🍃 ༅ 05

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28 de marzo de 1991.

Fuera de todo pronóstico, Namjoon se había familiarizado con aquel peculiar espécimen, la veía casi todos los días a través de la ventana al cocinar o mientras leía un libro en la pequeña mesa que había instalado frente a la cabaña. Sorelia era una especie de entidad amistosa con la que él se había encariñado muy pronto.

Y ella con él.

Sin embargo, en ocasiones él dudaba de su propio criterio al pensar que se hallaba sumergido en un lago de alucinaciones, pero ella estaba ahí, la observaba y la sentía, porque sí, en un par de veces había tropezado su tacto con el suyo y era tan real y firme como el de otro ser vivo. Aunque, después de todo, ya la había aceptado como parte de su día a día, con su sonrisa radiante e improvisadas danzas. Lo hacía reír y, con franqueza, la temida soledad no llegaba a alcanzarlo nunca.

Por eso estaba ahí, captando sus primorosas facciones con auténtica destreza en una de sus pinturas.

Pincelada tras otra inmortalizaba aquellos ojos color chocolate que evocaban cierta picardía, y cuando le tocó llegar al tono de sus labios tuvo que asemejar la mezcla de las pinturas a una brillante ciruela, ya que eran dulces y coquetos, justo como una. Todo aquello, claro, en el centro de infinitos rizos esparcidos a voluntad por el contorno de su rostro.

Namjoon realizaba cada pincelada con entusiasmo, aunque solo le faltaban los últimos detalles para terminar, deslizaba el pincel sobre lo que sería su cabello para decorarlo con pequeños pétalos que simulaban ser las flores. Esa era la segunda vez que pintaba a Sorelia y fácilmente se volvía un peculiar gusto adquirido.

—Casi culmino. ¿Quieres ver?

Ella asintió emocionada y lo alcanzó con sus pies descalzos.

—Hermoso, ¿cierto?

No había manera de que ella lo negara, le encantaba lo que veía, pues, jamás había conocido algo parecido. Era ella, y si verdaderamente lucía como tal, le fascinaba su encantador aspecto, el cual observaba una segunda vez y le estaba gustando muchísimo.

Miró al hombre frente a ella con agradecimiento y murió por obsequiarle un inocente beso en la mejilla, no obstante, se contuvo y colocó distancia entre ambos.

La joven espíritu se dio cuenta de que la cercanía de ese hombre le provocaba extraños sentimientos dentro de su femenino ser, y aunque no se caracterizaba por ser tímida, decidió que lo mejor sería actuar de esa forma, con prudencia y lejanía.

Aunque, de espaldas a él, sonrió deleitada por lo que sentía.

—Gracias por permitirme esto, es importante para mí.

Ella le guiñó un ojo en respuesta.

—¿Mañana también podría?

Los dedos de ella se levantaron uno a la vez hasta llegar al quinto y luego alzó sus manos en el aire, dándole a entender que podría hacer tantos retratos de ella como quisiera. Lo que causó que en las mejillas de él se formaran esos hoyuelos que la vivaz ninfa adoraba; podría plantar un par de sus lindas flores ahí.

—Entonces tenemos una cita.

Las cejas de ella se unieron en confusión.

—Cierto. Una cita es... —comenzó a explicar él cuando notó que ella no había entendido— es un encuentro acordado entre dos personas para verse y salir, o quién sabe, pueden hacer lo que ellos hayan decidido. Lo primordial es que la pasen bien.

Una sonrisa se dibujó en sus labios de color canela y luego juntó sus manos muy contenta. Ni siquiera entendía bien el contexto de esa palabra o que la misma podía tornarse de un modo romántico, pero de la emoción dio un saltito y le mandó un beso con la mano como despedida.

Tendría su primera cita con ese galante humano y el solo hecho la ponía feliz.

( 𖧧 🌱 𖧧 )

3.10.24

Sweet Sorelia » k.nj [ Terminada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora