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Terminé de hacer todos los pendientes que tenía así que me puse a cocinar un poco de pasta con pollo para después servir dos platos y salir de mi departamento para ir con mi novio tocando su puerta esperando a que abriera pronto.

Abrió la puerta.—hey, hola preciosa. — sonrió observando la comida para después verme a los ojos.

—Hola.—me encogí de hombros. — terminé de hacer mis cosas y cociné un poco, así que decidí venir a comer contigo. — extendí los platos hacia él.

—No te hubieras molestado, —suspira— pero ven, pasa. — se hizo a un lado dejándome pasar al lugar.

—¿Dónde quieres comer? ¿En la cocina? ¿En la sala? ¿En la habitación?— pregunté ansiosa para dejar ya los platos.
La comida aún está caliente y siento que me quema levemente las manos.

—Vamos a la cocina. — hizo una seña con su cabeza hacia el lugar.

Caminé hacia allá colocando los platos en la mesa para sentarme en una silla, observando como él saca dos sodas de la nevera.

—¿No tiene pimienta?— me preguntó entregándome la soda.

—No, se que te puede causar alergia aveces.—tomé el envase abriéndolo.

—uhm, me conoces bien. — sonrió sentándose enfrente de mí.

—conozco bien a mi novio.— le mandé un beso para después soltar una pequeña risa.

El negó con la cabeza. —Veremos si mi novia sabe cocinar. — tomó el tenedor envolviendo la pasta en éste.

—Claro que losé. — respondí indignada, observando como se lleva la comida a la boca.

Terminó de comer lo poco que se llevó a boca y me miró a los ojos haciendo una mueca. — Está algo salado.

—¿Que? No.— rápido comí un poco de pasta saboreandola unos cuantos segundos para después tragar. — Está perfecta para mí, puedes ponerle ketchup para quitarle lo salado o alguna salsa.

Jiwon soltó una carcagada. —Tranquila, solo lo decía de broma, está delicioso, amor.

Tomé una servilleta haciéndola puño para aventarsela en el pecho. —¡Oye! Que mala broma.— rodé los ojos.

—Ya amor, está delicioso. — hizo un puchero haciéndome suspirar, para volver mi mirada hacia el plato para seguir comiendo.

Él también siguió comiendo hasta que habló ya que el silencio se había vuelto con un poco de tensión. —Ya casi empieza el show, puedes irte cuando termines de comer.

—No me iré, te esperaré, quiero dormir contigo está noche.— respondí terminandome la comida, para después mirarlo a los ojos.

—No me gusta que estés aquí cuando hago transmisiones.— soltó con un poco de frustración en su voz.

—No me importa, no haré ruido.— cruce mis brazos.

Suspiro y se levantó de la silla caminando hacia mí quedando frente a frente. —¿Me lo prometes.

Levanté mi mirada observándolo y asentir con la cabeza. —Lo prometo. — sonreí de forma inocente.

—Siempre te sales con la tuya, pequeña.— dejó un beso en mi cabeza. — iré a preparar todo, recuerda no hagas ruido, puedes leer un libro o irte a tu departamento si quieres.

—Me quedaré aquí, tranquilo. — me levanté quedando frente a frente, aún mirándolo a los ojos.

—Hablaré de una pequeña conejita de lindas tetas.— dejó un beso sobre mi mejilla para después irse de la cocina hacia la habitación de las transmisiones, lugar donde me tiene prohibido entrar.

La sumisa de BJ Alex. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora