Prologo

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La fama es una espada de doble filo, siempre brilla, pero también corta. Eres famoso por lo que haces, bueno o malo, pero lo que te define no es tanto la fama en sí, sino el camino que tomaste para llegar ahí. La fama, a veces, es una vida que tienes que vivir sin elegir realmente, una máscara que te cubre ante el mundo mientras tu verdadera esencia se va desvaneciendo en la sombra de lo que los demás quieren ver.

Sin vida privada, cada momento se convierte en un espectáculo, un escenario constante en el que tus pasos son seguidos, tus palabras son escuchadas y tus acciones son juzgadas. La fama trae consigo admiración y crítica, aplausos y susurros. ¿Pero qué queda cuando se apagan las luces y te encuentras a solas?.

Cuando eres famoso por ser actor de BL (Boys' Love), el apoyo de los fans puede sentirse como un abrazo cálido, pero también se convierte en una jaula invisible. Formar parte de un "ship" es parte del juego, y el fanservice, aunque no te guste o aunque solo veas a la otra persona como un amigo, se vuelve una expectativa. Si no lo haces, te tachan de poco profesional, y si lo haces, todos ven lo que quieren ver, fabricando una relación que no existe más allá de la pantalla.

La línea entre la realidad y la ficción se desdibuja. Los fans proyectan sus deseos en ti, hasta el punto de que, si tienes una pareja en la vida real, no será aceptada, porque para ellos, la única "verdad" es la del ship que ellos construyeron. Es un acto constante, donde tu vida personal ya no te pertenece; se convierte en una extensión de lo que la gente quiere que seas.

Tienes que estar con la persona que ellos quieren, o de lo contrario, te lanzarán odio. Es como si tu vida no fuera tuya, como si tus decisiones personales estuvieran siempre bajo el escrutinio y el control de personas que no conocen ni tu verdad ni tus sentimientos. Las fans, en su pasión, a veces olvidan que son eso: fans, no dueñas de la vida de un famoso. Ven lo que quieren ver, interpretan lo que desean interpretar, y si no cumples con sus expectativas, se sienten traicionadas, como si les debieras algo más que tu trabajo.

Pero la realidad es que nadie debería tener poder sobre tu vida más allá de lo que tú permites. Ser actor, ser famoso, no debería significar perder el derecho a vivir tu propia historia. La fama puede ser una ilusión tan frágil como el cristal; se rompe con facilidad, y muchas veces el precio que pagas es demasiado alto, porque lo que pierdes es tu propia libertad de ser quien realmente eres. Al final del día, todos tienen que recordar que los actores son personas, no personajes para moldear a su antojo.

Es natural entender a las fans. Después de todo, sueñan con que su ship sea real, o tal vez incluso creen que lo es. Para ellas, la química entre los actores en pantalla es mágica, y esa magia es difícil de separar de la realidad. Ven en sus interacciones lo que quisieran ver en la vida real: dos personas conectadas de una manera especial, como en las historias que tanto aman. Y no se les puede culpar por querer que esa fantasía continúe más allá de la ficción.

Pero imagina por un momento cómo sería para uno de esos actores. Un día, después de meses o incluso años de construir ese ship, decide ser honesto con sus fans. Se arma de valor y dice: "Tengo una pareja en la vida real". Espera que lo entiendan, que lo apoyen, porque aunque les ha dado mucho a través de su actuación, su vida personal es algo que también merece respeto. Sin embargo, en lugar de recibir el cariño que espera, se encuentra con el rechazo, con el dolor de quienes sienten que su fantasía ha sido destruida.

¿No debería ser diferente? ¿No debería haber apoyo para esa persona, no solo como personaje, sino como ser humano con su propia historia? Es un recordatorio de que, aunque los fans pueden soñar con lo que ven en pantalla, también es importante recordar que esos sueños no deben interferir con la realidad de quienes los hacen posibles.

En el fondo, los actores son personas, y como tales, merecen la libertad de amar y ser amados, ya sea dentro o fuera de la ficción. Y cuando alguien a quien admiras encuentra felicidad en su vida personal, ¿no es eso algo digno de celebrar también?.

Pavel vivía atrapado en ese dilema, enredado entre la realidad y la fantasía que los fans construían alrededor de su ship. Cada vez que salía al escenario o interactuaba en redes sociales, sentía la presión de mantener esa imagen de pareja que todos querían ver. Para los fans, él y su compañero en pantalla eran algo más que actores: eran el romance que deseaban ver hecho realidad. Pero esa fantasía, aunque encantadora para muchos, se volvía una carga pesada para Pavel.

Él tenía una pareja en la vida real, alguien a quien amaba profundamente, pero a quien mantenía escondido por miedo. Había visto lo que pasaba cuando otros actores decidían ser honestos, cuando revelaban sus verdaderos amores: el odio, las críticas, la decepción de los fans que se sentían traicionados. Era como si su vida personal fuera una traición a las ilusiones de otros, como si su felicidad real no tuviera lugar en el mundo que sus seguidores habían construido.

Pavel se encontraba dividido entre dos mundos: uno, el que compartía con su pareja, lleno de amor verdadero, aunque oculto en las sombras; y otro, el que mostraba ante millones de ojos que esperaban que siguiera el guion de un romance ficticio.

Quería ser libre, quería ser honesto y mostrar al mundo quién era realmente, pero el temor al rechazo, al odio y a perder lo que había construido lo mantenía en silencio.

El miedo era real, palpable, y Pavel lo sentía cada vez que veía cómo otros actores, simplemente por decir la verdad, eran atacados. El precio de la sinceridad era alto, y él no estaba seguro de estar dispuesto a pagarlo.






FAME/ POOHPAVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora