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A la mañana siguiente, Derek despertó con la boca seca y la cabeza martillándole por dentro. El ligero rayo de sol que atravesaba las cortinas parecía una daga clavándose en sus ojos. Se llevó la mano al rostro y se obligó a sentarse en el borde de la cama, sintiendo el peso de una horrible resaca. Se quedó quieto unos segundos, esperando que el dolor en su cabeza disminuyera, pero sólo empeoró cuando un retortijón en su estómago le anunció que iba a vomitar.

Corrió al baño, apenas alcanzando el inodoro antes de vaciar todo lo que quedaba en su estómago. El sabor amargo del alcohol quemaba al salir, y cuando terminó, se quedó un momento apoyado en el borde de la taza, jadeando. "¿Qué mierda pasó anoche?", murmuró para sí, pasando la mano por su cabello sudoroso.

Después de lavarse la cara y enjuagarse la boca, Derek se sintió lo suficientemente vivo como para dirigirse a la cocina. Tenía la mente difusa, solo recordaba retazos de la noche anterior, y todos ellos borrosos.

Cuando entró en la cocina, lo primero que notó fue a Trevor apoyado contra la encimera, con una taza de café en la mano. Su mirada estaba fija en algún punto lejano, como si estuviera absorto en sus pensamientos. El aroma del café flotaba en el aire, pero debajo de él, había una extraña atmósfera de inquietud que no pudo ignorar.

Derek, aún con la cabeza embotada, se frotó el rostro antes de romper el silencio.

— ¿Te di muchos problemas anoche?

Trevor levantó la mirada lentamente hacia él. Una sonrisa pequeña y triste curvó sus labios, pero no alcanzó a sus ojos.

—No, no fue nada —respondió con una voz suave, casi distante.

Había algo en esa respuesta que le incomodó a Derek. Sabía que algo había ocurrido, pero no podía recordar qué. Sin embargo, Trevor no parecía dispuesto a profundizar en ello. Se notaba más distante, como si una barrera invisible hubiera surgido entre ambos de la noche a la mañana.

Derek iba a decir algo más, quería preguntar qué pasaba, pero justo en ese momento su teléfono comenzó a sonar. Bajó la mirada a la pantalla. "Kristal", decía.

Trevor también miró el teléfono, y algo en su rostro cambió. Su expresión, ya melancólica, se ensombreció por un segundo antes de volver a la misma máscara tranquila.

—Voy saliendo —dijo Trevor de repente, dejando la taza en el fregadero—. Tengo que llegar temprano a clase.

Derek lo miró confundido, aún sosteniendo el teléfono, que seguía sonando en su mano.

—Trevor, espera...

—Nos vemos luego —interrumpió Trevor, sin mirarlo mientras se dirigía a la puerta. Su tono era tranquilo, pero sus palabras sonaban apresuradas, como si quisiera salir de ahí lo antes posible.

La puerta se cerró con un leve clic.

Derek se quedó unos minutos más en la cocina después de que Trevor salió, mirando el teléfono con el nombre de Kristal aún en la pantalla. Luego de un suspiro profundo, decidió no darle más vueltas al asunto. Probablemente Trevor solo estaba cansado o distraído. Y en cuanto a Kristal... bueno, eso era lo que él quería, ¿no?

Se levantó, se arregló lo mejor que pudo considerando la resaca, y se alistó para sus clases. Mientras salía de su apartamento, trataba de aclarar la cabeza, pero la imagen de Trevor, con esa sonrisa triste y distante, seguía rondándole. Aún así, se sacudió la sensación. Había cosas más importantes en las que pensar.

Cuando llegó a la universidad, Kristal lo recibió en la entrada de la clase. Apenas lo vio, sonrió y sin previo aviso se inclinó para darle un pequeño beso en los labios.

Tonto alfa (Derek x Trevor)Where stories live. Discover now