En el turbulento año de 1935, en una ciudad europea marcada por el eco de la Gran Guerra y el surgimiento de prácticas médicas controvertidas, un veterano de guerra, Xie Lian, es sometido a una lobotomía tras ser declarado mentalmente inestable. Lo...
El silencio en la sala de procedimientos era tan pesado que parecía detener el tiempo. Los muros grises del hospital psiquiátrico de Saint-Augustin, fríos y estériles, estaban impregnados del eco lejano de gritos sofocados y murmullos que se desvanecían en la distancia. Sobre una camilla de metal, Xie Lian yacía inmóvil, su cuerpo rígido bajo el peso de la decisión que no había tomado por sí mismo. Los años de lucha, las batallas y las victorias parecían haberse disipado en el aire, dejando solo la sombra de lo que una vez fue.
En la penumbra de la sala, una figura alta y esbelta se acercaba, emitiendo una calma perturbadora. Era Jun Wu, el doctor a cargo del procedimiento, un hombre cuya apariencia serena no revelaba los sentimientos que llevaba dentro... Su mirada recorría el cuerpo de Xie Lian, mientras su voz resonaba, suave, casi tranquilizadora, pero con una profundidad que traía consigo algo oscuro.
—¿Fue algo traumante, no es así?... —preguntó Jun Wu, su tono sonoro y tranquilo, pero con una carga oculta de intenciones que se hacía palpable en el aire.
Xie Lian, aún postrado en la fría camilla, mantuvo sus ojos fijos en el techo, como si este pudiera ofrecer alguna respuesta a lo que estaba a punto de suceder. Su voz surgió de su garganta, carente de vida, un eco que resonaba vacío, sin fuerza ni propósito.
—Solo un poco... —respondió Xie Lian. Su tono no contenía ni alegría ni tristeza. Era una voz monótona, sin alma, como si lo poco que quedaba de él ya se hubiera perdido en algún lugar lejano de su mente.
Jun Wu esbozó una pequeña sonrisa que no alcanzó sus ojos. Caminó hasta estar al lado de la camilla, inclinándose ligeramente hacia Xie Lian, su presencia dominando el espacio.
—A veces... —continuó Jun Wu, su voz envolvente— suele ser difícil dejar ir las cosas. Pero no te preocupes... yo te ayudaré.
Xie Lian no respondió. No había nada que decir. Los recuerdos de todo lo que había vivido, las guerras, las pérdidas, los sacrificios, se arremolinaban en su mente como una tormenta incontrolable, pero ahora parecían distantes, irreales. El dolor que una vez había sentido era ahora un eco apagado, un sufrimiento que pronto sería arrancado de su mente, de su misma esencia.
Jun Wu levantó la mano y asintió a uno de los asistentes, que comenzó a preparar el instrumental para el procedimiento. El chirrido del metal al ser colocado en la bandeja retumbaba en la habitación como un presagio de lo inevitable. Xie Lian cerró los ojos, entregándose a lo que estaba por venir. Las palabras de Jun Wu flotaban en su mente como un mantra envenenado. "Yo te ayudaré..."
Las palabras colgaron en el aire como una sentencia silenciosa. No había nada que decir. En lo profundo de su mente, todo lo que alguna vez fue importante estaba siendo lentamente consumido, arrancado de su ser por el propio peso del sufrimiento...solo podía sentir el frio metal sobre su delicada piel...y después..un punzante dolor.. Xie Lian cerró los ojos, entregándose a lo que estaba por venir. El frío del metal sobre su piel era agudo, invasivo, una sensación que perforaba su letargo. Pero incluso este dolor físico parecía lejano, como si ocurriera en otro lugar, en otro cuerpo. Las palabras de Jun Wu flotaban en su mente, reverberando en las profundidades de su conciencia como un eco envenenado...solo podía ver frente a el..aquella arma punzante que poco a poco se acercaba a su visión de una forma peligrosa...
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El frío del metal mordía su piel, pero para Xie Lian, el dolor físico era un eco lejano, casi irrelevante en comparación con el peso emocional que lo aplastaba. Su mente vagaba entre los recuerdos que ahora se desvanecían como una neblina inalcanzable. Las imágenes de su pasado...las guerras que peleó, los rostros de aquellos a quienes había amado y perdido...se deslizaban entre sus pensamientos como sombras que se desvanecían con cada segundo que pasaba.
El zumbido metálico del instrumental cortaba el aire de la sala, pero Xie Lian no reaccionaba. Jun Wu, tranquilo y metódico, se movía con la gracia de alguien que había hecho esto muchas veces antes...
—La mente es un refugio frágil —susurró Jun Wu, casi para sí mismo, mientras tomaba un martillo de metal. Se inclinó hacia Xie Lian, su rostro a solo unos centímetros del suyo—. Pero también puede ser una prisión.
Las palabras flotaban en el aire con una calma desconcertante, casi paternal. Jun Wu colocó su mano sobre la frente de Xie Lian, como un gesto de falsa compasión. Era irónico... la misma mano que estaba a punto de destruir la esencia de su ser ahora se posaba con una delicadeza calculada.
—Lo que sientes ahora, esa confusión, esa angustia... no será más que un mal sueño —continuó Jun Wu—. Cuando todo esto termine, no recordarás el dolor...
Xie Lian intentó aferrarse a algún vestigio de fuerza interior, a alguna chispa de lo que aún quedaba de su voluntad. Pero sus intentos eran inútiles. El agotamiento mental y físico lo consumía. Ya no era el héroe de antaño...Solo era una sombra, una figura atrapada en el ciclo del sufrimiento que ya no podía comprender.
Jun Wu se apartó por un momento, dando una última orden a los asistentes. El sonido del instrumental quirúrgico resonó una vez más, pero esta vez no fue el ruido lo que perturbó a Xie Lian, sino el vacío creciente en su mente. A medida que el fino picahielo se introducía en su parpado y el martillo golpeaba muy suavemente la parte superior de este..
El frío de la camilla era lo único que quedaba. Una presencia constante, un recordatorio de que estaba allí, físicamente, pero en ningún otro lugar. Xie Lian cerró los ojos, una última vez, con el eco de las palabras de Jun Wu reverberando en su mente como un susurro que no podía callar.
—Yo te ayudaré...
Las luces del quirófano brillaban sobre su rostro mientras el procedimiento comenzaba. La presión en su cabeza, el dolor agudo que atravesaba sus pensamientos, todo eso era real, pero su consciencia estaba lejos. Como un pájaro atrapado en una tormenta, volaba hacia la oscuridad, buscando refugio en la nada.
Y en ese último momento, cuando el mundo a su alrededor comenzó a disolverse, la luz se volvía tenue y el sonido..un eco silencio..hasta que la oscuridad consumio sus ojos...
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ui...
tal vez desaparezco de wattpad por tres meses para protegerlos de beyonce (>人<;)