Han pasado seis meses desde que Chloe y yo viajamos en el tiempo. Seis largos meses desde que regresamos a esta versión de Auradon, en apariencia perfecta, pero hay algo inquietante en esta paz. Al principio, compartir habitación con Chloe Charming fue como un respiro. Las noches llenas de risas, secretos y planes nos acercaron más de lo que jamás hubiera imaginado. Nos unimos tanto que pensé que nada podría romper lo que teníamos, pero no fue así. Todo cambió tan rápido que apenas pude darme cuenta.
Ahora, veo a Chloe deslizarse en la vida que siempre estuvo destinada a tener. Popularidad, perfección, admiración... Todo eso es parte de su cuento de hadas. Y yo, Red, la hija de la Reina de Corazones, me siento cada día más ajena a todo. Es irónico, porque mientras más se destaca Chloe, más me alejo, como si estuviera perdiendo mi lugar en esta historia que no me pertenece.
Recuerdo la primera vez que Chloe tuvo que ir a las pruebas para el equipo de esgrima. Estaba nerviosa, tanto que me rogó que la acompañara al campo de práctica, por si se desmayaba del estrés. "Prometo que estaré en cada entrenamiento, en cada torneo" le dije, sonriendo.
Resultó que tuve razón, no en lo de que se desmayaría, sino en que la aceptaron de inmediato. Chloe, con su talento y su carisma, se convirtió en el alma del equipo. Mientras practicaba, la forma en que manejaba la espada era impecable, fluida, como si hubiera nacido para liderar. Los aplausos la seguían a donde iba. Y allí estaba yo, en la sombra, observando desde un rincón, sintiendo que, con cada golpe de su espada, me alejaba más de ella.
Pero luego pasó algo raro. Una tarde, mientras la observaba practicar, noté cómo las personas a su alrededor parecían... cambiar. Sus rostros se volvieron borrosos, irreconocibles, como si estuvieran a punto de desvanecerse. Parpadeé, tratando de sacudirme esa sensación extraña. Al volver a enfocarme, todo estaba igual, como si nada hubiera pasado. Chloe seguía en el centro de todo, sonriendo, perfecta, ajena a lo que acababa de suceder.
No era la primera vez que algo así me pasaba.
Esta mañana, mientras me peinaba frente al espejo, mi reflejo me jugó una mala pasada. Mi cabello, siempre rojo brillante, por un segundo se volvió negro azabache. Parpadeé, y volvió a la normalidad. Lo ignoré, como siempre. Pero ya no puedo hacerme la tonta. Cosas así están pasando más seguido, y aunque lo intente, no puedo seguir fingiendo que es normal.
Cuando Chloe terminó su entrenamiento, decidí irme antes de que viniera a hablar con sus "admiradores". Subí a la habitación primero, pero, mientras me quitaba los zapatos y me metía en la cama, no podía sacarme esa sensación extraña de encima.
Cuando Chloe finalmente llegó, sus pasos ligeros llenaron el cuarto. Se quito su uniforme deportivo con una despreocupación que inquietaba. Me le quedé mirando unos segundos desde mi cama, incapaz de detener las palabras que salieron de mi boca:
"¿Lo has notado?""¿Notar qué?" respondió con una sonrisa perfecta. Esa sonrisa que me atormentaba. "Auradon está mejor que nunca. Todo está bien."
Tuve que contener una risa amarga. ¿Mejor que nunca? Para mí, Auradon se sentía como caminar sobre cristales rotos, sin saber cuál sería el paso que me cortaría. Cada vez que intentaba compartir mis dudas con Chloe, parecía ignorarme, o peor, realmente no entendía lo que le decía. No podía ver lo que yo veía.
Rodeé los ojos, frustrada, y me di la vuelta, fingiendo dormir. No pude pegar ojo en toda la noche. Oía cómo Chloe se preparaba para dormir, tan tranquila, mientras yo seguía atrapada en mis pensamientos. ¿Cómo era posible que viviera en la misma realidad que ella, y, sin embargo, todo fuera tan diferente?
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Glassheart : El Reino Torcido
FanficEn Glassheart: El Reino Torcido, Red y Chloe comienzan con cierta tensión romántica no resuelta, pero todavía no están en una relación. Ambas son fuertes, pero con personalidades opuestas: Chloe es la hija de héroes y, como tal, busca la perfección...