LEONLUCERO
Seguía resonando la punta de la pluma una y otra vez contra el documento que tenía frente a ella mientras lo miraba fijamente con indiferencia, tal parece que quería abrir un agujero en el, pero lo único que estaba consiguiendo era una gran mancha de tinta y ponerme los nervios de punta. Aquel sonido en el silencio de la sala era desesperante, sentía que en cualquier momento iba atacarme.
-¿No estas durmiendo bien?
-Si lo hago. -Me tense sobre la silla al escuchar su voz rompiendo la tensión.
-Entonces tu dama.
-Eva no tiene la culpa. -Levante la cabeza rápidamente para mirarla a los ojos. Ella detubo finalmente la pluma y la dejo caer sobre el papel, se inclinó hacia delante y apoyo los codos en el escritorio dándome una vista más clara de su rostro. Madre era una mujer hermosa, la más bella que yo jamás había visto, ojos verdes esmeralda afilados, cabello negro brillante que ondeaba a su alrededor, piel blanca que contrastaba perfectamente con sus carnosos labios rojos, alta, de pechos grandes, y cintura de reloj de arena, la joya más perfecta del reino. Muchos morían con solo escucharla respirar delante de ellos, yo también lo hacía, pero de miedo.
-Eva no tiene la culpa. -Repetí en un tono más bajo y tembloroso al darme cuenta de lo abiertos que habían quedado sus ojos ante mi interrupción, y apreté con fuerza la tela del vestido sobre mis piernas. -Anoche me quede despierta hasta tarde leyendo un libro de historia.
No respondió, sus ojos me amenazaban con cortar mi garganta mientras frotaba sus dedos analizando mi comportamiento. Se levantó de su asiento y con pasos lentos comenzó a rodearlo mientras su mano se deslizaba por la madera del escritorio.
-Supongo que no te basta con los libros que lees en tus horas de estudio. -Se colocó a mi espalda y yo no podía ni respirar, mis hombros se tensaron cuando sintieron sus fríos dedos apartando el cabello de mi espalda dejando mi nuca descubierta.
-¿Debería de alargar tus lecciones para que puedas disfrutarlas más?
-No. -Conteste sofocada.
-Mi pequeña leon. -Lo odio. -Tu madre no puede dejar pasar por alto esta falta. ¿Lo entiendes? -Sentía su respiración en mi nuca. -Sabes que esto me duele más a mí que a ti. -No dijo más, sentí sus garras arañándome el cráneo, cerrando su puño en mi cabello y tirando de mi cabeza hacia atrás para que pudiera mirar esos ojos mortales que estaban sobre mi cara, no podía protestar, no podía ni si quiera dejar de temblar.
-No puedes hacer lo que te plazca lo entiendes. -Trate de asentir puesto que no podía ni hablar, pero su agarre era tan fuerte que apenas podía gesticular, y siguió llevando mi cabeza hacia detrás, casi como si quisiera partirme en dos, mientras mis manos se aferraron a los bordes de la silla con fuerza.
-Madre, por favor. -Logre pronunciar letras entre lágrimas y temblores de mis labios. -No. -Respira. -No lo volveré hacer.
Con un fuerte empujón que me proyecto hacia el escritorio libero mi pelo, de no poner las manos delante me estampaba contra la madera, mi cabello desordenado callo hacia delante, había destrozado prácticamente la trenza que Eva me había hecho. Una breve ojeada hacia su mano me hizo ver como colgaban hebras de sus uñas.
-Ya sé que no lo volverás hacer, esta vez solo te daré una advertencia mi tesoro. -Volvió acercarse tomando mis hombros y enderezándome delicadamente sobre la silla. Intente frenar las estúpidas lágrimas y calmar mi respiración. Ella comenzó arreglar los mechones de mi cabello zafados, tejiendo nuevamente la trenza.
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La Sangre del León
FantasyLa muerte será una condena o la salvación.🗡️ Cuando toda tu realidad es una trampa, la persona que amas no es quien dijo ser, no va a cumplir su promesa. ¿Es seguro seguir ahí? Seguimos la historia de Lion, nuestra pequeña princesa que vive encerra...