Más allá de lo que depare el destino

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Ranpo se despidió de Shuji con una sonrisa, pero no sin antes robarle un rápido beso en la mejilla, una acción que hizo que el corazón de Shuji latiera desbocado. Ranpo salió corriendo hacia su casa, dejando a Shuji sonrojado y aturdido por la sorpresa.

Mori no dejó de sonreír mientras observaba a su hijo, cuyas mejillas ardían por el rubor.

—Tienes que admitirlo, Shuji, tú y Ranpo harían una excelente pareja —dijo Mori, sin poder contener la risa al ver a Shuji tan avergonzado.

—¡Papá! —exclamó Shuji, cubriéndose el rostro con las manos, incapaz de contener la risa nerviosa.

Esa noche, mientras la luna brillaba con intensidad, Shuji reflexionó sobre la peculiar relación que comenzaba a florecer entre él y Ranpo. A pesar de su timidez natural, sentía una extraña atracción hacia el chico audaz y encantador. La idea de un vínculo más profundo lo llenaba de un cálido anhelo, aunque la realidad de ser un omega en un mundo que a menudo favorecía a los alfas le causaba una leve inquietud.

Al final, Shuji decidió que no podía dejar que el miedo o las dudas ahogaran su felicidad. La vida era demasiado corta para no arriesgarse a experimentar el amor en todas sus formas. Cerrando los ojos, imaginó un futuro en el que él y Ranpo pudieran ser libres de ser quienes realmente eran, sin las ataduras de las expectativas sociales.

Mientras la noche avanzaba, la posibilidad de que su historia juntos floreciera parecía más real que nunca.

El siguiente día comenzó temprano para Shuji. El leve tintineo de su despertador resonó a las 5:00 en punto, y aunque sus párpados aún estaban pesados por el sueño, Shuji sabía que tenía que levantarse. Se sentó en la cama por un momento, contemplando el suave brillo azul del amanecer que comenzaba a filtrarse a través de las cortinas de su ventana. El aire estaba frío y sereno, y la casa, aún sumida en el silencio, parecía estar en calma absoluta.

Shuji se estiró y se deslizó fuera de las cálidas sábanas, dirigiéndose al baño. El agua caliente de la ducha lo despertó completamente, el vapor envolviendo el pequeño cuarto mientras Shuji se aseguraba de estar bien arreglado. A sus siete años, era algo sorprendentemente meticuloso con su aspecto. Su padre, Mori, siempre le decía que era importante estar bien presentado en todo momento, y Shuji había tomado esas palabras muy en serio.

Salió del baño, el cabello aún húmedo, pero cuidadosamente peinado. El uniforme escolar estaba perfectamente colocado sobre una silla a un lado de su cama, planchado y listo desde la noche anterior. Se lo puso con calma, sintiendo cómo la suavidad del tejido le daba una sensación de orden. Una vez que estuvo completamente vestido, se miró en el espejo, asegurándose de que todo estuviera en su lugar.

A las 5:30, Shuji bajó las escaleras en silencio, ya sintiendo el familiar aroma del desayuno preparado por su nana. Al llegar al comedor, encontró a su padre, Mori, ya sentado, con un periódico en las manos y una taza de café humeante frente a él. Mori siempre era madrugador, y el ambiente tranquilo de esas primeras horas era algo que ambos compartían.

—Buenos días, papá —saludó Shuji mientras tomaba asiento.

Mori levantó la vista del periódico, su expresión siempre seria, pero con un toque de calidez en los ojos cuando se trataba de Shuji.

—Buenos días, Shuji —respondió con su voz profunda y calmada—. ¿Dormiste bien?

Shuji asintió mientras su nana, con una sonrisa amable, colocaba un plato de tostadas y huevos delante de él.

—Sí, aunque... no sé —comenzó Shuji, un poco vacilante—. He estado pensando en lo que dijo Ranpo ayer.

Mori dejó el periódico a un lado, interesándose en las palabras de su hijo.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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Más que un cielo 🔞 || Fyodor x Dazai x Ranpo x Chuuya Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora