agudo ante aquel movimiento. El empezó a chocar sus caderas contra las mias suavemente, tocando mi cuerpo.
Estábamos en la posición del misionero, aunque los dos fuéramos hombres no se sentía nada mal.
El empezó a ser brusco conmigo, lo cual me descontrolo un poco gimiendo más fuerte.
— Shh...no queremos que nos escuchen—Dijo susurrando en mi odio con un tono seductor.
El lo metió repentinamente rápido y lo único que pude soltar fue un gemido ahogado,lo cual provocó que sacara de mi miembro líquido presiminal.
Solo podía jadear en voz baja, era muy tarde ya. Aproximadamente las 11 de la noche , no quería despertar a quien sea y que nos escuchara en aquel acto.
Alastor eyaculo dentro de mi y solté un gemido fuerte, cuando me di cuenta yo también estaba eyaculando, sentí ese orgasmo tan grande que solo podía gemir descontrolado.
Al paso de unos minutos, nos acostamos uno al lado del otro, con mi cabeza apoyada en su pecho.
ESTÁS LEYENDO
Superando Almas
FanficAu de Lucifer y Alastor (Advertencia) Esta historia la subí antes del capítulo "Papá vence a Papá"