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Jaehyun se dejó caer en la cama, hundiéndose en la suavidad del colchón mientras su mente seguía dando vueltas con la confesión de Taesan. Todavía estaba perplejo. ¿Cómo era posible que su mejor amigo le hubiera dicho algo así? Te amo. No había forma de que hubiese imaginado esas palabras, pero las había escuchado con claridad. El grupo de amigos que los había encontrado interrumpió el momento, y antes de que Jaehyun pudiera preguntar si había escuchado bien, se llevaron a Taesan a empujones, temerosos de que volvieran a pelear.

Pero no, definitivamente lo había dicho. No había sido una broma ni una confusión. ¿Por qué lo amaba? Taesan nunca había dado indicios de ser gay o bisexual, al menos hasta antes de que empezaran con aquel juego de ser "novios de mentira". Entre más pensaba en ello, más confuso se sentía, pero lo que peor lo inquietaba eran los latidos desenfrenados de su corazón, que parecían no querer detenerse.

No quería admitirlo, pero la confesión de Taesan lo había hecho más feliz de lo que habría imaginado. Sí, él también lo amaba. Lo había sabido desde hacía tiempo, pero no había tenido el coraje de admitirlo, ni siquiera a sí mismo. Había sido Taesan, su amigo y falso novio, quien dio el primer paso. Y ahora Jaehyun solo podía pensar en encontrar la oportunidad de decirle que lo amaba también.

La llamada de su teléfono lo sacó de esos pensamientos. Cuando miró la pantalla y vio el nombre de Taesan, su corazón dio un brinco. Sin dudarlo, contestó de inmediato.

—Te amo, Taesan. También te amo —soltó apresuradamente, sintiendo un peso liberarse de su pecho al escuchar una risa burlona al otro lado de la línea.

—Eso me hace muy feliz. —La voz de Taesan sonaba más suave de lo normal—. Quiero verte.

—Yo también quiero verte —respondió Jaehyun con una sonrisa tonta en los labios.

—Entonces ven a abrirme la puerta.

Jaehyun se levantó de un salto.

—Oh por dios, ¿estás aquí afuera? —exclamó, mirando la hora en su reloj—. Es demasiado tarde, tu mamá va a matarte.

—Ella puede enojarse todo lo que quiera. Y sí, estoy aquí afuera... hace un poco de frío, así que por favor, déjame entrar.

Jaehyun colgó el teléfono rápidamente, bajó de la cama descalzo y corrió hasta la puerta. Al abrirla, ni siquiera lo pensó dos veces antes de lanzarse a los brazos de Taesan. Lo apretó fuerte, sintiendo el calor de su cuerpo, mientras Taesan, riendo con suavidad, lo rodeaba con sus brazos, devolviendo el abrazo con ganas. Giraron sobre sus talones, balanceándose de un lado a otro, aferrándose el uno al otro como si no quisieran soltarse jamás.

—Creo que soy el tipo más feliz del mundo —murmuró Taesan, su voz llena de una emoción contenida.

—Yo también, Tae. No sabes cuánto. —Jaehyun apoyó su frente en el hombro de Taesan, respirando el aroma familiar de su amigo.

Taesan se apartó un poco para mirarlo a los ojos, aunque una risa nerviosa escapó de sus labios.

—Siento que me estoy muriendo de vergüenza —admitió—. Estamos siendo demasiado cursis.

Jaehyun sonrió, sonrojado.

—Lo sé... Pero es el tipo de cosas que la gente dice en las películas. Nunca pensé que yo algún día diría algo así.

—Yo tampoco.

¿a los cuántos besos dejamos de ser amigos? | ddingdongzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora