Un domingo de pasión

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Ayer (como todos los domingos) el hombre perfecto me hizo suya una vez más, pero esta vez fue mágico.
Lamentablemente su cama hacía un ruido fatal y el escritorio también, pero encontramos un colchón en un rincón del cuarto.
Nos emocionamos montones, no me malinterpretes, me encanta hacerlo en el escritorio y que entre del todo, pero si los padres de él no nos escuchan, mejor.
Fue magnífico sin el ruido molesto de esas maderas viejas, primero, lo hicimos en 4, a él le fascina esa pose porque deja ver mi cuerpo en plena vista y le da la libertad de nalguearme y agarrar mi cabello con fuerza, siempre se viene rápido así.
Después de venirse dos veces fui yo arriba y me moví como nunca. Él estaba medio mareado pero seguimos y la mejor parte fue cuando él estuvo arriba, allí ya no usábamos protección, y se sentía absolutamente todo cuando se cansó de los brazos y apoyó sus codos para descansar.
En ese momento creí que los dos estábamos agotados hasta que empezó a penetrarme mientras yo lo abrazaba y le pedía entre gemidos silenciosos que me de más duro para sentirlo completamente dentro de mi. Lo que sentía era inexplicable, tanto así que mis ojos fueron tornándose blancos de placer y la espalda de mi novio estaba toda rasguñada, lo que era sorprendente para mi era su forma de pedirme que siguiera marcando su espalda con fuerza. Me hizo llegar a un orgasmo delicioso, algo que nadie me ha hecho sentir, y esa es una de las razones por las que lo amo, porque no solo piensa en su placer, sino también en el mío, de hecho, piensa demasiado en como hacerme sentir maravillas. La forma en la que me mete los dedos es espléndida, tan delicado y a la vez rudo, y nunca puede faltar que chupe y muerda mis pechos apasionadamente hasta dejar marcas por días. Somos tan intensos y bruscos, siempre tenemos ganas del otro y nos las quitamos a toda hora, es la única persona con la que me desnudo completamente, es medio vergonzoso decirlo pero con él fue la primera vez que deje ver mi cuerpo completamente. Con el todo es mágico, desde una pequeña siesta hasta una gran noche de pasión.

Amantes eróticosWhere stories live. Discover now