9: decisiones difíciles

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Con el tiempo, Lucía y Pedro intentaron encontrar un equilibrio. Se veían cuando podían, y cada encuentro era intenso, cargado de emociones que ni el tiempo ni la distancia podían borrar. Sin embargo, las dudas seguían presentes. La vida pública de Pedro seguía interfiriendo, y aunque ambos intentaban sobrellevarlo, la relación comenzaba a fracturarse.

Un día, mientras paseaban por el parque, Lucía se detuvo repentinamente.

—Pedro, no sé cuánto más puedo seguir así.

Pedro la miró, sabiendo que este momento llegaría. Habían estado evitando esta conversación, pero era inevitable.

—No es que no te quiera —continuó ella, con los ojos llenos de lágrimas—, pero siento que estoy perdiéndome a mí misma en todo esto. Y no es justo para ninguno de los dos.

Pedro la tomó de las manos, su mirada seria, pero también llena de dolor.

—Lucía, no quiero perderte. Pero entiendo lo que dices. No quiero que te sacrifiques por mí.

Ella lo miró, sus lágrimas finalmente cayendo.

—Tal vez necesitamos tiempo. Tal vez esto no sea el final, pero ahora mismo no puedo seguir así. Necesito reencontrarme, y tú también necesitas tu espacio para hacer lo que amas.

Pedro asintió, con el corazón roto. Sabía que era lo correcto, pero eso no lo hacía más fácil.

—Te esperaré, Lucía. Si esto es lo que necesitas, te esperaré.

Entre canciones y sueños (Quevedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora