Capítulo 2

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Mi despertador está sonando; divago entre posponer la alarma  unos diez minutos más o levantarme para no llegar tarde.

No he dormido como quería, pero si llego tarde, Marce hará una pataleta y no quiero sus gritos el primer día de clases.

Tiro de mis pies al piso perezosamente, me dirijo al baño, dejo que el agua tibia de la mañana me despierte de la nube de sueño que ronda por mi cabeza. Salgo envuelta en la toalla, abro el closet y no sé qué ponerme.
Tomo unos jeans negros y un suéter blanco, mis converse negras y estoy lista.
En el tocador, me miro en el espejo y paso los dedos para desenredar los rizos que tienen aspecto de salir corriendo de una jaula.

En la cocina tomo una taza de café, no quiero dormirme en el transcurso del día.
De vuelta al tocador con la taza, puedo seguir; tomo un poco de polvo compacto y deslizo la brocha por mis mejillas, frente y nariz, algo de rímel para mis grandes ojos color café. Pellizco mis pómulos para un toque de rubor natural.

Tomo un delgado abrigo negro y me lo pongo sobre el suéter. Aún es temprano y la mañana está fresca; cierro la puerta del departamento y justo cuando voy a arrancar la moto, suena el celular, es mi madre.
-Hola mamá
-Hola Anabelle, espero que te vaya muy bien en tu primer día de clases.
- Gracias mamá, ¿cómo sigue mi papá?
-Ya sabes Anabelle, los doctores hacen lo que pueden, ayer aquí en Alemania amaneció el día súper frío, ¿cómo está todo allá Boston?
-Hace frío ma, pero no tanto, saludos a papá, dile que lo amo.
-Vale Belle, que tengas buen día.

Cuelgo, antes de seguir, cierro los ojos y tomo un gran respiro.

Arranco la moto y tomo un atajo para llegar lo antes posible a la Universidad, si llego tarde, Marce me mata.
Al llegar, estaciono mi moto donde habitualmente lo hacía el año pasado. Camino por los pasillos, buscando la clase de Matemáticas, busco en mi bolso el horario de clases para asegurarme cuál es el salón y se me caen mis llaves, me agacho a tomarlas, cuando las tomo hay otras manos a punto de tomar las llaves también.
-Oh, Gracias ya las tengo- digo mientras guardo las llaves.
-Pero mira quién es, la despistada jaja- ya había escuchado esa fastidiosa sonrisa. No puede ser.

- Hola Anabelle -me saluda
-Hola- digo- Y no soy tan despistada, solo son unas llaves.
-Un día se te caerán y no estaré ahí para dártelas- dice moviendo su ceja izquierda muy extrañamente.
-Que engreído eres- digo- Esta vez las he tomado yo.
- Tienes toda la razón guapa, ¿a qué clases vas?
-¿Qué te importa?- le respondo y seguido me río
- ¿Siempre eres así?- dice algo confuso.
-No, pero con personas como tú, sí -entrecierra sus ojos y pregunta.
-¿Personas como yo?, ¿qué te he hecho?
-Es que me hablas como si me conocieras, no me gusta que se pasen de confianzudos personas que solo sé sus nombres.

El chico vuelve a sonreír.
-Me encantas

Pongo los ojos en blanco, o sea que le ocurre a este tipo.

-A mi no me vengas con eso. - me marcho.

A unos cuantos salones esta Marcela con unas amigas.

-Hola, ¿cómo están? -pregunto.
-Nosotras bien, pero cuéntanos, ¿dónde has conocido al chico nuevo?- dice Erin
-Está guapísimo, me han dicho que viene de New York, y que su cabello rubio es natural -responde Lisa casi babeando.
- ¿De qué hablan? No lo conozco, es decir, solo sé su nombre, y que es un necio presumido- les contesto.
-Belle, me dijeron que Aaron era todo un galán en su antigua universidad -me dice Marce.
-Pues podrá ser todo lo guapo, apuesto, popular y todo lo que les dijeron; que por cierto aquí las noticias vuelan, ¿cómo es que ya saben todo eso sobre él?, bueno como les decía, el tipo es un presumido, no me cae para nada bien.

Las chicas refunfuñan un poco pero ya es hora de entrar a clases.

Después de tres largas horas escuchando a los profesores hablar de ser responsables y que nuestro futuro está en nuestras manos, vamos a la cafetería y nos sentamos en una mesa larga con otros amigos.

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⏰ Última actualización: Apr 24, 2020 ⏰

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