3 - fiesta.

2.8K 152 16
                                    

espero que les gustee 🤍

espero que les gustee 🤍

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LAURA

Nicholas es un chico dulce, pero se nota que tiene carácter. Es simpático con sus amigos, pero a los demás ni siquiera les dirige la palabra. Es como si solo quisiera permanecer en su círculo de conocidos, sin ninguna intención de salir de ahí, conocer o explorar.

Nos cruzábamos en muchas fiestas, pero nunca hablamos. Sabíamos de la existencia del otro gracias a amigos en común, solo que nunca hubo una razón para iniciar una conversación, hasta esta noche.

La música alta retumbaba en mis oídos, el alcohol circulando por mis venas, y las risas de fondo hacían que mi cabeza doliera. Pero fue precisamente eso lo que, finalmente, nos unió en un mismo círculo de amigos.

Entre risas, Chase, un chico de su grupo, sugirió jugar algo. Inmediatamente comenzaron a proponer juegos, todos aburridos a estas alturas, hasta que alguien propuso jugar "verdad o reto."

Las primeras rondas fueron bastante reveladoras. Nos enteramos del enamoramiento de Jack por Lizzie, vimos un beso tímido entre Tatiana y Jake, y otras verdades y retos inesperados. Todo estaba acompañado de los gritos y risas de los que nos rodeaban.

Cada vez había más risas. Y más alcohol.

Mi mirada recorrió a cada persona del juego, hasta que se detuvo en Nicholas, quien claramente no estaba participando. O más bien, quien parecía no querer participar. Cuando lo vi, él ya me estaba mirando. Le sonreí, y de inmediato desvió la mirada. Solté un bufido, molesta.

—¿Quieres que le diga? —dijo Chase, notando mi expresión de confusión. —¿Quieres que le diga a Nicholas si quiere jugar?

Me giré rápidamente para mirarlo.

—No... O sea, sí, pero no. A mí no me importa si juega o no —respondí, intentando sonar desinteresada.

Chase asintió y sonrió antes de dirigirse a Nicholas.

—Vamos, Nicholas, al menos una ronda —insistió, casi rogando.

Él suspiró, y tras unos segundos de insistencia, aceptó. Chase lanzó un pequeño grito de celebración.

—¿Verdad o reto? —le preguntó Chase, sin perder tiempo.

Nicholas se lo pensó un segundo antes de responder.

—Reto, pero que sea fácil —dijo con tranquilidad.

Chase se quedó pensando por un momento, hasta que finalmente dijo:

—Besa a Laura.

Mis ojos se clavaron en Chase, lanzándole una mirada fulminante de "¿qué demonios estás diciendo?"

Los demás alrededor comenzaron a gritar.

—Chase, no. Está ebria, y no voy a aprovecharme de eso —dijo Nicholas con arrogancia, mirándome.

¿Yo? ¿Ebria? ¿Quién se creía este tipo para decir eso? ¿Quería humillarme? Ridículo. Le voy a demostrar que no es así.

Di dos pasos firmes hacia él, ignorando las miradas curiosas y los murmullos que nos rodeaban. Sentía la sangre hervir y no iba a dejar que ganara esta batalla de egos.

—No vuelvas a decir algo así para ridiculizarme —espeté con rabia.

Él cambió su expresión a una de confusión.

—Oye, no me ref... —intentó explicarse, pero lo interrumpí.

Me abalancé sobre él, mis labios encontrando los suyos con una fuerza casi desesperada. Las voces y gritos de nuestros amigos parecieron desvanecerse por unos segundos. Solo éramos él y yo, fundidos en ese intenso beso.

Nos separamos después de unos momentos y cada uno volvió con su grupo, entre susurros mal disimulados.

Tras horas de juegos, tragos, bailes y muchos gritos, la fiesta comenzó a apagarse. Nunca tenían un final concreto, pero ya era tarde, y la gente empezaba a irse.

Ya no quedaban más de 30 personas. Todo se había vuelto aburrido y silencioso. Le insistí a mis amigas para que nos fuéramos, y ellas accedieron, sintiendo lo mismo que yo: la fiesta había terminado. Uno de sus novios nos ofreció llevarnos. Y como mi "buena" suerte lo quiso, Nicholas estaba en el mismo grupo, y no solo eso, también me llevaría a casa. Aunque no iba en mi dirección, su amigo le insistió que lo hiciera. Así que accedió.

En el auto íbamos acompañados de dos amigos de él, a quienes no conocía, pero había visto antes. Primero llevamos a Luca, que estaba completamente dormido. Luego fue el turno de Thomas, que no estaba mejor, pero al menos no estaba desmayado.

Finalmente llegamos al momento que menos me gustaba: Nicholas me llevaría a casa. Intentaba hablarme, pero yo estaba distraída, avergonzada por haberme acobardado antes.

Movió la mano frente a mi cara, sacándome de mi ensimismamiento.

—¿Qué? —le dije, desconcertada.

—Te lo repito: ¿Dónde vives? —preguntó con una sonrisa burlona.

Después de poner mi dirección en el GPS, nos dirigimos a mi edificio en completo silencio. El aire dentro del auto se sentía tenso, pesado.

Al llegar, comencé a guardar mi celular y mi gloss en mi bolso.

—Lau... —dijo, sorprendiendo al usar un apodo para referirse a mí.

—¿Qué pasa? —respondí, tratando de sonar amable, después de todo me había traído.

—¿Me pasarías tu número? —preguntó, mirando hacia la ventana.

¿Que si te lo pasaría? ¡Te pasaría todo! Eres hermoso, sexy, educado... ¡Todo!

—No. Mejor dame tú el tuyo —respondí decidida.

Prefería tener el control y escribirle cuando quisiera, una vez despejada del alcohol.

Me dio su número, lo saludé y entré a mi apartamento con una sonrisa en el rostro.

Al día siguiente le mandé un "gracias por haberme llevado". Supo inmediatamente que era yo, y continuamos hablando.

One Shots - Nicholas Chavez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora