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' 守る
𝕰𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝕱𝗹𝗲𝗰𝗵𝗮𝗱𝗼
El sonido áspero de la tos resonaba en las paredes del pequeño baño, interrumpiendo el silencio de la mañana. Rei se sujetaba del borde del lavabo, inclinado hacia adelante, mientras trataba de recuperar el aliento. Su cuerpo se sacudía con cada espasmo, como si intentara expulsar el dolor que llevaba dentro. El frío del azulejo bajo sus pies contrastaba con el calor que sentía en la garganta, quemándole por dentro.
El espejo frente a él le devolvía una imagen que no quería ver: pálido, con ojeras profundas y los labios entreabiertos en un intento desesperado por respirar mejor. La enfermedad, esa constante en su vida, parecía más presente que nunca. Los días buenos se habían vuelto escasos, y las recaídas, más frecuentes. El ataque de tos no era algo nuevo, pero cada vez que ocurría, lo dejaba más agotado, más débil.
Finalmente, después de unos minutos que parecieron horas, la tos comenzó a ceder, y Rei se apoyó contra la pared, jadeando. Se sentía mareado, su visión se nublaba un poco, pero no quería asustar a su madre. Se limpió la boca con el dorso de la mano, descubriendo pequeñas manchas de sangre en sus dedos. El terror lo atravesó por un segundo, pero lo escondió rápido, como había aprendido a hacer con todo lo que le preocupaba.
"No ahora", pensó. No podía permitirse desmoronarse, no cuando su madre ya estaba lo suficientemente preocupada. Intentó calmarse, respirar profundo, aunque el peso en su pecho seguía presente. Se enjuagó la boca, quitándose cualquier rastro de sangre antes de que alguien lo notara. No quería que su madre supiera cuánto peor se estaba sintiendo.
