✰▫️ CAPÍTULO: 1▫️✰

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                ✰⃤Sabrina✰⃤

Estaba sentada en el aeropuerto esperando a que anunciaran mi vuelo; tenía un sueño terrible. Tuve que pararme súper temprano y me acosté demasiado tarde, como siempre - en mi defensa, me llegó la inspiración y me puse a escribir un capítulo de mi libro -, tengo que empezar a escuchar a mi padre.

Empecé a escribir desde mis quince años. Mi primer libro llegó a un millón de lectores en unos seis meses. Eso me inspiró a perfeccionar mi escritura y seguir creando más libros.

Ahora tengo una pequeña comunidad de lectores; espero que mis vacaciones sean un tipo de ayuda para mi nuevo libro.

Mi viaje a Noruega era uno de mis sueños. Siempre quise ver las auroras boreales, así que con un poco de trabajo pude lograr obtener mi viaje. Fue en parte con mi dinero y con el de mi padre; digamos que ese fue mi regalo de cumpleaños.

El viaje iba a ser de cuatro horas, máximo. Iba a extrañar a mi padre en estas vacaciones, ayudarle en su panadería y cuidar el museo que era anteriormente de mamá. Era uno de sus lugares favoritos; desde que ella murió, empecé a cuidarlo. Sé que ella no habría querido que su trabajo desapareciera.

- ¡Atención, pasajeros del vuelo AZ1234 con destino a Noruega! Ahora es el momento de abordar. Les pedimos que se dirijan a la puerta de embarque cinco y tengan a mano su tarjeta de embarque y documento de identidad. ¡Buen viaje!- anunciaron.

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Mientras me siento en mi lugar, la cabina del avión está llena de murmullos y el sonido del equipaje siendo colocado en los compartimentos.

El aire acondicionado crea un ambiente algo fresco y perfecto para leer. Sacó uno de mis libros y me pierdo en él mientras todos los pasajeros llegan al avión.

De repente, mi lectura es interrumpida por la mirada azulada de un chico que está frente a mí; nuestras miradas se cruzan unos minutos. Es realmente guapo - es lo primero que pienso -. Lleva una camiseta simple que resalta su figura atlética y su cabello rubio cae ligeramente sobre su frente.

El chico me quita la mirada para colocar su equipaje y después carraspea, algo incómodo.

- Creo que seremos compañeros de viaje -comenta, dedicándome una sonrisa de medio lado.

¿Ya mencioné que es guapo?

- Eso veo -respondo, devolviéndole la sonrisa y él se acomoda a mi lado.

- Me llamo Ashton, ¿y tú?

- Sabrina, es un gusto, Ashton -él me extiende su mano y yo la estrecho.

Ese solo tacto hace que me ponga nerviosa.

A medida que el avión comienza a despegar, me concentro en el libro que está en mi regazo, dejando de lado mi pequeña distracción con el rubio de ojos azules a mi lado.

Un momento después intento concentrarme en la lectura, pero mi mirada vuelve hacia él. Se encuentra con sus audífonos, mientras mantiene sus ojos cerrados. Tiene rasgos finos, la mandíbula marcada, pestañas perfectamente largas y pequeñas pecas alrededor de las mejillas.

Dejo de verlo; no quiero parecer acosadora. Luego cierro el libro para ver si puedo dormir un poco, me recuesto en el asiento y cierro mis ojos.

El sonido del avión a punto de aterrizar me hace despertar. Mientras lo hago, veo que me encontraba durmiendo en el hombro de mi compañero. La vergüenza me invade, así que decido disculparme.

- Oye, disculpa por haberme quedado dormida en tu hombro; espero no haberte incomodado -hablo con una sonrisa.

- No te preocupes; el viaje es muy largo, sería muy cruel que te resignes. Igual yo también lo hice, así que estamos a mano.

- Vale, chico rubio.

- Vale, pelinegra.

Le sonreí y centré mi atención en guardar mi libro. Cuando ambos nos volvemos a encontrar en la salida del aeropuerto, Ashton se acerca.

- Fue un gusto, pelinegra.

- Igualmente, chico rubio.

Ya en el hotel, esperando que buscaran mi reservación, me vuelvo a topar con esos ojos azules.

¿Esto es un tipo de broma o qué?

- Creo que eres el amor de mi vida; nunca me había encontrado tantas veces a alguien en tan solo horas -murmuró el rubio, sentándose a mi lado.

- Nunca se me habían declarado tan hermosamente; de verdad me halagas.

Ambos sonreímos.

- ¡Ashton Russo! -exclamó la chica de recepción. Él alzó sus manos para que ella lo notara.

- Adiós, pelinegra -se despidió mientras se dirigía hacia la chica.

Después de unos minutos más, la chica me mencionó y pude subir a mi habitación sin problemas.

Era una habitación muy amplia, tenía una vista a la ciudad de Tromsø increíble. En Roma -Italia- también tenía una vista hermosa, pero claramente no se pueden ver las auroras boreales.

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¿Seremos eternos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora