Capítulo 3: La Desilusión

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Cuando Juan supo del embarazo, prometió que se haría cargo. Ximena, más que por el embarazo, quería verlo a él. Anhelaba recuperar a ese Juan que había conocido, pero algo había cambiado desde la primera vez que volvieron. Ya no era el mismo Juan, ya no era su Juan.

Pasó un año y Ximena dio a luz a su hijo. La alegría del nacimiento se vio empañada por una profunda depresión posparto. Ximena no se sentía cómoda con su cuerpo, y la inseguridad la consumía. Lo único que la consolaba eran las palabras de Juan: "Eres única". Ximena amaba a Juan con todo su ser, pero él no la amaba con la misma intensidad, o al menos no como decía hacerlo.

Ximena confiaba plenamente en Juan, pero un día cometió el error de revisar su teléfono. Lo que encontró la destruyó. Mensajes de otra mujer, palabras que nunca le había dicho a ella. "No la conozco", dijo Juan entre lágrimas, y Ximena, queriendo creerle, lo perdonó. No se fue a la segunda, como siempre había prometido que haría.

Con el tiempo, Ximena intentó reconstruir su confianza en Juan, pero las dudas siempre estaban presentes. Juan le reprochaba constantemente por no confiar en él, pero de alguna manera lograron que la relación funcionara, o al menos eso parecía. Ximena, poco a poco, volvió a confiar, o eso quiso creer ella.

Juan tenía que viajar frecuentemente por trabajo, a veces hasta por un mes. Ximena entendió, pero fue un grave error. Según las propias palabras de Juan, le fue infiel desde que empezó a viajar. Ximena se enteró de esto años después. En realidad, nunca volvió a confiar plenamente en él, solo aprendió a vivir con esas ideas, o como decía Juan, "las películas que se montaba".

Finalmente, Ximena decidió dejar a Juan por tercera vez. Esta vez, estaba decidida a que fuera la definitiva.

Miradas CruzadasWhere stories live. Discover now