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NARRADOR
OMNISCIENTE:
Tara acomodaba su cámara, ajustando la luz en el estudio mientras repasaba mentalmente la lista de actores que debía fotografiar ese día. Entre ellos, un nombre destacaba: Nicholas Chávez, el joven actor que había ganado popularidad rápidamente gracias a su papel protagónico en una serie de televisión. Aunque no se consideraba fanática de las celebridades, había algo intrigante en trabajar con alguien que estaba en el ojo público.
Cuando Nicholas entró al estudio, sus hombros tensos y su mirada cautelosa le revelaron a Tara que no se sentía del todo cómodo. Lo había visto antes en la pantalla, siempre seguro de sí mismo, pero frente a su lente, era solo una persona más, con la misma vulnerabilidad que cualquier otro.
—Hola, Nicholas, soy Tara —se presentó ella con una sonrisa amable—. ¿Listo para la sesión?
—Hola, Tara. Sí... bueno, supongo que sí —respondió él, claramente un poco nervioso, ajustándose el cuello de su chaqueta con torpeza—. No suelo hacer muchas fotos fuera de las promociones.
Tara se rió suavemente, intentando aligerar el ambiente.
—No te preocupes, vamos a mantenerlo relajado. Sólo sigue mis indicaciones y todo saldrá bien.
Nicholas asintió y se posicionó como ella le indicaba, aunque sus movimientos seguían siendo algo rígidos. Tara, consciente de la incomodidad del actor, decidió romper el hielo con una conversación más ligera.
—¿Cómo va la serie? He escuchado que ha tenido bastante éxito —comentó mientras ajustaba su lente.
—Sí, ha sido una locura —respondió Nicholas, relajando un poco los hombros—. Aunque, para ser honesto, no estaba preparado para la atención que ha traído.
—Me lo imagino. Debe ser extraño de repente ser reconocido por todas partes, ¿no? —dijo Tara, capturando algunas fotos mientras él comenzaba a moverse más naturalmente.
—Sí, un poco. A veces siento que ni siquiera sé cómo comportarme fuera de los sets de filmación. Es como si siempre estuviera en personaje —dijo Nicholas, con una sonrisa nerviosa.
—Bueno, aquí no tienes que actuar —dijo Tara, bajando la cámara por un momento para mirarlo a los ojos—. Solo sé tú mismo.
Hubo una pausa breve en la que Nicholas mantuvo la mirada, un leve rastro de curiosidad asomando en sus ojos. Era como si estuviera intentando leer más allá de las palabras de Tara, buscando algo en su tono de voz o en su expresión.
—Eso es más difícil de lo que parece —murmuró Nicholas, esbozando una pequeña sonrisa.
Tara rió de nuevo, capturando el momento exacto en que su expresión cambió, más relajada, más natural.
—Lo imagino, pero prometo que aquí no hay juicios. Solo fotos —respondió Tara con un tono tranquilizador.
A medida que la sesión avanzaba, las charlas intermitentes entre ellos fluían con más soltura. Nicholas ya no se veía tan tenso; sus poses se habían vuelto más casuales, menos forzadas.
—Entonces... ¿cómo terminaste en la fotografía? —preguntó él, mientras cambiaba de pose.
—Es una historia un poco aburrida —admitió Tara, mientras ajustaba la luz—. Siempre me gustó observar a la gente, captar pequeños momentos que otros no ven. Eventualmente, decidí hacerlo profesionalmente.
—Eso no suena aburrido —replicó Nicholas—. De hecho, suena como algo bastante fascinante. Ver lo que otros no ven, encontrar belleza en lo cotidiano.
Tara lo miró por encima de la cámara, ligeramente sorprendida por su comentario.
—Bueno, ahora me haces sonar mucho más interesante de lo que soy —respondió con una sonrisa divertida.
—Es que lo eres —dijo Nicholas, sin pensarlo mucho, y luego aclaró su garganta, como si se arrepintiera de su franqueza—. Quiero decir... tu trabajo lo es.
Tara dejó escapar una pequeña risa y volvió a enfocarse en la cámara, ocultando la leve incomodidad que sentía ante el inesperado cumplido. A pesar de que la atracción entre ellos no era fuerte ni inmediata, había algo en la forma en que Nicholas hablaba, en cómo la observaba, que despertaba una curiosidad mutua.
—Gracias, lo aprecio —respondió finalmente, intentando mantener la conversación casual—. A veces uno se pierde en lo técnico y olvida que está capturando algo más que una imagen.
—Sí, lo mismo pasa con la actuación —dijo Nicholas, relajándose aún más—. A veces me concentro tanto en hacer todo bien que me olvido de disfrutar el proceso.
—Es fácil olvidar eso cuando estás bajo presión, supongo —comentó Tara, mientras ajustaba la cámara para la última toma—. Pero al final, se trata de conectar con lo que haces, ¿no?
Nicholas asintió lentamente, como si estuviera procesando sus palabras.
—Exacto. Se trata de encontrar ese momento... y atraparlo.
Hubo un silencio entre ellos mientras Tara capturaba las últimas fotos, y aunque ninguno de los dos lo mencionó, era claro que ambos estaban pensando lo mismo: el momento que compartían, aunque breve, se sentía significativo de alguna manera.
—Listo, terminamos por hoy —anunció Tara, bajando la cámara y sonriendo—. Lo hiciste muy bien, Nicholas.
—Gracias, tú hiciste que fuera mucho más fácil de lo que pensaba —respondió él, ahora completamente relajado.
—Nos vemos pronto, entonces —dijo Tara, recogiendo su equipo mientras Nicholas se preparaba para irse.
Antes de salir, Nicholas se giró y, por un instante, la miró con una intensidad que no había mostrado antes durante la sesión.
—Espero verte de nuevo, Tara —dijo, con una sonrisa genuina.
—Igualmente —respondió ella, intentando no pensar demasiado en lo que esa sonrisa le había hecho sentir.
Cuando él salió por la puerta, Tara se quedó un momento en silencio, reflexionando sobre el encuentro. No era solo una sesión más, algo en la manera en que Nicholas había hablado, en la forma en que la había mirado, había dejado una huella inesperada. Apenas se conocían, pero ese primer encuentro había sido lo suficientemente intrigante como para que ella se quedara pensando en él mucho después de que la puerta se cerrara.
