Las Anomalías Se Terminan Encontrando

la chota y la camioneta.

Tras apenas llegar a una relativa paz entre los 6 personajes principales de esta hermosa historia, cada quien trataría de tomar su lugar tranquilamente por la casa. Jeff evitaría acercarse a Liu porque era consciente de que éste último querría hacer lo posible por destruirlo. Liu estaría revisando en el refrigerador y alacenas de la cocina, los posibles ingredientes que podría utilizar para la comida.
Jack estaría prácticamente siguiendo a todas partes a Tere, quien estaría revisando y desempacando sus cosas que llevo al campamento.
Ada estaría revisando con la vista a qué nadie más se robara su licor mientras que Zara había subido a su cuarto para bañarse y cambiarse, ya que recordemos que estuvo mucho rato con su ropa enterregada, manchada de sangre y con un notable rostro de haber dormido poco.

Ya que estuvieron un par de horas tranquilos, el ruido de un vehículo se haría notar en el amplio y solitario espació entre la cabaña de los vecinos y la propia, haciendo que las chicas se asomarán para ver ¿Quien había llegado a la zona? No tan grata fue su sorpresa al ver una patrulla estacionandose cerca del vecino de en frente.

—Vete a la chingada, es la chota. —dijo con angustia la ahora limpia morena, mientras se alejaba de la ventana.

—¿Será que los vecinos escucharon el caos? —pregunto la más alta con algo de preocupación.

—No creo que logren alcanzar a escucharnos, la casa es de muros muy gruesos y están relativamente lejos. —comento la morena de pelo corto mientras miraba a sus alrededores.

—No se, igual y solo están haciendo rondines con respecto a la investigación de la gente desaparecida. —argumento la de ojos enormes, con un tono más tranquilo mientras volvía a asomarse por la ventana de la sala, moviendo la cortina para ello.

—Puede ser eh... —contesto la rizada.

Ahí tanto Ada y Tere mirarian como después de hablar un poco con su vecino de en frente, el par de policías serían indicados por el hacia la casa, y la pareja se subió nuevamente a su patrulla, despidiéndose del vecino y conduciendo ahora hacia la cabaña de nuestras señoritas.

—No mames, vienen para acá

—¿¡Que!? —exclamo muy preocupada la morena de ojos bicolor. Para después mirando a los hombres en la sala decir sin gritar pero con el mismo tono —¡Escondanse!

El ojiverde obedecería, viendo donde podría ocultarse, sin embargo el hombre de la sudadera se quedaría en el sofá, simplemente mirándola de reojo, a lo que ella reaccionaria corriendo escaleras arriba en busca de una sabana o algo que pudiera tapar al cabrón ese.
Mientras tanto, Ada y Tere tratarían de prepararse mentalmente para la posible conversación con los oficiales, como siempre, la morena de ojos enormes era la más social, así que sabía que como tal, era su "deber" en este hogar encargarse de esa situación, lo cual es gracioso que pensando en que es la que tiene el inglés menos fluido de las 3.

Mientras que nadie miraba el quemado miraría al payaso y muy tranquilo se señalaría a su rostro con sus manos a lo que el payaso con una sonrisa asentiría en silencio y tras chasquear los dedos, la apariencia de los dos había cambiado por completo, de hecho, de los 3, pero el de la bufanda a rayas al estar escondido, no era consciente de ello. Jack ahora mismo lucía como un caballero ingles de clase obrera del siglo pasado, si muy alto pero de largo cabello pelirrojo y sus ojos eran azules, no llevaba nada de maquillaje, como si de un humano extraordinario se tratara.
Y Jeff, sería un hombre de mandíbula prominente, labios grandes y rosados, sus párpados completos que le permitían cerrar los ojos, unas cejas pobladas y gruesas, el color de sus ojos se veía aún más intenso y sus pestañas enmarcaban hermosamente su mirada, además de que la línea de su cabello iniciaba bastante más abajo, ahora era bastante visible todos los estragos que había generado en el ese accidente que lo quemo.
Zara, al bajar casi cayéndose de las escaleras por tener una cobija que le limitaba la visión a los escalones, al bajar  escucharía como tocaban la puerta, cosa que la apresuró aún más al sofá para tratar de cubrir al hombre, que al verlo quedó en shock, no estaba entendiendo nada, miraría al pelirrojo y ahora entendía menos simplemente dejando la cobija en el sofá, quedando en completo silenció mientras trataba de procesar la situación.