La bruma del bosque bizarro envolvía a Dipper mientras avanzaba al lado de Alex, su guía en este extraño y retorcido mundo. Cada paso parecía llevarlo más lejos de todo lo que conocía, y más cerca de algo que le aterraba más que cualquier monstruo o peligro que hubiera enfrentado antes: la idea de perderse a sí mismo.
Los árboles que lo rodeaban no eran como los de su Gravity Falls. Las ramas se retorcían hacia el cielo como garras, sus hojas eran negras como el carbón, y el suelo parecía temblar bajo sus pies. El aire, espeso y opresivo, le dificultaba respirar, como si este universo estuviera construido para incomodar.
—Cada vez estás más cerca —dijo Alex, su voz neutral y carente de emoción—. Pero aún tienes mucho que aprender.
Dipper miró a su alrededor, desconfiado. A pesar de la aparente calma de Alex, no podía evitar sentir que algo estaba mal con él. Era demasiado frío, demasiado calculador. Aunque había pasado poco tiempo con él, Dipper ya se daba cuenta de que, en este mundo, la emoción no tenía cabida. ¿Sería ese su destino también?
—¿Qué es lo que debo aprender exactamente? —preguntó Dipper, con una mezcla de curiosidad y temor.
Alex se detuvo en seco, observando a Dipper con una mirada penetrante.
—Tienes que dejar de sentir, Dipper. Los tatuajes que llevas en tu piel son un reflejo de tus emociones. Mientras más fuerte sea tu conexión emocional con alguien, más poder tendrán sobre ti. Y si no los controlas... —Alex hizo una pausa, mirando hacia el horizonte—. Nunca podrás regresar.
El peso de esas palabras cayó sobre Dipper como una losa de concreto. Sabía que había algo raro en los tatuajes desde que habían aparecido, pero nunca imaginó que sus propios sentimientos pudieran ser su mayor obstáculo. El recuerdo de Pacifica, de su rostro y de las promesas que alguna vez habían hecho, lo invadió de inmediato. Pero, al mismo tiempo, sintió una frialdad creciente en su pecho, como si el mismo universo estuviera empezando a devorar sus emociones.
—No es tan fácil dejar de sentir —murmuró, su voz casi un susurro.
—Eso depende de ti —respondió Alex—. No es fácil, pero es necesario. Si quieres sobrevivir aquí y, sobre todo, regresar, tienes que aprender a dejar ir todo lo que te ata a ese mundo. Empezando por ella.
El corazón de Dipper se contrajo al oír esas palabras. Sabía a quién se refería. Pacifica. El simple hecho de pensar en ella le dolía más que cualquier otra cosa. Era el único hilo que aún lo conectaba a su antigua vida, la única esperanza de que, algún día, todo volviera a ser como antes.
Pero también sabía que cada día que pasaba en ese lugar, sentía que la distancia entre ellos crecía. Sabía que ese lugar estaba afectándolo, haciéndolo más frío, más distante.
—¿Y qué pasa si no quiero olvidar? —preguntó, desafiante.
Alex esbozó una sonrisa, pero no era de alegría, sino más bien una mueca vacía, desprovista de emoción.
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Las dos caras de la moneda Perdido en el Multiverso
AdventureTres años. Ese es el tiempo que ha pasado desde que Dipper Pines, en un acto de sacrificio, desapareció en el abismo del multiverso, llevándose consigo a Bill Cipher y sus amenazas. La paz volvió a Gravity Falls, pero no sin un alto precio. Las cica...