La preparatoria Karasuno no sólo será testigo de los principios de sus estrellas, sino también será testigo de las historias de amor más raras pero bonitas de su existencia.
También quieres ser testigo?
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🏐Los personajes no me pertence c...
Pocos recuerdan la primera vez de su existencia. Y no, no hablo del milagro de la vida, hablo de la pasión. Muchos afirman que luego de descubrir ese algo que los aficiona, es como volver a nacer.
Para Shōyō Hinata fue algo parecido, la primera vez de su existencia fue ver un partido de voleibol a sus 12 años de edad, ver como el colocador logró darle un pase al número 10 fue emocionante. Pero, ver como aquel chico de rostro desconocido extendía sus alas y dando un gran salto, logró anotar un excelente punto.
Los ojos marrones del pequeño mandarina se agrandaron y brillaron como dos faros de luz, una brisa de verano bastante atrayente se restregó por todo su rostro.
«Y el pequeño gigante anota! Es impresionante! Lleva 5 puntos seguidos, el pequeño gigante de la preparatoria Karasuno es inigualable!» Fue lo que dijo el comentarista. En ese momento lo supo, no sabía cómo, pero sabía que había vuelto a nacer. Y lo que quería era continuar ese legado, ser el próximo: 𝘗𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘨𝘪𝘨𝘢𝘯𝘵𝘦.
Y así lo haría.
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Habían pasado 3 años y 3 meses desde que se propuso aquella meta, y no ha parado desde entonces.
—Shō-chan! Espera! —Pero no hacia caso, después de todo, se había preparado toda su existencia para ese momento. Nada lo pararía. Nada.
Fue ahí cuando lo vio, era enorme, increíblemente enorme. Inhalo el aire puro que emanaba el lugar como su fuera en libro recién comprado, cosa rara, ya que no le gusta leer.
—Huele a un libro recién comprado! —Ven? Sus mejillas se sonrojaron levemente mientras había un pequeño brillo en sus ojos marrones.
—Pero si a ti no te gusta leer! —Se quejó Kōji, uno de sus amigos, sin embargo no le dió importancia. Aunque, mentira no era.
—Shō-chan, cálmate. Creerán que eres de pueblo —Esta vez un pecoso llamado Izumi habló casi riendo, cabe recalcar que también estaba nervioso.
Hinata lo miró avergonzado. —Pe-pero nunca había estado en un torneo de verdad! ¡Por fin, tres, tres años...! —Su alegría era inmensa.
Sus amigos de secundaria lo sabían, a pesar de no tener la misma afición que su compañero de cabellera naranja, fueron testigos del largo trayecto de esos años; el esfuerzo inquebrantable que le puso Hinata para llegar a donde estaban. Era digno de admiración.
—Sí, te esforzaste mucho por esto —Decir que solo se esforzó queda corto, pero lo amerita.
El lugar estaba lleno de diferentes equipos de voleibol que participarían en la Junior High Athletics Meet. Cada uno en una sección diferente calentando, entrenando o simplemente charlando un poco antes de que los partidos empezaran. Sin duda esos 3 años y 3 meses valieron la pena pura, también a verse desvelado más de la cuenta o incluso no dormir por seguir queriendo mejorar; pero eso solo eran minorías. Ahora, solo queda mostrar en que se convirtió. Tenía miedo? Esa no sería la palabra que usaría, tal vez, emoción.
