Narrador Omnisciente
Las gotas de sudor bajaban por las sienes de Aerin, quien dentro de su confusión no conseguía levantarse de su cama.
Estaba aferrada a la idea de que se estaba volviendo loca. Porque ahora, en sus sueños, uno de ellos sí tenía rostro, y era el del joven de la farmacia.
—Ni siquiera lo conozco y ya soñé con él —susurró sentándose y colocando una mano sobre su corazón acelerado—. Ni me llamo Moon Minah como para asumir que era yo —sacudió su cabeza y llevó su vista al basurero. El cuaderno asomaba una de sus esquinas. Lo miró unos segundos, insegura de sus deseos.
Entre las muchas hojas rellenas, se hallaba una llena de dibujos y garabatos. Había optado por dibujarlos y dejar sus rostros vacíos al no poder nunca recordar sus facciones.
Se levantó dudosa y lo sacó del basurero, paseó su vista por las hojas hasta hallar su objetivo, esa con los siete rostros sin completar. Tomó un lápiz y se sentó sobre su cama.
Comenzó a rellenar uno de estos con cada facción y detalle, e incluso se sorprendió de lo sencillo que fue recordarlo, como si lo conociera de años, como si su rostro estuviese grabado en lo más profundo de su memoria.
Observó su obra y sus pensamientos se llenaron de intriga, ¿cómo supo cuál escoger?
Era como si esas facciones y ese rostro vacío siempre hubiesen sido parte del mismo retrato.
De pronto su vista se nubló. Dejó caer el cuaderno al piso.
La imagen de ella clavando una estaca en el pecho de él atormentó sus pensamientos.
Se levantó tambaleante.
Asustada.
Se acercó a su espejo apoyando su mano en el mismo.
Levantó su rostro.
Un quejido de horror salió de su boca.
Su espejo reflejaba una versión de sí misma desconocida, ensangrentada, con los ojos reemplazados por un manto blanco y con una herida en el pecho.
La puerta se abrió robándole otro susto.
—Hija, ¿todo bien? —su madre se encontraba bajo el marco de la puerta, observándola con intriga.
—S...sí —asintió confundida y dirigió su vista al espejo nuevamente, pero ahora su reflejo era normal—. Sí, ma. Ya bajo.
—Rápido, porque se enfría —su madre le regaló una sonrisa y cerró la puerta, dejándola sola de nuevo.
Fijó su vista nuevamente en el espejo. Todo estaba normal, incluso la marca de nacimiento justo en su pecho, lugar donde curiosamente estaba la herida de aquel reflejo.
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fate | enhypen (blue blood, pt2)
Fanfiction❝Las almas gemelas no necesitan despedirse, porque siempre vuelven a encontrarse❞ Y cuando el último grano de arena cayó del reloj, el prometido reencuentro sucedió. No tuvieron que buscarse, porque las almas gemelas se reconocen incluso mucho antes...