Me embaracé por accidente de una mujer omega [ONC 2023]

♖ 4. Enroque

Hice mi maleta con lo que más me importaba.

"Corazón" fue en la primera en quién pensé al momento de que la oferta -en realidad fue una orden- de mudarme a casa de la omega llegara. Creí que por su carácter temeroso, se estresaría y me odiaría por arrastrarla a un lugar desconocido. Pero en ningún momento siseó o pareció agitada, curiosa de todo el revuelo que la rodeaba. Sus ojos verdes seguían los movimientos de las personas que caminaban por toda la casa, desde su transportadora rosada.

Mi abuela se alegró con la noticia, no estoy segura si fue porque de esa manera se desharía de mí y mi estrés, o porque tenía la ilusión de que la otra madre se hiciera "cargo" de su parte de la responsabilidad. De forma noble ayudó a los asistentes de la omega, quienes recogían mis cosas, con una lista de consejos para cuidar embarazadas, la misma que quiso achocarme pero que guardé muy en el fondo de mi armario. Ahora una de las chicas la traía consigo a todas partes y utilizaba la lista cada vez que quería hacer algo tan sencillo como agacharme, decir que tenía antojo de sushi o cargar las cajas de la mudanza.

Seguía sin poder hacer nada. Esperaba que eso cambiara en cuanto pudiera conocer a la omega que tantos problemas me traía.

"Ella será más razonable", o eso pensaba.

Con un gran abrazo me despedí de la abuela, prometiendo llamarla todos los días por la mañana. Le habían ofrecido acompañarme e incluso mudarse conmigo, pero lo rechazó, comentando que era una señora mayor muy ocupada y que no tenía tiempo de encerrarse conmigo, pero que iría a visitarme con solo pedirlo.

Ya en el automóvil, con todos mis objetos de valor cargadas en el maletero, "Corazón" paseando sobre mis piernas y observando por la ventana abierta. Daba inicio un capítulo nuevo de mi vida.

Los guardaespaldas, los ayudantes de mudanza e incluso el chofer eran agradables, conversamos durante todo el camino. Dimos vueltas por la ciudad, con mi buen radar integrado, desarrollado gracias a mis viajes aventureros en motocicleta, pude saber en dónde me encontraba sin problemas. Era la zona norte de la ciudad, donde se podía ver la gran diferencia de niveles sociales entre las personas del sur.

Casas enormes, que podían incluso tener toda una cuadra para sus construcciones. Jardines inmensos, verdes y con flores, muros altos y con seguridad alrededor, cámaras y vigilantes, amplios caminos para los autos. Sabía que la omega tenía dinero, pero no creí que tanto. Íbamos cada vez más al final de todas esas enormes mansiones, hasta el fondo. "¿Cómo conviven con sus vecinos?", estaban separados literalmente por enormes murallas y casi un kilómetro entre sí.

Por fin nos detuvimos frente a una enorme casona. Me sorprendió que no compartiera el mismo aspecto moderno y refinado de las otras mansiones, sino más bien era eso, una casona. De las antiguas que se encuentran en el Centro y en Paseo de Montejo, donde los conquistadores y más adelante los hacendados, demostraban su estatus y poder adquisitivo por medio de altos muros y decorados pilares de oro y marfil. Casas "de pastel". Porque lucían como un hermoso betún blanco decorando un pan como si una delicada manga pastelera hubiera hecho todos los finos detalles.

–Es gigantesca –mientras bajaba, pude admirar una fuente cristalina frente a la entrada, rodeada de frondosos árboles de ceiba, césped cortado al ras, pájaros cantando alrededor y la luz del sol resplandecía contra los cristales, en el verde pasto y en el agua–. Y muy hermosa.

"Corazón" entre mis brazos saltó para correr velozmente hasta el final del enorme patio.

–¿Está realmente bien que ella haga eso? –susurré a una de las mujeres a mi lado.

–Sí, el muro es alto, será difícil que pueda escapar.

Me guiaron dentro, emocionados por mostrarme cada rincón de la residencia. A mi espalda, podía oír a la chica morena dar órdenes de cómo quería que se acomoden los muebles.