Rosa Marchita

_No° UNO_

- Rus, ya llegué, lamento la demora pero ya sabes, tuve que cuidar a mi mamá hasta que se durmiera - Dejó su sudadera en el sofá, y al no escuchar respuesta volvió a hablar - Traje tú... Gelatina que te gusta, pero ahora no le puse tanto vodka

Al seguir sin escuchar respuesta decidió buscar si estaba su amigo, reviso en la cocina y no, subio a la segunda planta, reviso la oficina, donde normalmente esta trabajando, pero no lo encontró, así que fue a su ultima opción a su habitación, se sorprendió mucho al tampoco encontrarlo, estaba a punto de irse hasta que escucho la regadera.

- Rusia, ya llegue, ¿ya acabaste de bañarte? - no recibió respuesta alguna, cosa que lo preocupo y entro sin importar cómo lo encontraría - Ah...¿Pero que mandarinas haces?

- Creí que la rosita necesitaría agua de lluvía, pero no ha llovido en estos días, así que finjo que la regadera es lluvia. - explicó tranquilamente mientras abrazaba la maceta donde estaba la rosa

- Si, bueno... Es una muy linda y tierna acción pero hay muchas contras, en primera, no creó que el agua de regadera se asemeje a agua de lluvia - cerro la llave haciendo que el agua parase - en segunda, no deberías estar con ropa... Que raro. Y en tercera el agua estaba helada, la rosa necesitaría al menos agua tibia y tú también te vas a enfermar...

- Yo le doy lo que rosa pide - sonrió levemente y vio a México - No le puedo negar nada.

- Ay Rusia, vamos, sal de ahí, deja a la rosa de nuevo en su sitio, vístete y podrías bajar para prepararme unas fresitas con crema - sonrió - Se me antojaron en el camino.

- Claro que si Mex. Te las prepararé.

Después de un rato, ya ambos se encontraban en la cocina, Rusia con un mandil y preparando la comida, mientras que México estaba sentado en la mesita que estaba ahí, platicandole todo lo que habia pasado en su día. Ambos habían sido amigos desde hace años... Tenían tanta confianza que se platicaban todo, inclusive los temas más delicados, claro que esos temas se dejaban para otra ocasión, y Rusia lo sabía muy bien, pues sabía que a México no le gustaban, solo queria hacerlo Féliz.

- Y por eso le aventé su pinche dinero a la cara, fue grosero si, pero al menos no me despidieron - sonrió levemente, mientras veia a Rusia - Y tú... ¿Que tal te fue? Digo... Si no quieres hablarlo esta bien, podemos seguir con-....

- Si fuí a visitarlo... - interrumpió al pequeño - Nada relevante... Ahí estaban Kazajistan y Bierlorrusia cuidándolo, no me necesitaban.

- Eres su hijo, y el mayor, claro que te necesita... - habló el mexicano casi en murmuro, tan rápido habían llegado a los temas delicados - Además, solo fuiste un rato y vas una vez al mes..

- Por eso y más lo digo, no me necesita, además... Tampoco le interesa mucho verme.... Lo sabes - apago la estufa y sirvió la comidas en unos platos - No se ni por que me esfuerzo....

- Rus... No te pongas triste... Por que no mejor después de comer vemos una película o-....

- Quédate a dormir conmigo - agarro la mano de México y lo miro fijamente a los ojos.

- a chin-... Eso lo dejamos de hacer cuando cumpliste 14 años. - río un poco.

- Si, ya que tú mismo dijiste que ya no podíamos hacerlo.

- Si wey, ya tenia 20 años, no mames, cómo me vería si dormía con un chamaco de 14 años? - intento safar su mano del agarré de Rusia pero esté se aferró más - y eso me tarde por que desde que tenías 12 años debimos de dejar de hacerlo.