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-Estamos fracasando -dijo Oscar con un suspiro, acostándose junto a su novio.

-Somos dos. ¿Cómo mierda no podemos ser buenos en esto? -se quejó Carlos.

Había pasado un mes desde que la pareja intentó por primera vez que Charles conociera a alguien. Pierre Gasly, el primer candidato, era un joven francés encantador que Carlos había conocido durante su intercambio. Pierre había venido de visita a Mónaco para pasar unas pequeñas vacaciones, pero desde su primera cita, Charles había encontrado defectos.

[...]

-El restaurante es muy bueno, ¿por qué no habíamos venido aquí antes? -preguntó Charles mientras caminaba con su brazo entrelazado al de Oscar.

-Carlos y yo ya habíamos venido una vez -mencionó Oscar con una sonrisa, recordando una de sus primeras citas con su novio, pero su expresión cambió al ver la cara de su mejor amigo-. No creíamos que te gustaría, por eso no te habíamos traído antes.

-Es lindo -comentó Charles, volviendo a mirar al frente.

Carlos se aclaró la garganta, listo para hacer el primer movimiento post "primera cita" de Charles.

-Hablando de cosas lindas -Carlos le dio una pequeña mirada a su novio antes de continuar-. Pierre me acaba de enviar un mensaje -mintió-. Le pareciste lindo, Charles.

Charles sonrió con arrogancia.

-Por supuesto que le parecí lindo, soy muy guapo, Carlitos.

Carlos evitó rodar los ojos; a este ritmo temía quedarse bizco.

Oscar se rio por la confianza excesiva de su mejor amigo, pero se aclaró la garganta al ver la mirada que Carlos le lanzaba. Era su turno de actuar.

-Y a ti, bebé, ¿qué te pareció Pierre? -preguntó Oscar, empujando juguetonamente a Charles.

-Bueno, es un poco lindo -respondió el monegasco con aparente indiferencia-, pero no sé, no es mi tipo.

-¿Cómo que no es tu tipo? -preguntó Carlos, con un ligero tic en el ojo-. ¡Pierre es perfecto!

Charles miró al español con una expresión de duda, luego dirigió una mirada a Oscar que parecía decir: "Revisa a tu novio."

-Carlos quiere decir que Pierre no solo es lindo, está estudiando su especialidad en medicina, es muy amable y además le encantan los animales -intentó ayudar Oscar, viendo la situación escapar de sus manos.

-No sé si un Doctor Shepherd con mascotas sea mi tipo -dijo Charles como si nada-. Además, ¿vieron cómo comía la pasta? Necesito a alguien que sepa comer correctamente un simple fettuccine.

Oscar y Carlos intercambiaron una rápida mirada. No iba a ser tan fácil como pensaban.

[...]

Desde aquel fallido intento con Pierre, tanto Carlos como Oscar habían probado con varios conocidos más, pero siempre con el mismo resultado. Charles encontraba defectos en todos los chicos que conocía. Parecía que nadie le resultaba suficiente.

-Tal vez Charles no quiera un novio -dijo Oscar, recostándose en el pecho de su novio-. Tal vez deberíamos abortar la misión.

-Tienes razón -suspiró Carlos-. Creo que debería hacerme a la idea de que obtuve un dos por uno cuando comencé a salir contigo -bromeó, mirando divertido a Oscar.

-Por favor, dime que no te arrepientes de haber salido conmigo -respondió el australiano con un puchero en el rostro, tratando de seguirle el juego, aunque había un trasfondo de verdad en su pregunta.

-Por supuesto que no, solecito -respondió Carlos con sinceridad-. Toleraría a mil Charles si ese fuera el precio por ser tu novio.

Oscar sonrió, encantado, y se levantó del pecho de su novio para darle un suave beso en los labios.

-Te amo, Carlos -dijo con timidez.

-Te amo más, girasol -respondió el español, besándolo esta vez con más pasión.

-¡Eww! -exclamó Charles con disgusto, interrumpiendo el momento.

Oscar se apartó rápidamente, con las mejillas encendidas, sentándose a un lado de la cama para observar a su mejor amigo con vergüenza. Carlos rodó los ojos, pero imitó la acción de su novio, tomando la mano de Oscar mientras lanzaba una mirada de fastidio al monegasco.

-Deberían dejar de ser tan melosos, me va a dar diabetes de solo verlos -se quejó Charles, acercándose a la televisión frente a la cama para tomar el control remoto y sentarse junto a Oscar.

-¿Qué estás haciendo aquí, Charles? -preguntó Oscar con rapidez, interrumpiendo la sarcástica respuesta que Carlos parecía estar a punto de soltar.

-Mamá llevó a Arthur a sus clases de piano y no quería quedarme solo en casa -respondió Charles, haciendo zapping en Netflix.

-¿Por eso decidiste venir a mi departamento, que es apenas el cuarto de lavado de tu enorme mansión? -preguntó Carlos, irritado.

-¡Exacto! ¿Cómo voy a quedarme solo en esa gran casa? Podrían secuestrarme, o peor aún, un fantasma podría molestarme.

-Sí, debe ser fastidioso que te molesten -respondió Carlos con sarcasmo, recostándose perezosamente en la cama.

Oscar no dijo nada y solo se acomodó mejor entre Carlos y Charles, aceptando gustoso las gomitas que su mejor amigo había traído consigo.

-¿Y qué haremos este fin de semana? -preguntó Charles mientras ponía "play" a una serie coreana que Carlos tanto detestaba.

Carlos gruñó y se acomodó mejor en la cama. No vería la serie, pero aprovecharía para dormir una siesta mientras disfrutaba de las caricias que Oscar dejaba en su cabello.

-Es el cumpleaños de un amigo de Carlos, iremos a España un par de días -dijo Oscar, casi sin pensar, pero apenas terminó la frase, su rostro se llenó de pánico mientras volteaba a mirar a su novio.

Se suponía que no le dirían nada a Charles hasta estar en España, porque sabían que se auto invitaría. Oscar amaba a su mejor amigo, pero llevaban setenta y tres días seguidos viéndolo, un dato que Carlos le había proporcionado con precisión, y que sin duda lo afectó, pues extrañaba pasar tiempo a solas con su novio. Oscar no sabía en qué momento Charles se había convertido en el mal tercio de su relación.

-¿Iremos a España? -preguntó Charles emocionado-. ¿Por qué no me lo dijeron antes? Podría haber pedido el jet de mis padres. ¿Ya compraron los boletos? Creo que Arthur tiene millas o algo así... Esperen, este fin de semana mis padres no saldrán de la ciudad, podría pedírselos aún -añadió mientras sacaba su teléfono del bolsillo.

Carlos se levantó de su cómoda posición y le dio un guiño a Oscar. No habían invitado a Charles porque querían pasar tiempo a solas, pero había un detalle que ni Oscar sabía y que Carlos podía usar a su favor. Charles no soportaba al amigo que estaban por ver.

-No es el cumpleaños de cualquier amigo, es el cumpleaños de Checo -dijo Carlos, remarcando el nombre y viendo cómo Charles se detenía bruscamente en lo que hacía con su celular.

-¿Checo? ¿El mexicano fastidioso que me molestaba con su lagartija mascota en las vacaciones de verano? -preguntó Charles con desdén.

-Sí, Checo, mi mejor amigo -respondió Carlos con una sonrisa.

El español estaba convencido de que había ganado. No podía imaginar que Charles aceptaría volar hasta España por el cumpleaños de alguien que apenas soportaba.

Oscar también suspiró aliviado, pensando que por fin tendrían el tiempo a solas que tanto necesitaban.

-Ugh, dile al mexicano ese que no espere un obsequio de mi parte -dijo Charles, levantándose de la cama-. Conseguí el jet, ¿reservo también la habitación del hotel?

Carlos volteó a ver a Oscar, quien le devolvió una sonrisa tensa. Definitivamente no sería el fin de semana que habían esperado.

My boyfriend's best friend | CheclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora