Capítulo 7: Promesas

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Morgan siempre se había considerado una persona que es capaz de adaptarse y comprender cada situación de la mejor manera posible.

Más nunca se imaginó que estaría envuelto alguna vez en esta clase de situación, ni tampoco creía poder adaptarse a ella, de igual manera no era algo que quisiera.

No recordaba haber llorado tanto como en estos últimos dos días, donde técnicamente había sido encerrado por ambos híbridos, había llorado, gritado, golpeado y de todo para poder salir, pero ni aunque se quedara sin voz lograba romper algo de la voluntad de ambos.

Eider seguía empeñado en hacerlo sentir "bien", cuando en realidad solo le causaba repugnancia, con sus sonrisas y apego masivo que solo era cada vez más espeluznante para él.

Chrysander en cambio intentaba darle su espacio, era el más calmado de los dos pero no por eso menos locos.

Ahora estaba llorando, en mitad de aquella cama con barrotes altos donde Eider lo había metido para que durmiera si "siesta".

Se negaba rotundamente a llamarlo cuna, sus ojos estaban hinchados, más su alma seguía intacta, el deseo de salir de los brazos de ambos hombres se hacía cada vez más prominente, pero parecía cada vez más lejano a medida que pasaba el tiempo.

Había pasado una semana, no entendía como todavía no había podido escapar, literalmente estaban dentro de un internado, lleno de gente, pero su cuerpo no le estaba respondiendo como era debido, se volvía débil, mareos incesantes lo atormentaban y le jugaban en contra, mientras el frío silencio y el nulo actuar de los estudiantes o profesores solo lo ahogaban más en su miseria.

Eider y Chrysander querían explicarle lo que sucedería, jamás les prestó atención de la misma manera en que los ignoraba hasta para comer, lo cual por cierto, ni siquiera hacía.

Primero muerto antes de tomar de un maldito biberón.

—No puedes seguir así toda la vida, Bebé —Morgan miro a Chrysander con el mayor odio que podía.

El chico zorro estaba recargado en la maldita cama—cárcel donde fue obligado a dormir su "siesta"

—Vete a la mierda.

Escupió con veneno, aunque su insulto parecía no llegar de la manera que quería, quizás por tener una maldita ropa infantil que no sabe en qué momento le colocaron.

Chrysander suspiro y lo miró con firmeza, intentando tomarlo en brazos, haciendo una mueca cuando de nuevo comenzó a gritar.

—Te vas a dañar tu garganta si sigues así—le recordó—¿por qué no puedes cooperar?, entre más rápido aceptes esto, más feliz serás, conejito.

Los ojos de Morgan se humedecieron, mordió su mejilla, tembloroso pero sin ocultar su orgullo y terquedad, estaba cansando, completamente cansado de todo esto, solo quería dormir y no tener que despertar nunca si con eso se libraria de aquellos dos híbridos.

Pero como van las cosas ni estando en las puertas del infierno podrá deshacerse de ellos.

—¿por qué no me pueden dejar tranquilo? —Finalmente se derrumbó haciéndose chiquito, parecía tan pequeño y vulnerable que los instintos de Chrysander solo aumentaron más—en serio —sollozo con fuera—dejenme en paz... ¡Yo no quiero esto!.

Quería decir que se consiguieran a otra persona, pero hacerlo sería ser egoísta, no quería que nadie se enfrentará al calvario en donde se encontraba.

¿Acaso estaba pagando los pecados de sus padres?. Sabía que existía el karma, pero nunca hizo algo tan malo para merecer esto.

Chrysander lo miro en silencio, escuchando su llanto, gritos y pataletas, quería calmarlo pero su mera presencia parecía aumentar el estrés y molestia de su bebé.

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⏰ Última actualización: Oct 07 ⏰

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