HARRY'S LIFE

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-¿Se puede saber que tanto necesitas? –Rezongó fastidiada. –Tengo Literatura.

-Necesito saber una cosa.

-¿Qué cosa? –Gruñó. Él se le acercó y la miró serio, y solo en ese entonces Rowan lo miró con seriedad.

-¿Porqué me odias tanto? –Ella tragó saliva. Enumerando mentalmente las miles de razones que tenía para odiarlo. Las cientos de acciones que le molestaban. Levantó el mentón, quedando a escasos centímetros de Harry. Se le quedó mirándolo provocativamente y luego suspiró fastidiada en sus labios.

-No tengo tiempo para explicarte los miles de motivos que tengo para odiarte. –Rezongó. –Pero si de verdad estás tan desesperado, te diré que principalmente es por esa actitud de todos-me-aman que tienes. –Dijo acomodándose el bolso y saliendo de escena. Harry se quedó tenso mirando el vaivén de sus caderas caminando por los pasillos. Gruñó por dentro, sin saber porqué le fastidiaba tanto que Rowan Lee lo odiara de esa manera. De hecho, él también odiaba esa personalidad de superioridad que a veces tenía. Sin mencionar que solía ser algo fastidiante y tediosa (claro, como el resto de las mujeres para Styles).

Tal vez ella tenía razón. Tal vez él sí era un bueno para nada, que siempre tomaba las cosas por hechas. Harry Styles siempre fue un pobre diablo, pero, era humano por sobre todas las cosas. Lo que pensaran de él le dolía, le afectaba. Rowan pensaba que era un mojigato, un mujeriego, un narcisista: lo era. Todo eso era cierto, y él no lo negaba. Pero por alguna razón, le molestaba por sobremanera que ella pensara así. Su sinceridad al hablar sobre sus defectos, su desinhibición.

Suspiró, su vida no era el cuento de hadas que todos creían que era. Todos pensaban que por ser “Popular” tenía felicidad. Pero nadie sabía nada sobre él. Ni sus amigos sabían sobre su vida. Harry sabe que, después de todo, nunca fueron sus verdaderos amigos.

Solo estaban con él por lo que él les podía dar, por lo que podían obtener de él.

El día pasó y la última campana sonó. Rowan bufó fastidiada. Apenas era el segundo día y ya quería morir. Era un verdadero infierno tener que pasar cuatro horas en un salón de clases –sola- con ese bueno para nadas de Styles.

En el salón, estaba Harry mirando por la ventana. Con ojos de nostalgia y tristeza, serios y por primera vez Rowan se dio cuenta de que Harry tenía ojos verdes, y no azules como todo el mundo creía.

-Son verdes. –Dijo Rowan. Dejó su bolso en el asiento de adelante, y él sonrió.

-¿Disculpa? –Exclamó, sorprendido. Como a quien lo sacan de su burbuja de pensamientos. Los ojos se le agrandaron, no solo eran verdes: eran preciosos.

-Tus ojos. Son verdes, todo el mundo dice que son azules. –Él negó con la cabeza, y volvió a sonreír, está vez con un gesto melancólico. -¿Por qué estás con esa clase de gente? –Añadió Rowan, curiosa.

-No es de tu incumbencia. –Gruñó.

-Seguro porque ellos tienen algún secreto macabro. Apuesto que asesinaste a alguien y ellos mantienen tu secreto. –Burló Rowan, fingiendo sorpresa: abriendo su boca en forma de “o” y abriendo bien sus ojos marrones. Él río pesadamente y la miró fijo a los ojos.

-¿Tanto me odias? –Espetó entre una risa cansada.

-Odio en lo que te convertiste.

-Yo también. –Admitió.

-¿Enserio? Yo creí que adorabas tu vida perfecta.

-¿Crees que mi vida es perfecta? –Exclamó irónico. Dibujó un círculo con sus manos. –Nada de esto es perfecto. Una novia que no te ama, amigos falsos, gente interesada cada vez que te das vuelta. Mi vida no es el cuento de hadas que pensaste que era gatita.

-¿Por eso me fastidias desde primero de secundaria? ¿Por qué tienes una vida tan difícil que no puedes con la presión? –Preguntó, y él la miró extrañado.

-Ninguna vida es un cuento de hadas Harry. –Inquirió melancólica, recordando la vez que ella, Mike y sus padres visitaron la casa de su abuela en el campo. Comiendo sandías frescas en pleno verano, y sintiendo la briza chocar contra su frente. Viendo como los pájaros volaban salvajemente por entre los árboles.

-¿Cómo lo sabes?

-Porque todos tienen sus problemas Harold. –Masculló molesta. Él la miró fijo.

-Te molesto porque quiero. –Gruñó sin prestarle realmente atención al asunto. Ella lo miró.

-Te detesto. Detesto todo lo que me haces. –Rowan derramó una lágrima, y él solo entonces se preocupó.

-Rowan…

-¡No me toques! –Chilló, y más lágrimas le caían por los ojos. –Harry, tu vida sí es perfecta. No sabes valorar las cosas que tienes. –Añadió y se fue a sentar a uno de los bancos de la otra punta. Pero antes, Harry la tomó del brazo, atrayéndola hacía él, abrazándola.

Envolviéndola entre sus brazos, en un abrazo cálido y confortante.

-Lo siento Rowan. Solo que, simplemente perdí mi camino. –Murmuró a su oído, mientras le acariciaba el cabello.

BulliesWhere stories live. Discover now