La Leyenda del Fénix Oscuro: "La Prisión de Henna"

- Susurros Eléctricos -

                    "Hay quien rompe el silencio, desvía el nombre del viento y corta las voces que, a pesar de hacer ecos siguen sonando. -Si hay armas hay guerras- y ese es el lema de todo un comercio, que es parte de la trama de la que aquí se habla". [Introducción]

            Hagamos una vista de águila sobre las colinas de Hôl Héleden, ubicadas al Noreste en el continente de Eyyîn; Formando el valle de Ölon, las colinas de Hôl Héleden visten una ondulante vegetación que desciende entre las crestas de la estepa desde la mediana de sus cumbres hasta los poblados de la cuenca. Escasamente irrigados por las rías poco caudalosas del Läware-ka Dören, unos palmerales y alguna arbolada resaltan entre las colinas del valle dando vida al paraje desértico que lo rodea. Al Oeste están las Ciudades-Oasis de Ereyêns que se extienden por todo el Arco Norte hasta la flecha de Gemmalyân, un paso estrecho y montañoso hacia la tierra de los gigantes. Estas ciudades-estado están bajo el gobierno de Klonoah Xoclod quien reina en las grandes marcas de agua con mano de acero con el Emir Minucio Sexto a su servicio; En el perímetro Este del continente y pasando las arenas del Goblin está el 'Cañón Amarillo' un valle costero repleto de diversos poblados de Ogros que han habitado ahí durante generaciones; al Sur del Cañón Amarillo está Grunge Zi, una región de cavernosas ciudades donde comerciantes e ingenieros expanden sus diligencias de minería, artilugios mágicos y armamento, y más al Sur aún están las tierras de Lêegan, gobernados por las curias de los Corsarios. No exentos de males, los habitantes del continente de Eyyin están afectados por la actividad volcánica causada por unos malvados y duendes hechiceros del fuego. Sin embargo, algunos gremios han combatido este fenómeno valiéndose de tropas y armamento específico para ello. Pero... ¿Quién arremete al interior de las montañas, sobrevive a plagas que habitan entorno a los volcanes y batalla las criaturas más bestiales y terribles que custodian los corazones ígneos de los volcanes?

            Bien, pues las 'tropas de las arenas', han logrado detener en varias ocasiones las erupciones y seísmos causado por la magia de las tribus de Jafetês que, reunidos en sectas, activan el interior de los volcanes para manipular el magma y con ello devorar a los poblados acabando con comunidades de comerciantes enteras y con los batallones que los protegen. Las tropas de las arenas, también llamados los Araer'hôn o el ejército carmesí, son batallones organizados al servicio del Emir que se encargan de obtener reservas minerales del interior de los volcanes y de aplacar de paso estos Jafetês. Sin embargo, durante la última campaña la suerte no acompañó y mermaron centenas de estas tropas y de los trabajadores mineros que escoltaban. Yoren de los Dykrés perdió más de decenas efectivos y Somt, quien había contratado a los mercenarios de Senén también perdió muchos hombres valiosos. Con Somt trabajaba Tum y Selena, cuyos hombres ya habían batallado en muchas otras ocasiones con las tropas de Senén, pero ni espada con espada pudieron evitar en esta ocasión las tantas bajas que sufrieron. La situación del equipo era desmoralizadora y las tropas se vieron forzadas a dividirse. A continuación, vamos a contar cómo llegó a ocurrir esta movida y como comienza el viaje de estos héroes en el magnánimo conteniente del este.

[Valle de Ôlón – Aldea de Terie]

             Reagrupados en la Posada de Fiyido, los principales líderes de las Araerhôn, debaten la próxima campaña. Los golpes de cubertería sonaban por toda la sala en la taberna del viejo Fiyido mientras los gritos de la anfitriona despertaban el pavor entre clientes: - ¡Li selan, ih kala ih, kala mapi Krüg ni satele! – tras el estampado de un panel que separaba cocina de salón, se apreciaba la silueta tocada de la jefa de cocina acompañada de una figura menuda y globinada. Entonces, seco, como el polvo de azufre que se propagaba a ráfagas por las incesables ventriscas, el sonido de una pinta golpea con rudeza la madera de una mesa: