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Todo había sucedido demasiado rápido. Un día estaba recibiendo su marca tenebrosa y al siguiente Potter había salvado al mundo mágico. Después de la guerra las secuelas habían sido complejas y duras para todos los involucrados no importaba que hubieras sido parte de los héroes o de los villanos. Todos tenían algo en común.

Pesadillas.

Que a decir verdad no eran más que fragmentos de lo vivido. Recuerdos latentes de las vidas arrancadas y de la daños que eran aún palpables después de tantos años. Pero la vida continúo y trató de hacer lo que mejor sabía.

Hacer lo que otros le decían. Seguir el guión de un sangre pura.

Así que tomó en cuenta las opiniones de sus profesores, de su propia madre y comenzó a labrar un nuevo futuro. Su plan de acción era limpiar el apellido Malfoy, que el último Malfoy se llevará ese mérito —no pensaba en descendencia realmente — ¿Que bruja desearía casarse con él?

Posiblemente una sangre pura pero no quería un matrimonio arreglado. Pasar años atado a una bruja que posiblemente jamás pudiera llegar a querer o al menos tenerle aprecio.

Luego estaba el hecho de concebir, no se sentía con la calidad moral de guiar a un pequeño ser humano por eso en parte envidiaba a Theo, él había querido el paquete completo.

No había dudado en invitarle a salir a Luna en oír las cosas que ella le decía y sumergirse en su mundo. No tuvo dudas cuando vio en aquella tienda la sortija y solo pensó que era momento para casarse.

"Quiero echar raíces, amigo"

Fue lo que le dijo.

Ahora bien, el fruto de ese romance tan extraño estaba ahí. Jugando con su varita y lanzándole muñecos de felta al rostro.

Cuando Draco vio a Nova la primera vez sintió calidez y esperanza, nunca había visto un bebé tan de cerca. En su familia no había bebés ni parientes cercanos. Él en sus planes no estaban los hijos pero vio en la pequeña Nova una posible heredera para algo del oro de los Malfoy, era la hija de su mejor amigo y Luna había sido bastante amable con él y una de las primeras personas de otra casa ajena a Slytherin que lo había hecho sentir como un mago limpio.

Cuando Theo le pidió que le ayudará a escoger el nombre de su pequeña sintió que la amistad entre él y Theo era realmente algo más que eso. Era una hermandad.

Pensó en la tradición familiar y el tema de las estrellas, las constelaciones y sus significados.

Nova, un evento que provoca la aparición de nuevas estrellas, nueva estrella.

Ahora bien estaba ahí bajo el mismo techo que su enemiga de escuela una chica que realmente lo odiaba y que el odiaba o eso es lo que había pensando siempre.

Jamás se había puesto a pensar que hubiera sucedido si los ideales de supremacía de sangre no hubieran sido tan marcados por su familia, si la guerra no hubiera existido, si Potter hubiera aceptado ser su amigo aquel primer año.

¿Él habrá tenido otra opinión sobre Granger? ¿Ella habría sido su amiga?

No lo sabía. Pero si sabía que seguía siendo la misma chiquilla mandona, sabionda de siempre. Ese cabello salvaje estaba ahí, la manera de fruncir el seño y arrugar la nariz cuando se enfadaba, un libro en sus manos. Aroma a pergaminos y flores, tinta... Sí era la misma Granger de siempre solo que ahora en el molde de una mujer adulta.

—Por favor, Nova come tu puré — escuchó rogar a Hermione mientras Nova escupía de nuevo su pure de calabaza. —Según este artículo esto es un postre delicioso.

Padres por encargo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora