[7] Plan de acción

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Todos se dispersaron cuando les pedí que esperaran. Era un caos de murmullos nerviosos y miradas confundidas. Necesitábamos estructura y, sobre todo, un plan claro. Hice señas a Yaoyorozu y Todoroki para que me siguieran hacia un rincón apartado del gimnasio. Sentía la presión en mis hombros, pero debía mantener la cabeza fría.

—Vamos a necesitar la comida de la cafetería —dije, con la voz firme—. Debe haber cajas con comida enlatada, además de carne, frutas y verduras. Si encontramos algún congelador portátil, sería lo ideal. No podemos dejar que la carne se eche a perder, y necesitamos aprovechar la luz mientras la tengamos.

Yaoyorozu asintió de inmediato, su mente ya parecía estar en marcha. Todoroki, siempre sereno, mantuvo una expresión calculadora.

—Formemos un equipo de recolección —sugirió Yaoyorozu, frunciendo el ceño levemente—. Shoji, Sato y Kirishima deberían encargarse de mover las cajas. Todoroki debería acompañarlos en caso de que encuentren algún infectado.

—Estoy de acuerdo —respondió Todoroki, con su tono calmado habitual—. Si no encontramos congeladores, podré mantener la carne congelada con mi hielo durante un tiempo.

Me crucé de brazos, tratando de visualizar los pasos que necesitábamos dar. Si podíamos asegurar una buena cantidad de comida, podríamos enfocarnos en otras tareas prioritarias, como reforzar el gimnasio y, eventualmente, expandir nuestro refugio hacia otros edificios.

—Moveremos todo lo que podamos con rapidez —añadí—. La comida es crucial, pero después necesitaremos asegurarnos agua potable y medicinas. Reforzar el gimnasio es prioridad, pero una vez estemos seguros aquí, deberíamos considerar ampliar nuestro rango. Quizá el siguiente paso sea asegurar el acceso a la enfermería.

Yaoyorozu asintió, su rostro reflejaba concentración. Sabía que tenía en mente maneras de optimizar todo lo que recolectáramos.

—Yo iré también —anuncié, viendo cómo Todoroki y Yaoyorozu me miraban con sorpresa—. Si hay algún peligro, es mejor que esté allí. Puedo reaccionar rápido con mi don, y entre Todoroki y yo podremos cubrir cualquier eventualidad.

Todoroki asintió tras pensarlo un momento, y Yaoyorozu no mostró objeciones. Sabían que, aunque mi presencia añadía más riesgo, también significaba un seguro extra en caso de que nos enfrentáramos a más infectados.

—¿Qué hay de las heridas de Bakugo? —preguntó Todoroki, volviendo su atención hacia mí—. Si empeoran...

Mi mente volvió a la batalla de ayer. Kacchan seguía herido por el proyectil que lo alcanzó en el pecho, pero seguía consciente. Era una herida dolorosa y, aunque ya no era tan fea por fuera, necesitábamos asegurarnos de que recibiría el tratamiento adecuado antes de que empeorara.

—Lo primero es la comida, después iremos a por los suministros médicos —respondí, con decisión—. No podemos permitir que se debilite más. Además, no sabemos si habrá más infectados cerca. No podemos quedarnos sin estar preparados para lo que venga.

—Podríamos asignar a Iida también —añadió Yaoyorozu—. Su velocidad nos ayudará a movernos más rápido. Y tal vez Mineta pueda encargarse de las entradas, reforzarlas mientras tanto.

—Si nos encontramos con más infectados —interrumpió Todoroki, su expresión se volvió más seria—, no debemos enfrentarlos. Lo mejor será evadirlos.

Asentí. Teníamos que ser realistas. No podíamos arriesgar la vida de alguno de nosostros.

—De acuerdo —respondí—. Esquivar primero, atacar solo si es necesario. Shoji, Kirishima y Sato no deben ser arriesgados.

Héroes entre los MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora