﹙ >.< : 011 !̵

68 15 0
                                    

Sion se despertó a la luz del sol que se filtraba por las cortinas de su sala, sintiendo la calidez en su piel. Los gemelos estaban dormidos en la cuna, y la tranquilidad en la casa era casi abrumadora. Había pasado la semana cuidando de Sakuya y Ryo junto a Riku, y a pesar del caos, se sentía sorprendentemente satisfecho.

—Es un milagro que estén dormidos —murmuró Sion para sí mismo, mientras se estiraba y se preparaba un café.

Mientras el aroma del café llenaba la habitación, recordó la conversación que tuvo con Riku la noche anterior. Habían hablado de lo que podría significar encontrar a los padres de los gemelos y lo que harían si eso sucedía.

Justo en ese momento, la puerta sonó suavemente. Sion se acercó, aún en pijama, y al abrir la puerta se encontró con Riku, que llevaba una caja de donas.

—¡Buenos días! —dijo Riku, sonrojándose un poco al ver a Sion. Había algo reconfortante en su sonrisa, como si ya se sintiera como en casa.

—¡Hola! ¿Trajiste desayuno? —preguntó Sion, sorprendido y agradecido.

—Sí, pensé que podríamos usar algo de energía —respondió Riku, entregándole la caja.

Sion sonrió mientras se servía una dona y observaba a Riku. Había una luz en sus ojos que lo hacía más atractivo. Era un momento sencillo, pero en la simplicidad de compartir una comida, sentía que su relación se profundizaba.

—Mientras tanto, podríamos planear cómo buscar a sus padres —dijo Sion, intentando desviar su atención de sus pensamientos.

Riku asintió, dejando su mirada caer sobre los gemelos dormidos.

—Tienes razón. No podemos dejar que esto se prolongue. Alguien debe estar buscándolos.

Sion tomó un sorbo de su café y se sintió más decidido.

—Podríamos empezar preguntando en la policía, o tal vez en algunos hospitales. Puede que haya registros —sugirió, mientras pensaba en cómo podrían abordar la situación.

—Sí, eso suena bien. Pero... no sé, tengo un poco de miedo de que no quieran ayudarnos. —Riku habló con su voz suave, como si dudara de sí mismo.

—No te preocupes. Estamos en esto juntos. Y en el peor de los casos, siempre podemos hacer una vuelta al café después —bromeó Sion, tratando de aligerar el ambiente.

Riku se rió, y eso le dio a Sion una extraña sensación de calidez. Había algo especial en compartir este momento de vulnerabilidad con él.

Después de desayunar, se prepararon para salir. Mientras caminaban hacia la estación de policía, Sion se dio cuenta de que había un cambio en la dinámica entre ellos. Cada vez que Riku se le acercaba, había una chispa, una conexión que no habían explorado del todo.

—¿Estás nervioso? —preguntó Sion al notar cómo Riku jugueteaba con sus manos.

—Un poco. No sé cómo reaccionarán. —Riku miró hacia el suelo, su timidez era palpable.

Sion le dio una suave palmada en la espalda, tratando de transmitirle confianza.

—Lo que importa es que estamos aquí para ayudar a Sakuya y Ryo. Eso es lo que cuenta.

Cuando llegaron a la estación de policía, el ambiente era más serio de lo que esperaban. Tras explicar la situación, se sentaron a esperar a que un oficial los atendiera. Sion notó cómo Riku se mordía el labio inferior, visiblemente inquieto.

—¿Sabes qué? Si te sientes incómodo, puedes quedarte aquí y yo hablaré con el oficial —ofreció Sion, viendo que su amigo no parecía estar en su mejor momento.

Riku lo miró, y en sus ojos había una mezcla de gratitud y preocupación.

—No, quiero hacer esto contigo. —Su voz tembló ligeramente—. No quiero que pienses que soy un cobarde.

Sion sonrió ante la determinación de Riku.

—Nadie está pensando eso. Solo quiero que te sientas cómodo. Estoy aquí para apoyarte.

Finalmente, un oficial se acercó a ellos, y Sion respiró hondo. Comenzaron a explicar la situación con Sakuya y Ryo, y a medida que lo hacían, Sion sintió que la tensión entre él y Riku disminuía. Cada palabra compartida, cada mirada, era un paso hacia una conexión más fuerte.

Después de un rato, el oficial prometió investigar y hacer algunas averiguaciones sobre los gemelos. Sion y Riku se sintieron un poco más aliviados, pero aún había muchas preguntas sin respuesta.

—¿Qué te parece si vamos a casa y hacemos algo para relajarnos? —sugirió Sion al salir de la estación, notando que Riku aún parecía tenso.

—Sí, me encantaría —respondió Riku, sonriendo de nuevo, y eso hizo que Sion sintiera que todo estaba bien.

En el camino de regreso, comenzaron a hablar sobre sus planes para la universidad y sus sueños futuros. Con cada palabra, la conexión entre ellos se hacía más fuerte, y Sion no pudo evitar pensar en lo mucho que disfrutaba pasar tiempo con Riku.

—¿Alguna vez has pensado en lo que quieres hacer después de graduarte? —preguntó Riku, su curiosidad siempre presente.

Sion se rascó la cabeza, pensativo.

—La verdad, no estoy seguro. Pero creo que quiero ayudar a las personas de alguna manera. Quizás trabajar con niños o en algo relacionado con la comunidad. —Mencionó, sintiendo que cada palabra resonaba con su deseo de ser útil.

Riku lo miró con admiración.

—Eso suena increíble, Sion. Sé que serías genial en eso.

Sion sintió que su corazón latía un poco más rápido.

—¿Y tú? ¿Tienes algún sueño?

—Aún no estoy seguro. Quizás algo relacionado con la música. Siempre he disfrutado tocar la guitarra y escribir canciones. —La mirada de Riku se iluminó al hablar de su pasión.

Ambos llegaron a la casa y, mientras se acomodaban, Sion no pudo evitar sentir que el tiempo que pasaban juntos estaba cambiando algo entre ellos. Con los gemelos ocupados jugando en la cuna, decidieron sentarse en el sofá y charlar un poco más.

—A veces, siento que esto de cuidar a los bebés nos está uniendo más —dijo Sion, tratando de ser honesto.

—Sí, yo también lo siento. —Riku sonrió, aunque su mirada era seria—. Nunca pensé que me llevaría tan bien contigo.

En ese momento, Sion se dio cuenta de que no solo estaban unidos por los bebés, sino por algo más. Algo que quizás ninguno de los dos había nombrado aún, pero que estaba creciendo entre ellos.

Mientras compartían risas y conversaciones, la incertidumbre del futuro parecía desvanecerse un poco. Sabían que la vida seguiría siendo un misterio, pero al menos no tendrían que enfrentarlo solos.

Accident?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora